El mecanismo de camuflaje de la sepia es más complejo de lo que se creía
El estudio sugiere que es un sistema muy flexible y adaptable
La sepia y otros cefalópodos son maestros del disfraz, ya que cambian el color y la textura de la piel para mimetizarse con el entorno mediante el control de millones de células pigmentadas de la piel, para lo que usa mecanismos que son más complejos de lo que se pensaba.
Un estudio que publica hoy Nature aporta nuevos conocimientos sobre este complejo proceso fisiológico y sugiere que es un sistema muy flexible y adaptable.
El mecanismo incluye al sistema motor, que controla la expansión de varios millones de células pigmentarias dentro de la piel, conocidas como cromatóforos. La generación de patrones cutáneos depende de la coordinación instintiva de miles de motoneuronas que interpretan escenas visuales complejas, un mecanismo del que apenas se tenían conocimientos.
La investigación que firman el Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (Japón) y el Instituto Max Planck (Alemania) indica que cada cromatóforo está rodeado por un conjunto de músculos que se contraen y relajan bajo el control directo de las neuronas del cerebro.
Cuando los músculos se contraen, la célula pigmentaria se expande y cuando se relajan, esta se oculta. Los cromatóforos actúan como píxeles celulares para generar el patrón general de la piel.
Investigaciones anteriores sugerían que las sepias disponían de una selección limitada de componentes de patrones que utilizarían para lograr la mejor combinación con el entorno.
Ahora se ha visto que “su respuesta de camuflaje es mucho más complicada y flexible, solo que no habíamos sido capaces de detectarla porque los enfoques anteriores no eran tan detallados ni cuantitativos”, indicó uno de los autores del estudio Sam Reiter del instituto japonés.
El equipo estudió el comportamiento de camuflaje en la sepia común (Sepia officinalis) sobre fondos naturales y artificiales, reuniendo más de 200 000 imágenes que se usaron para mapear el proceso de cambio de color con una resolución de una sola celda.
Los datos de estos mapas indicaron que cada patrón estaba muy detallado y que el mismo fondo podría producir una multitud de resultados diferentes.
El equipo usó cámaras de ultra alta resolución para acercarse a la piel de la sepia y, a medida que cambiaba de patrón de camuflaje, las cámaras capturaron la expansión y contracción en tiempo real de decenas a cientos de miles de cromatóforos.
Se descubrió que estas vías de camuflaje implicaban una forma de retroalimentación continua y que el resultado final era producto de “pasos sucesivos de corrección de errores”, lo que indica que el proceso es muy adaptable y no sigue un camino fijo cada vez. La excepción a esta regla se produjo durante el “blanqueado”, un mecanismo de defensa en el que los cefalópodos palidecen en respuesta a estímulos amenazantes. Se observó que este proceso era rápido y directo, y que la memoria retenida del camuflaje inicial se expresaba de nuevo una vez retirada la amenaza.
Fuente: EFE