Estas plantas no necesitan abejas para esparcir sus semillas, lo hacen solas y de forma mucho más violenta
Nunca habrás visto una cosa igual en una planta
La flora y la fauna del planeta, no nos cansamos de repetirlo, son alucinantes y solemos aprender mucho de ellos para replicarlo en nuestra sociedad. Si eres amante de lo vegetal, nosotros ya nos hemos encargado de que las tengas siempre bonitas con 5 aplicaciones para cuidar de tus plantas, y tienes curiosidad por conocer la manera en que un especie vegetal puede reproducirse sin ayuda externa, ahora te lo contamos todo del denominado pepinillo del diablo.
Chorros de semillas para continuar esparciendo la especie
Y es que, tal y como puedes ver en el vídeo que te mostramos bajo estas líneas, la planta ecballium elaterium, también conocida como pepinillo del diablo o squirting cucumber en inglés, cuenta con un sistema de dispersión de sus semillas un tanto particular. Estamos hablando, tal y como se asegura desde la página web Flora Vascular Ibérica, de una especie cuyas flores son blancas y amarillas y con un fruto que suele tener forma ovalada, de entre 4 a 5 centímetros de longitud, y que será el responsable de una explosión casi sin precedentes en la naturaleza.
Y es que este fruto comienza a hincharse a medida que los nutrientes de la planta lo van madurando, para finalmente acabar reventando de la presión contenida en su interior. No creas que estamos hablando de una presión ligera, no. Si las ruedas de tu coche deberían tener siempre una presión que se sitúa entre las 2 y 3 atmósferas, el fruto de la ecballium elaterium es capaz de alcanzar en su interior presiones que se acercan a las 27 atmósferas. Lo dicho. Una auténtica bomba.
Gracias a esta increíble presión, cuando el fruto está maduro, llega un momento en que éste se separa del pedúnculo y en su camino impulsado por la presión y la gravedad, empieza a liberar las semillas que contenía su interior, ayudando a la polinización de la planta y al futuro de su especie. Estas semillas que son impulsadas cuando el fruto se desprende de la planta pueden alcanzar hasta 3 metros de distancia. Si el fruto está maduro, por cierto, cualquier tipo de roce puede provocar que la presión interna lo haga saltar por los aires. Literalmente. La naturaleza también tiene sus bombas, no estamos hablando de dispositivos nucleares por suerte, y parece que el pepinillo del diablo es una de sus más potentes armas.
Fuente: mundodeportivo.com