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La hembra de esta especie convierte a los machos en ‘testículos vivientes’ con solo tocarlos

“Básicamente, parecen un monstruo con tentáculos de una película de ciencia ficción”, señala un experto

El nombre no es muy provocador la verdad, pero su biología es sorprendente. Se trata del Gusano cuchara verde (Bonellia viridis) un anélido que vive en los fondos marinos en el noreste del Atlántico, desde el Mediterráneo hasta el norte de Noruega. Se alimenta de materia orgánica filtrada del agua y pequeños invertebrados. Pero hay algo que lo hace único: su sexualidad.

Los gusanos cuchara verdes reciben su nombre por su probóscide en forma de cuchara (una pieza bucal larga y succionadora que usa para alimentarse) y se extiende para atrapar la comida que flota, mientras su cuerpo permanece oculto.

“Básicamente, parecen un monstruo con tentáculos de una película de ciencia ficción – explica Trond Roger Oskars, un científico investigador especializado en invertebrados marinos en el Instituto de Investigación Møreforsking en una entrevista -. El resto de su cuerpo grueso y con forma de salchicha permanece enterrado en el fondo marino (a veces en madrigueras creadas por otros animales) mientras su probóscide en forma de cinta revolotea en el agua para pescar pequeños trozos de materia orgánica para comer, incluidas algas, materiales podridos e incluso excrementos. Son como aspiradoras que barren el fondo del océano”.

Aunque el cuerpo de los gusanos cuchara verdes mide entre 15 y 18 centímetros de largo, esa probóscide ondulada puede extenderse hasta 10 veces más. La clave de todo está en su color verde brillante, que proviene de un pigmento tóxico llamado bonelina. Este advierte a los depredadores que se mantengan alejados. Pero no todos los gusanos cuchara verdes tienen este aspecto.

“Y aquí está el giro en el argumento biológico de este animal – afirma Oskars-. Los especímenes verdes que ves son solo las hembras, ya que en estos animales el sexo de un individuo depende de la química más que de la genética”.

Si una larva flota en el océano y se asienta en el fondo marino, se convierte en una hembra. Pero si una larva aterriza en una hembra, reacciona a la bonelina en su cuerpo y se convierte en un macho. Al igual que algunas especies de rape, estos machos son microscópicos y son absorbidos por su cuerpo, convirtiéndose en un parásito con el único propósito de fertilizar sus huevos.

“Básicamente, se reduce a un testículo vivo – concluye Oskars -. Además de proteger a los gusanos cuchara de los depredadores y convertir a los machos en gónadas vivas, la bonelina mata las bacterias. Tanto es así que se la está considerando como un posible nuevo antibiótico, pero puede tener toda una serie de otros usos interesantes. Son un excelente ejemplo de por qué necesitamos saber más sobre las criaturas extrañas y sus hábitats… Conocemos solo el 10% de las especies del océano, ¿quién sabe qué otras criaturas se esconden y tienen beneficios adicionales?”.

Fuente: larazon.es