El problema del sargazo en el Caribe mexicano esconde grandes oportunidades
Un artículo científico de la Escuela de Ingenierías y Ciencias vislumbra posibilidades para darle uso alterno a las cantidades abismales de Sargazo que han arrasado con las playas en la península de Yucatán
El sargazo pelágico es un conjunto de algas marinas que habitan en el Mar del Sargazo, en el Océano Atlántico y en los últimos años han tenido un crecimiento acelerado y se han esparcido, abatiendo contra las costas de muchos países del oeste de África y el Golfo de México. El impacto negativo que han tenido las denominadas “Golden Tides” se puede sentir desde la salud del ecosistema local, hasta la economía de las regiones afectadas. El problema comenzó a recrudecerse desde el 2011 y prevalece hasta hoy en día. Estrategias de mitigación incurren en el uso del sargazo como fertilizante, sin embargo, hay una alternativa mucho más lucrativa y relevante: los biocombustibles.
Las energías verdes
Los biocombustibles son fuentes de energía limpias y renovables, las cuales se obtienen a partir del procesamiento de biomasa (agrupaciones de tejidos o células, sean del tipo que sean). A diferencia del petróleo o el carbón, los biocombustibles producen menores cargas de gases de efecto invernadero al consumirse. Ejemplos del uso de estos recursos incluyen estufas que usan biogás, camiones que funcionan con biodiesel y gasolina combinada con bioetanol para los automóviles.
La transición de una economía basada en combustibles fósiles a una economía basada en energías limpias es la clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el cambio climático. Previamente, se habían intentado usar otras fuentes para la generación de biocombustibles a nivel industrial, pero dichos intentos fallaron. El sargazo tiene un atractivo que otros tipos de biomasas no tienen y que lo hace ideal: es gratis.
La alternativa
En el pasado fallaron diversos intentos de producir biocombustibles a base de cultivos terrestres, dado que éstos compiten con la tierra que usan los agricultores para otros cultivos y gastan una cantidad elevada de agua, fertilizantes y materiales. El sargazo es producido en el océano Atlántico por la naturaleza y llega a nuestras costas en su etapa adulta, listo para ser procesado. No se necesita gastar agua, ni espacio en tierra firme para obtener una gran cantidad de biomasa. La parte más laboriosa es la recolección del sargazo de las playas, pero esta parte incluso ya se hace actualmente, dado que ni el gobierno ni el público general quiere algas pungentes en las playas. El valor agregado que puede ofrecer la transformación de sargazo a biocombustibles como el biogás o el bioetanol podría incentivar una cadena de valor que permita la recolección mar adentro.
El proceso de transformación del sargazo a biocombustible no es tan simple como parece, aunque numerosos estudios científicos actuales proponen tecnologías optimizadas con altos rendimientos de producción. La economía circular y los procesos sustentables son factores claves para aprovechar al máximo el potencial del sargazo, obteniendo así un negocio rentable y respetuoso con el medio ambiente.
La perspectiva a futuro
Por ahora, el sargazo ha sido una maldición para la economía y el turismo local, pero no tendría que serlo por siempre. La oportunidad ha sido detectada. Múltiples científicos alrededor del mundo realizan investigación, iniciativas tanto del sector privado como público para el desarrollo a gran escala de estas propuestas para valorizar el sargazo y leyes públicas que permitan una gestión eficiente, son los siguientes pasos para aprovechar este recurso que el océano nos está brindando.
Fuente: transferencia.tec.mx