Los escorpiones son antiguos, pero algunas especies son nuevas para la ciencia
Los escorpiones o alacranes son muy antiguos: han estado en la Tierra desde hace unos 435 millones de años. Algunos de los especímenes más viejos, los ancestros de los escorpiones modernos, llegaron a alcanzar un tamaño de 1,2 metros. Ciertos alacranes modernos pueden matar a las personas, mientras que otros rara vez pican o tienen un veneno que no afecta a los humanos ni a otros mamíferos.
Sin embargo, todavía hay muchos misterios. Lauren Esposito, curadora de Aracnología en la Academia de Ciencias de California; Lorenzo Prendini del Museo de Historia Natural de Estados Unidos y otros especialistas en escorpiones anunciaron este verano que identificaron tres nuevas especies de alacranes con cola en forma de mazo.
Recolectaron cuidadosamente los especímenes y escrutaron las muestras de museos de todo el mundo, analizando el ADN y las características físicas. Las nuevas especies viven en zonas tropicales del continente americano. Algunos pueden sisear o cascabelear para asustar a sus depredadores.
Esposito dijo que una de las razones por las que se emociona por la identificación de las nuevas especies es que “simplemente indica lo poco que sabemos”. Hay aproximadamente 2200 especies conocidas de escorpión, pero Esposito dijo que ella y otros aracnólogos calculan que esa cantidad solo representa el 60 por ciento de las especies existentes.
La especialista explica que siempre ha estado interesada “en los aspectos más pequeños de la vida” y le gusta mezclar la investigación con la educación sobre la conservación, biodiversidad y, obviamente, los escorpiones.
Una de las características de estas criaturas que más llaman su atención es que dan a luz para mantenerse jóvenes. Quizá has escuchado que los alacranes más pequeños son los más venenosos pero eso es un mito. Esposito dice que un indicador más útil es que los que tienen las garras más grandes a menudo son los menos venenosos.
Ella y sus colegas publicaron su investigación en el boletín del Museo de Historia Natural de Estados Unidos.
Fuente: nytimes.com