Mujeres se lanzan a los mares mexicanos para proteger su biodiversidad
Ya sea cuidando a las tortugas en la playa o monitoreando a las especies en el fondo del mar, cada vez más mujeres activistas se involucran en actividades que antes sólo realizaban los hombres
En México hay muchas mujeres dedicadas a cuidar y defender las costas y océanos, tarea que implica tiempo y vocación, afirman quienes llevan años siendo vigías de las aguas y de los animales que sufren embates de la naturaleza y del ser humano.
Marlene Gutiérrez, defensora de las tortugas ante la violencia en Sinaloa, y Elba López, la sirena de Isla Natividad, en Baja California Sur, que impulsa la ciencia entre mujeres, son dos defensoras de los océanos que recientemente recibieron el reconocimiento Rostros del Medio Ambiente Océanos 2024, entregado por la revista Causa Natura.
“Si los saqueadores nos ganan el nido o ven primero a la tortuga cuando nosotros nos acercamos en la cuatrimoto, ellos la voltean y la abren, la apuñalan para sacarle los huevos rápido y la dejan ahí toda herida y nosotros ya no podemos hacer nada por ella”, esta es una escena que Marlene Gutiérrez ha visto más de una vez en la playa de Celestino Gasca, Sinaloa, estado que desde hace años es identificado como foco de violencia.
A pesar de ello, junto a un equipo de personas, entre ellas su esposo, realiza una labor que involucra no sólo el salvamento de especies, sino también la educación ambiental y la concientización. Ya son 20 años como protectora del santuario tortuguero de Playa Ceuta, en el municipio de Elota.
El inicio de temporada de tortuga marina es de junio a diciembre. Marlene relata que un día normal para el campamento de Celestino Gasca comienza por la noche, cuando hacen el primer recorrido, hasta el amanecer. Su trabajo es en dos turnos: 20:00 a 01:00 y de 01:00 a las 6:00 horas, cuando recorren alrededor de 20 kilómetros.
“Bajamos a la playa, tomamos datos con GPS para ubicar el lugar y hacer el recorrido. En una cuatrimoto vamos registrando todo lo que vemos en la playa y si vemos una tortuga marina, esperamos a que empiece a desovar y tomamos sus medidas, largo y ancho de caparazón, buscamos si no tiene alguna marca o arete, como le llamamos nosotros, para identificar si las tortugas fueron registradas en otro campamento y así saber qué recorrido lleva”, detalla sobre su labor.
En una cuatrimoto vamos registrando todo lo que vemos en la playa y si vemos una tortuga marina, esperamos a que empiece a desovar y tomamos sus medidas
Ya que recolectan los huevos, los llevan al campamento tortuguero, donde tienen cuartos de incubación y refugio. Después de 45 días, las tortugas bebés rompen los cascarones y es tiempo de liberarlos.
Marlene cuenta que el trabajo del campamento implica monitoreo no sólo de tortugas, sino también de otras especies, así forman una red de vigilancia en la playa. El monitoreo lo hacen cada 15 días, en sus recorridos encuentran tortugas, ballenas, aves y otros animales cuyos hallazgos se registran.
La Playa Ceuta no es la misma de hace 20 años, las mareas son más altas y ya se comieron una parte del mangle, la playa cada vez es más corta, ya no hay nopaleras silvestres. A la par del estado de Sinaloa, lo que cambió en la zona también fue la inseguridad, expuso la activista.
“Con la recolección, nosotros hacíamos todo el monitoreo de tortugas de noche; pero ahora lo cambiamos por el día, por la inseguridad (…) Cambia mucho porque nosotros, al hacerlo de día, no podemos obtener mucha información, ése es otro problema, porque no sabemos de dónde vienen esas tortugas, si tenían arete, si alguien las marcó, son datos que nos sirven mucho, porque así sabemos su edad y en qué tiempo empezaron a poner”, dice.
Los huevos, los llevan al campamento tortuguero, donde tienen cuartos de incubación y refugio. Después de 45 días, las tortugas bebés rompen los cascarones y es tiempo de liberarlos.
Señala con tristeza que en la localidad de Ceuta persiste la creencia de que los huevos de las tortugas son afrodisíacos, por lo que los saqueos son para venderlos. Aunque lo han denunciado, están conscientes de que es un problema que a veces sale de las manos de ellos y del personal de la Procuraduría Federal de Medio Ambiente (Profepa).
En la localidad de Ceuta persiste la creencia de que los huevos de las tortugas son afrodisíacos, por lo que los saqueos son para venderlos
Cada vez, detalla, hay menos saqueadores, pero ahora son más agresivos. Antes, el saqueo de huevos era una cuestión cultural y de economía familiar, ahora roban los huevos para venderlos o a cambio de droga.
“A veces me pongo a llorar, porque son seres que no se pueden defender y nosotros tratamos de hacer lo más que podemos. A veces pienso que no vamos a lograr nada y me dice nuestra directora regional de la Conamp (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) que con un solo nido salvas vidas que se van sumando y que al final, cuando entregamos resultados, vemos que son miles de tortugas las que salvamos”, señala.
El trabajo que realiza con su esposo se extendió a sus hijos, quienes le ayudan en los monitoreos y en la salvación de los huevos. Los dos mayores son biólogos y el más chico, un joven de 18 años, le ayudó el año pasado a sembrar los huevos. Los ve en un futuro continuando lo que ella hace.
