Un lagarto de aspecto terrible que es inofensivo
El diablo espinoso es un lagarto fascinante que vive en los desiertos y zonas más áridas de Australia. Se alimenta casi exclusivamente de hormigas. Es capaz de recoger la humedad ambiental utilizando su superficie corporal como receptáculo y hacer llegar las gotas del rocío o de la lluvia hasta la boca por capilaridad. Su nombre científico está inspirado en un poema de John Milton. El Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) (España) exhibe un ejemplar histórico.
Haciendo honor a su nombre el diablo espinoso (Moloch horridus) posee numerosas espinas que cubren su cuerpo, desde la cabeza a la cola. Este saurópsido pertenece a la familia Agamidae, muy próxima a las iguanas. No resulta fácil verlo ya que se camufla muy bien gracias a su coloración críptica y a las formas sinuosas que le proporcionan las espinas, especialmente cuando permanecen inmóviles. Su color varía con la temperatura, pasando del marrón u oliva de las mañanas, cuando están fríos, al amarillo por la tarde, cuando aumenta la temperatura y están más activos.
Cuando se siente amenazado coloca la cabeza entre las patas delanteras y así puede exhibir una prominente “cabeza falsa” que tiene en la parte posterior de su cuello, y que hace que parezca más grande y, en consecuencia, más difícil de tragar. Otra estrategia defensiva consiste en hincharse, lo que le permite simular un mayor tamaño, pues no suele superar los 50 gr de peso ni los 11 cm de longitud. Pero todas estas estrategias no evitan que sea presa de especies como la avutarda australiana (Ardeotis australis), el milano pechinegro (Hamirostra melanosternon), el varano australiano (Varanus gouldii), o los propios humanos.
Sobrevivir en el desierto no es fácil ya que se trata de un ambiente hostil en el que el agua es un recurso muy escaso. Para solventar esta importante limitación el diablo espinoso ha desarrollado un mecanismo que le permite captar, beber y almacenar agua. Así, cuando en las noches frías el rocío se condensa sobre su espalda, las gotas de agua se desplazan por una red de canales capilares que permiten el transporte pasivo y, a veces direccional, del agua recogida hasta las esquinas de la boca.
Se alimenta casi exclusivamente de hormigas. Para capturarlas se sienta cerca de las sendas por las que se desplazan y espera a que pasen para apresarlas con su lengua pegajosa. Como las hormigas contienen quitina y ácido fórmico y su valor nutritivo es muy bajo, han de ingerir grandes cantidades, por lo que su estómago es muy grande. Se estima que consumen en torno a 750 hormigas al día, de las que asimilan en torno al 60% de la energía metabolizable.
Estos agámidos son fáciles de mantener en cautividad. El biólogo marino británico William Saville Kent, autor de ‘The Naturalist in Australia’ (1897), fue una de las primeras personas en hacerlo y en estudiar su comportamiento, llamándole la atención que sólo comieran hormigas. El británico fue más allá en sus observaciones y predijo que dada la similitud morfológica entre los diablos espinosos y los lagartos cornudos norteamericanos del género Phrynosoma (de la familia Iguanidae), éstos últimos también se alimentarían de hormigas. Su predicción demostró ser correcta.
Al analizar la morfometría de M. horridus y el lagarto cornudo de Texas (Phrynosoma cornutum), se aprecia que los lagartos australianos y los americanos muestran entre si una similitud anatómica mayor que con otras especies con la que tienen una relación filogenética más estrecha. Además, un estudio reciente muestra que ambos lagartos también han evolucionado de manera convergente para capturar, transportar y beber agua a partir de lluvias esporádicas.
El diablo espinoso fue exhibido en Londres por primera vez en 1840 por John Gould, en una reunión de la Sociedad Zoológica. Un año después el zoólogo británico John Edward Gray le dio nombre inspirándose en el poema épico de John Milton ‘El paraíso perdido’. En esta obra, Milton describe al dios Moloch como un rey horrible manchado con la sangre de los sacrificios humanos; en cuanto a horridus es un nombre latino que significa áspero, erizado y terrible.
En el Museo puede verse un espécimen citado en las actas de la Sociedad de Historia Natural de 1874. El saurio fue presentado por Francisco de Paula Martínez y Sáez (1835-1908), miembro de la Comisión Científica del Pacífico; este catedrático de zoología era responsable de la colección de vertebrados del Museo. En su presentación, Martínez y Sáez citó la descripción del reptil que hizo el benedictino Rosendo Salvado en sus ‘Memorias Históricas sobre la Australia’ publicadas en 1851. El fraile comentaba que a pesar del horrible aspecto del diablo de los bosques, como lo llamaban los colonos, o minchin, como lo conocían los indígenas australianos, era inofensivo, siempre y cuando se tuviese cuidado para no clavarse las agudas espinas de las que estaba armado su cuerpo.
Fuente: noticiasdelaciencia.com