DestacadaMedio Ambiente

¿La Atlántida del Pacífico? Bajo las islas de Nan Madol hay una misteriosa ciudad que no tiene explicación

Los arqueólogos están sorprendidos por la “ciudad fantasma” de Nan Madol, construida sobre misteriosos islotes tallados simétricamente en medio del Pacífico. La apodan ‘la Atlántida del Pacífico’, de la cual los relatos de pueblos cercanos indican que esconde otras ciudad misteriosa bajo las aguas que irradiaba luces, y que aún no ha sido investigada.

La vista superficial muestra que Nan Nadol corresponde a casi un centenar de islas artificiales con gigantescos megalitos sobre bancos de coral al este de la isla de Temwen, que se extienden por cerca de 1,5 kilómetros. Las investigaciones sugieren que ahí había un centro de mayor poder, cementerios, y sitios de producción de alimentos.

La isla Pohnpei, de la Micronesia, que está incluida en las Islas Carolinas, también forma parte de esta “Venecia del Pacífico”.

Los lugareños tienen miedo de entrar en esta zona, a la que consideran embrujada, y los científicos, después de visitar el lugar tienen más preguntas que respuestas para ofrecer.

“¿Por qué alguien construiría una ciudad en el medio del océano?”, comentó recientemente el arqueólogo Patrick Hunt en Science Channel. “¿Por qué aquí, tan lejos de cualquier otra civilización conocida?”.

El sitio está a 4000 kilómetros de Los Ángeles, Estados Unidos, y a 2500 kilómetros de Australia. Los viajes son costosos y hasta ahora se cuenta con pocos estudios.

Lo que se analizó de la superficie prueba que estos lugares fueron habitados al menos desde los siglos I y II, pero, ¿qué se dice de lo que se encuentra debajo de ellos?

Un estudio de Mark McCoy, antropólogo y profesor de la Universidad Metodista del Sur, en Texas, determinó sobre un pedazo de coral encontrado en la tumba del que se cree fue el jefe de más alto rango de la ciudad, que la construcción se hizo entre los años 1200 y 1800. McCoy aclaró que esto es solo el inicio de muchas otras investigaciones que vendrán en el futuro.

Al menos 97 muros fueron encontrados en estos bloques simétricos rodeados de agua. De hecho la ciudad de Nan Madol, significa en la lengua local, ciudad de ‘los espacios intermedios’.

“Cuando observamos los bloques desde el aire nos quedamos impresionados, pero quedamos más impactados cuando los vimos en tierra. Los bloques tienen una altura de 7 metros y una anchura de 5”, comenta la arqueóloga Karen Bellinger durante la presentación en Science Channel.

Nuevas imágenes del lugar fueron presentadas en el siguiente vídeo:

Aquí se transportaron grandes y pesados megalitos de 20 hasta 50 toneladas cada uno. ¿Cómo lo hicieron? Se asemeja a la leyenda del Castillo de Coral de Edward Leedkalnin, donde se habla del efecto de levitación de pesadas rocas por un mecanismo electromagnético que la antigua ciencia conocía.

Las relatos de los pueblos cercanos dicen que estas estructuras se transportaron por aire gracias a la magia. Se narra que después de un gran cataclismo se presentaron al lugar nueve parejas en canoa buscando dónde instalarse. A su vez desde las nubes aparecieron dos hermanos con poderes mágicos, los cuales construyeron Nan Madol. Las grandes piedras fueron transportarlas de un lado a otro mediante sus poderes.

Su propósito, no confirmado por la ciencia, era construir los islotes para señalar el sitio donde alguna vez quedó sumergida una gran ciudad que irradiaba luces.

Entre los residentes de la misteriosa ciudad había personas elevadas, o iniciados en los secretos del Universo, del cual las personas comunes eran ignorantes.

Otro relato es el de los antiguos buscadores de perlas japoneses, quienes dijeron haber visto bajo las aguas calles bien conservadas cubiertas por moluscos y corales, e incluso momias conservadas en urnas de platino.

Entre estas historias no confirmadas, se incluye la de otros navegantes del pasado, que aseguraron haber visito columnas verticales bajo las aguas con una construcción diferente a aquella de la superficie.

Otro misterio es que Nan Madon no tiene agua, pero los Saudelaurs, pueblo que habitó el lugar, de alguna manera se proveía de ella. Toda su singular vida apasiona a los investigadores. Se relata que cuando los Saudelaurs fueron derrocados por otra tribu, los conquistadores tuvieron que marcharse justamente por ello: no tenían agua.

Fuente: lagranepoca.com