Monitorean las especies marinas
Elba López llegó a Isla Natividad en 2007 sin ningún plan más que visitar a su hermana. En ese tiempo pasó de vivir en Los Mochis, un lugar de ganadería y agricultura, a la isla en Baja California Sur, un cambio completo de ecosistema “como irse a otro mundo”, señala la joven madre de dos hijos, esposa y sirena, así la conocen por su trabajo en el océano, como buza monitora de las especies marinas.
Aunque reconoce que las actividades de pesca y buceo llamaron su atención desde que llegó a la zona que hoy es su hogar, donde se casó y formó una familia, nunca imaginó que tendría la oportunidad de dedicarse a ello y de comandar el grupo Sirenas de Natividad, una cooperativa de mujeres pesqueras que ayuda a la preservación.
“Antes de ser monitora era muy playera, me gustaba andar con mis amigas en el agua; una vez estaba snorkeleando y alcancé a ver el bosque de kelp (algas), es un mundo que la gente no conoce, eso fue en 2010, tenía muy poco que empezaron a existir las cámaras que estaban a nuestro alcance, pero nosotros como comunidad, muchas mujeres, no saben qué es un bosque de kelp, porque no son pescadoras, están en sus casas y gracias a nuestro trabajo nosotras les hemos mostrado qué hay debajo del agua”, explica.
Inicialmente no vio su incursión en el buceo como algo más allá de una actividad recreativa, hasta que en 2013 la asociación civil Comunidad y Biodiversidad les ofreció capacitaciones para generar grupos de buceo mixtos, porque en ese tiempo había sólo hombres. Cuenta que eso fue punta de lanza para el empoderamiento de muchas mujeres integradas al grupo de buceo.
“Yo no aspiraba a más que aprender a bucear, pero en Comunidad y Biodiversidad ya tenían un plan. La verdad era un futuro incierto, porque no pensé que esos cursos nos llevaran a lugares y a reconocimientos que hoy hemos experimentado y, sobre todo, lo fortalecidas y empoderadas que estamos hoy en día y que somos fuente de inspiración para otras comunidades, de mujeres y hombres”, refiere.
Seis años después de las primeras capacitaciones, en 2019, la asociación civil Comunidad y Biodiversidad lanzó la convocatoria para participar en una expedición de buceo en el Mar de Cortés exclusiva para mujeres, con la que además crearan un proyecto bajo la temática “Sororidad en el mar: mujeres apoyando mujeres”.
Elba presentó su proyecto y, junto a sus compañeras de buceo formó Sirenas de Natividad, el cual trascendió al proyecto Sirenas de México, cuyo propósito es agrupar a todas las buzas comunitarias del país, para participar en una red de monitoreo científico.
La jornada de las sirenas empieza muy temprano. Sus recorridos consisten en monitoreos biológicos submarinos en dos áreas de reserva destinadas a la no pesca, donde ocurre la reproducción de especies, y en tres áreas de pesca.
Sirenas de Natividad:
Proyecto de buceo comunitario que evolucionó a Sirenas de México, una red de monitoreo científico de buzas en el país.
La cooperativa Sirenas de Natividad realiza comparativos entre las zonas de pesca y las de reserva, los datos obtenidos ayudan a saber las condiciones en que se encuentran los recursos marítimos, con el objetivo de que gobierno y universidades generen políticas en beneficio de la zona.
“Nuestro trabajo es relevante porque cuando hacemos los monitoreos en la zona de reserva nos damos cuenta de la cantidad de especies que se han reproducido, como el abulón. La cooperativa tiene como ocho o nueve años sin poder trabajar este producto, porque vino una corriente de agua que se llama el niño, el agua hizo que se muriera mucho producto.
Comparativos de zonas:
La cooperativa analiza las diferencias entre áreas de pesca y de reserva para determinar el estado de los recursos marítimos.
“Todos estos datos arrojan la toma de decisiones que la cooperativa realiza y le sirven mucho para saber cómo están sus áreas de pesca y cómo están sus áreas de reserva”, explica.
El buceo de Natividad tiene su grado de peligrosidad, por lo que le tomó tiempo adaptarse a la respiración y a controlar las situaciones de riesgo; pero ésta no es la parte más difícil de ser buza, sino dividirse los tiempos entre su labor de monitoreo y las labores de cuidado, de ser mamá y esposa.
“A uno le interesa estar en la conservación, aportar un poquito a lo que el mar te da, pero también como mamá o como esposa es complicado dejar a los niños chiquitos, partirte en dos. Los hombres dan el 100 por ciento, pero las mujeres damos el 200 por ciento, porque nosotras nos levantamos temprano, buscamos quién cuide a nuestros hijos, vamos a hacer el monitoreo, regresamos a hacer comida, nos ponemos a limpiar, nos ponemos a atender nuestro hogar. Ése es nuestro 200 por ciento”, comentó.
Elba y las sirenas que la acompañan rompieron con el estereotipo del pescador, en una zona donde culturalmente esta era una actividad sólo de hombres y donde la mujer era la que preparaba el lunch y cuidaba a los niños. Las cosas cambiaron y a 13 años de distancia de ese primer proyecto de capacitación, Elba ve con orgullo lo que Sirenas de Natividad logró no sólo en su comunidad, sino en todo el país, ya que actualmente tienen una red nacional de buzas.
Fuente: oem.com.mx