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La ciencia detrás de la gota fría que ha arrasado Valencia y el este de España

La gota fría que ha azotado a Valencia no es un fenómeno aislado, sino el resultado de un conjunto de factores meteorológicos que interactúan

Valencia ha sido testigo, una vez más, de uno de los fenómenos meteorológicos más temidos en la región mediterránea: la gota fría. Este evento atmosférico, que ha descargado lluvias torrenciales, acompañado de relámpagos y granizo, ha dejado su grave huella en la comunidad valenciana.

Sin embargo, aunque a menudo se percibe como un evento repentino e inevitable, la formación de la gota fría sigue un proceso atmosférico complejo que depende de condiciones climáticas muy específicas. Aquí desglosamos cómo se ha formado esta última gota fría y los factores científicos detrás del fenómeno.

El papel del mar Mediterráneo: un motor de humedad y energía

La gota fría no sería posible sin el papel protagonista del Mediterráneo. Durante los meses de septiembre y octubre, cuando las temperaturas del agua aún están elevadas tras el verano, el mar actúa como una especie de “caldera” de vapor de agua.

Con temperaturas que rondan entre los 21 y 22 grados centígrados, el Mediterráneo desprende gran cantidad de humedad, llenando la atmósfera de vapor de agua. Este vapor asciende a la atmósfera y se convierte en la primera pieza fundamental para el desarrollo de una posible gota fría.

La acumulación de esta humedad es clave, ya que proporcionará el combustible para el tipo de lluvias torrenciales que caracterizan a este fenómeno. Cuanto más cálido esté el mar, mayor es la cantidad de vapor que se emite. Este aumento en las temperaturas superficiales del Mediterráneo debido al cambio climático es una de las razones por las que las gotas frías son cada vez más intensas y difíciles de predecir.

La llegada de una borrasca: el disparador de la gota fría

El siguiente paso en la formación de la gota fría ocurre cuando una una borrasca – un sistema de bajas presiones – se desplaza hacia el este. En este caso, la borrasca fue empujada hacia Valencia por vientos de esa dirección, creando un ambiente propicio para el desarrollo del fenómeno.

Las borrascas suelen traer consigo aire frío en altura, y cuando este aire frío entra en contacto con el vapor de agua cálido y húmedo proveniente del mar, se forma una zona de inestabilidad en la atmósfera.

Esta interacción entre el aire frío en altura y el aire cálido y húmedo en las capas bajas es lo que origina el fenómeno de la gota fría, también conocido como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos).

La DANA es el elemento clave en la génesis de lluvias torrenciales y tormentas eléctricas intensas en la cuenca mediterránea. La presencia de una bolsa de aire frío en altura genera inestabilidad en la atmósfera, favoreciendo la formación de nubes de desarrollo vertical, que son las precursoras de las tormentas.

Condensación del vapor: formación de nubes cargadas de energía

A medida que el aire cargado de vapor de agua asciende y se encuentra con el aire frío de la borrasca, comienza a condensarse. Este proceso de condensación libera calor latente, lo que aumenta aún más la energía disponible para el sistema. Como resultado, se forma una nube, pero no una nube cualquiera: es una nube de gran desarrollo vertical, que puede alcanzar varios kilómetros de altura y que contiene grandes cantidades de humedad condensada.

Estas nubes de desarrollo vertical son las responsables de generar fuertes lluvias y, a menudo, descargas eléctricas y granizo. Al alcanzar grandes altitudes, el agua en el interior de la nube se congela, y el movimiento ascendente y descendente en el interior de la nube genera fricción entre las partículas de hielo, lo que provoca cargas eléctricas y da lugar a relámpagos y truenos.

Formación de frentes tormentosos: la lluvia torrencial

Una vez que se ha formado esta nube de desarrollo vertical, el sistema crece rápidamente. En cuestión de horas, esta nube puede transformarse en grandes frentes tormentosos, que abarcan extensas áreas y descargan lluvia de manera torrencial.

Este tipo de lluvias, conocidas como precipitaciones convectivas, son muy intensas y pueden producir en pocas horas una cantidad de agua equivalente a lo que normalmente cae en un mes.

Además, estas tormentas suelen ir acompañadas de relámpagos y granizo, que añaden otro nivel de peligrosidad al fenómeno. En zonas urbanas como Valencia, la infraestructura no siempre está preparada para soportar la intensidad de estas lluvias, lo que lleva a inundaciones en calles y avenidas. El sistema de drenaje urbano, aunque diseñado para manejar lluvias fuertes, no puede contener el enorme volumen de agua que una gota fría descarga en tan poco tiempo.

Efectos del cambio climático en la intensidad de las gotas frías

El cambio climático tiene un impacto directo en la intensidad y frecuencia de las gotas frías. Con el aumento de las temperaturas globales, el mar Mediterráneo se calienta más de lo habitual en verano, acumulando más energía en forma de calor.

Este incremento de la temperatura del agua potencia el proceso de evaporación, creando condiciones de humedad aún más favorables para la formación de gotas frías más violentas. Según los expertos, este calentamiento del mar podría estar detrás de las gotas frías más intensas que se han experimentado en los últimos años.

Además, el cambio climático también está alterando los patrones de circulación atmosférica, lo que hace que las borrascas y otros sistemas de baja presión se comporten de manera diferente. Esto, a su vez, aumenta la imprevisibilidad de estos fenómenos y dificulta el trabajo de los meteorólogos para predecir cuándo y dónde se producirán las gotas frías.

Consecuencias y medidas de precaución

La gota fría que ha afectado a Valencia ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de las ciudades costeras ante este tipo de fenómenos extremos. Las lluvias torrenciales han causado inundaciones en varias zonas, paralizando el tráfico y afectando a cientos de viviendas y comercios. Este tipo de fenómenos, cada vez más frecuentes, subraya la necesidad de adaptar la infraestructura urbana para soportar lluvias intensas y evitar daños mayores.

En respuesta, las autoridades recomiendan a los ciudadanos que tomen medidas de precaución durante las temporadas de mayor riesgo de gotas frías, que generalmente coinciden con el inicio del otoño. Estas recomendaciones incluyen evitar el uso de vehículos en áreas propensas a inundaciones, no acercarse a ríos y canales que pueden desbordarse, y mantenerse informado a través de los boletines meteorológicos.

La gota fría es un fenómeno meteorológico que desafía constantemente a los meteorólogos. A pesar de los avances tecnológicos, predecir la intensidad y localización exacta de una gota fría sigue siendo complicado, especialmente debido a la rapidez con la que se desarrolla el fenómeno y su dependencia de múltiples factores atmosféricos.

Fuente: diariodesevilla.es