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Los suricatos solo duermen tranquilos si su centinela “tiene experiencia”

Los suricatos en busca de comida cambian su comportamiento en función de quién cumple el rol de centinela: estos animales están menos alertas cuando el responsable de la seguridad es un pariente con experiencia o un suricato de la misma camada. El estudio lo publica la revista Scientific Reports.

Por lo general, cuando un grupo de suricatos va a cazar, uno de ellos (o varios) se convierte en centinela: su tarea es inspeccionar el entorno y dar señales a sus compañeros periódicamente si hay riesgo o no.

Ramona Rauber y Marta Manser de la Universidad de Zurich registraron en nueve grupos de suricatos gritos de 66 centinelas diferentes avisando que no hay peligro, y luego pusieron los audios a los mismos grupos. (En los grupos de suricatas la edad o el estatus no influyen en la frecuencia con la que cumplen el rol de centinela). Cada uno de ellos tiene una señal que consiste en un distintivo de llamada personal e información sobre el peligro.

Lego, los científicos grabaron la reacción de los suricatos durante cinco minutos, observando cuánto tiempo pasan, buscando ellos mismos a los depredadores. Resultó que el género, la posición dominante en el grupo y la edad del centinela no juegan ningún papel en cuán alertas se mantienen los animales de caza. Pero los audios de los suricatos que en los últimos tres meses habían sido centinelas frecuentemente generaban más confianza en sus parientes: ellos miraron a su alrededor solo un 2,1% del tiempo en comparación con el 5,1% que se mantuvieron alertas con los centinelas inexpertos. Se observó un efecto similar en los centinelas de la misma camada: los suricatos confiaban más en sus hermanos.

Según los autores, sus conclusiones significan que los suricatos de alguna manera entienden la experiencia de uno u otro centinela: tal vez reconocen “distintivos” individuales y recuerdan la frecuencia con que los escucharon antes.

El miedo por sí mismo puede contribuir a la extinción de las poblaciones animales, según las conclusiones de una investigación publicada en Proceedings of the Real Society B, llevada a cabo por científicos de la Universidad McGill y la Universidad de Guelph (Canadá).

Los suricatos en busca de comida cambian su comportamiento en función de quién cumple el rol de centinela: estos animales están menos alertas cuando el responsable de la seguridad es un pariente con experiencia o un suricato de la misma camada. El estudio lo publica la revista Scientific Reports.

Por lo general, cuando un grupo de suricatos va a cazar, uno de ellos (o varios) se convierte en centinela: su tarea es inspeccionar el entorno y dar señales a sus compañeros periódicamente si hay riesgo o no.

Ramona Rauber y Marta Manser de la Universidad de Zurich registraron en nueve grupos de suricatos gritos de 66 centinelas diferentes avisando que no hay peligro, y luego pusieron los audios a los mismos grupos. (En los grupos de suricatas la edad o el estatus no influyen en la frecuencia con la que cumplen el rol de centinela). Cada uno de ellos tiene una señal que consiste en un distintivo de llamada personal e información sobre el peligro.

Lego, los científicos grabaron la reacción de los suricatos durante cinco minutos, observando cuánto tiempo pasan, buscando ellos mismos a los depredadores. Resultó que el género, la posición dominante en el grupo y la edad del centinela no juegan ningún papel en cuán alertas se mantienen los animales de caza. Pero los audios de los suricatos que en los últimos tres meses habían sido centinelas frecuentemente generaban más confianza en sus parientes: ellos miraron a su alrededor solo un 2,1% del tiempo en comparación con el 5,1% que se mantuvieron alertas con los centinelas inexpertos. Se observó un efecto similar en los centinelas de la misma camada: los suricatos confiaban más en sus hermanos.

Según los autores, sus conclusiones significan que los suricatos de alguna manera entienden la experiencia de uno u otro centinela: tal vez reconocen “distintivos” individuales y recuerdan la frecuencia con que los escucharon antes.

El miedo por sí mismo puede contribuir a la extinción de las poblaciones animales, según las conclusiones de una investigación publicada en Proceedings of the Real Society B, llevada a cabo por científicos de la Universidad McGill y la Universidad de Guelph (Canadá).

Fuente: nmas1.org