Un estudio revela que la vida bajo el hielo es vibrante, compleja y sorprendentemente activa
La temporada baja para los ecologistas que estudian los lagos es en invierno, ya que resulta difícil, incluso peligroso, mirar bajo el hielo, y estos expertos pensaban que, de todos modos, las plantas, los animales y las algas no hacen mucho en la oscuridad y bajo el frío. Sin embargo, un equipo internacional de 62 científicos que evalúan más de cien lagos ha concluido que la vida bajo el hielo es vibrante, compleja y sorprendentemente activa.
Sus hallazgos revelan la dificultad de comprender los sistemas de agua dulce a medida que el cambio climático calienta los lagos de todo el planeta. «A medida que las estaciones de hielo se están acortando en todo el mundo, estamos perdiendo hielo sin entender de manera profunda lo que estamos perdiendo», advierte la investigadora Stephanie Hampton, profesora de la Universidad Estatal de Washington (WSU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos.
«Los alimentos para los peces, los procesos químicos que afectan a su oxígeno y las emisiones de gases de efecto invernadero cambiarán a medida que el hielo retroceda», alerta la autora principal de un estudio que se detalla en un artículo publicado en la revista ‘Ecology Letters’.
«Un lago no se duerme cuando está cubierto con una capa de hielo y nieve –añade Liz Blood, directora del programa de la División de Biología Ambiental de la Fundación Nacional de Ciencias, que financió la investigación–. Aunque las bajas temperaturas y los niveles de luz del invierno pueden llevar a la vida del lago a un modo más lento, las algas y el zooplancton siguen siendo abundantes».
«¿Qué pasará si la cubierta de hielo del lago disminuye a medida que se calientan las temperaturas? -plantea esta experta–. Estos resultados son un paso significativo a la hora de entender cuáles pueden ser cambios de gran alcance para los ecosistemas de los lagos».
La productividad en invierno supera la de verano en algunos lagos
El agua dulce es fundamental para la sociedad, ya que se utiliza para beber, fabricar, producir energía, regar y pescar, es decir, que se trata de una fuente proteica particularmente importante en el mundo en desarrollo. Se espera que el calentamiento global cambie lo que valoramos el agua dulce, según encontró un estudio coescrito por Hampton el año pasado sobre el calentamiento de los lagos alrededor del mundo.
El nuevo trabajo revela que lo que sucede en el invierno puede tener un efecto sustancial en lo que ocurre durante el resto del año, sobre todo en los lagos que permiten la entrada de una gran cantidad de luz solar, estimulando el crecimiento de algas y zooplancton en la parte inferior del hielo. Estos a su vez sirven como fuentes de alimento para los peces al comienzo de su temporada de crecimiento.
«En algunos lagos donde el hielo es realmente claro y no hay mucha cubierta de nieve, puede haber mucha fotosíntesis y mucha productividad», explica Hampton, que tiene una amplia experiencia estudiando el lago Baikal en Rusia, el lago más profundo del mundo. «Así que hubo algunos lagos en este estudio donde la productividad en invierno realmente superó la productividad que se vería en verano», destaca.
Hampton señala que sus colegas rusos han visto «un pequeño microecosistema único» bajo el hielo, con filamentos flotando desde el subsuelo. «Es interesante pensar en estos lagos que reciben mucha luz a través del hielo -dice–. Los investigadores rusos que pasan mucho tiempo en Baikal nos recuerdan que cuando tienes hielo, tienes un nuevo hábitat, puede ser un vasto hábitat que se extiende por todo el lago».
Los biólogos marinos han documentado un papel clave del hielo marino en el sustento de las redes alimenticias polares. «Bajo el hielo marino, se ve el crecimiento de los alimentos más altos en ácidos grasos beneficiosos y contribuciones tan altas como el 30 por ciento de la productividad anual total», calcula Aaron Galloway, coautor del Instituto de Biología Marina de Oregón, en Estados Unidos, que era postdoctorado en WSU cuando comenzó el estudio. Pero hasta esta investigación, los científicos de agua dulce «no fueron capaces de hacer ningún tipo de estimaciones como ésta en absoluto», agrega Hampton.
El cambio climático afecta a las características del hielo
Las investigaciones de los cuerpos de agua dulce congelados eran demasiado irregulares. El Grupo de Ecología del Plancton de la Sociedad Internacional de Limnología, que ha sido muy influyente en la ciencia acuática, ha desarrollado un modelo teórico de lagos que incorpora la interacción de plancton, nutrientes, temperaturas y una combinación, y en 2011 dijo que, en efecto, se estaba pasando por alto el invierno. «Fue una declaración bastante fuerte sobre lo poco que sabemos sobre el invierno», reconoce Hampton.
Así que ella y sus colegas ecólogos que estudian los lagos reclamaron datos a una lista de colegas profesionales y recibieron 140 respuestas de investigadores con medidas de diversas condiciones invernales, como niveles de plancton y nutrientes, que podrían compararse con los valores de verano. Sus hallazgos variaron mucho, a menudo dependiendo de si un lago estaba cubierto con hielo claro o cubierto de nieve que bloqueaba la mayoría de la luz.
«En algunos casos, sabemos que el zooplancton bajo el hielo es realmente importante para sembrar las poblaciones que brotarán en verano y crecerán para ser más abundantes», describe Hampton. En otros casos, puede haber algas que consumen grandes cantidades de nutrientes bajo el hielo, por lo que las algas de verano tienen menos para su propio crecimiento.
No obstante, el cambio climático está a punto de introducir otra serie de consideraciones. «Una serie de cosas están cambiando con el cambio climático, que realmente afecta a las características del hielo en sí», dice Hampton. Por ejemplo, la temporada de hielo puede ser más corta; puede haber menos nieve, lo que permitirá que entre más luz, o puede haber más lluvia durante la formación de hielo, haciendo que el hielo esté más turbio.
A su juicio, predecir estos cambios, «no será sencillo», pero considera que los científicos del lago necesitarán cambiar su actuación durante el invierno. «En general, este estudio nos dice que los limnólogos ya no tienen ninguna temporada baja –apunta Hampton–. No más tiempo muerto, especialmente porque estamos perdiendo hielo muy rápidamente».
Fuente: Europa Press