Las aves elefante eran nocturnas y posiblemente ciegas
La pequeñez de la parte del cerebro del ave elefante –el pájaro extinto más grande hasta el momento, con 3,3 metros de alto– que procesaba la visión, indica que era nocturna y posiblemente ciega.
Es la conclusión de una investigación de reconstrucción cerebral dirigida por la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos).
Un estilo de vida nocturno es un rasgo compartido por el pariente vivo más cercano del ave elefante, el kiwi, un habitante de Nueva Zelanda prácticamente ciego, y una pista que ayuda a los científicos a aprender más sobre el comportamiento y el hábitat de las aves elefante, afirma Christopher Torres, candidato al doctorado que dirigió la investigación, publicada en ‘Proceedings of the Royal Society B’.
«Estudiar la forma del cerebro es una manera realmente útil de conectar la ecología (la relación entre el ave y el medio ambiente) y la anatomía –afirma Torres–. Descubrimientos como estos nos dan una visión tremenda de las vidas de estas aves extrañas y mal entendidas». La profesora Julia Clarke, de la Escuela de Geociencias Jackson de la UT, y Torres, son los dos coautores del estudio. Torres es estudiante en el Departamento de Biología Integrativa de la Universidad de Texas en la Facultad de Ciencias Naturales.
Las aves elefantes eran grandes, no volaban y vivían en lo que hoy es Madagascar hasta que una mezcla de pérdida de hábitat y la posible intromisión humana llevó a su desaparición entre 500 y 1.000 años atrás. «Los humanos vivieron al lado, e incluso cazaron, aves elefantes durante miles de años –apunta Torres–. Pero aún no sabemos prácticamente nada sobre sus vidas. Ni siquiera sabemos exactamente cuándo o por qué se extinguieron».
Los científicos habían asumido previamente que los pájaros elefantes eran similares a otros pájaros grandes, que no vuelan, como los emúes y los avestruces, que están activos durante el día y tienen buena vista. Pero Torres y Clarke revelaron que las aves elefantes tenían estilos de vida claramente diferentes a través de reconstrucciones de sus cerebros.
Lóbulo óptico pequeño
Los cráneos de los pájaros se envuelven alrededor de sus cerebros, con los giros y las curvas del hueso correspondientes a las estructuras cerebrales. Los científicos estudiaron los cráneos de dos especies de aves elefantes. Al utilizar los datos de imágenes de tomografía computarizada de dos cráneos de aves elefantes, los investigadores pudieron crear reconstrucciones digitales del cerebro llamadas endocast. Además de los cráneos de aves elefantes, los investigadores también crearon endocastes de parientes cercanos de aves elefantes, tanto vivos como extintos.
En ambos cráneos de aves elefantes, el lóbulo óptico, un conjunto de nervios cerebrales que controlan la vista, era muy pequeño, con la estructura casi ausente en las especies más grandes. El lóbulo tenía más en común con el de un kiwi, lo que Torres dice que fue un «shock total» debido a la mala visión del kiwi y su comportamiento nocturno. «Nadie ha sospechado que las aves elefantes fueran nocturnas –destaca Torres–. Los pocos estudios que especularon sobre cómo fue su comportamiento asumieron explícitamente que estuvieron activas durante el día».
Andrew Iwaniuk, profesor asociado de la Universidad de Lethbridge, en Alberta, Canadá, y experto en evolución cerebral en aves que no participó en la investigación, relata que tuvo una reacción similar a los hallazgos. «Me sorprendió que el sistema visual fuera tan pequeño en un pájaro tan grande –dice–. Para un ave tan grande que evoluciona, un estilo de vida nocturno es verdaderamente extraño y habla de una ecología diferente a la de sus parientes más cercanos o de cualquier otra especie de ave que conozcamos».
Además de la visión, las endocastes que representaron el bulbo olfativo, la parte del cerebro que procesa el sentido del olfato, ayudaron a arrojar luz sobre los hábitats donde vivían las aves elefantes. La mayor de las dos especies de aves elefantes tenía un bulbo olfativo grande, un rasgo asociado con vivir en el bosque. En contraste, las especies de aves elefantes más pequeñas tenían un bulbo olfativo más pequeño, posiblemente indicando que vivía en pastizales.
Las especies más pequeñas también parecen tener una visión un tanto más aguda, lo que supone que puede haber estado más activa al atardecer que durante la oscuridad de la noche. «Detalles como estos no solo nos cuentan cómo fueron las vidas de las aves elefantes, sino también cómo fue la vida en general en Madagascar en el pasado lejano –destaca Clarke–. Hace tan solo 500 años, aves gigantes no voladoras casi ciegas se estrellaban en la oscuridad de los bosques de Madagascar. Nunca nadie esperó eso».
Fuente: europapress.es