Medio Ambiente

El guepardo asiático sólo sobrevive ya en Irán

Hace dos décadas que Irán celebra cada año el Día del Guepardo. Autoridades políticas acompañadas de biólogos y conservacionistas visitan cada 6 de diciembre el Parque Pardisan de Teherán, donde viven en cautividad dos ejemplares, macho y hembra, del guepardo asiático, una subespecie del animal más rápido de la Tierra en alarmante peligro de extinción. Hace años, el guepardo asiático vivía en varios países del continente, desde Arabia Saudí hasta la India, pero en la actualidad solo quedan en el mundo unos 40 ejemplares y todos ellos viven en Irán.

En una entrevista con EL MUNDO, el científico y jefe de la ONG Sociedad Iraní del Guepardo (ICS), Morteza Eslami, explica que desde 2001 se han llevado a cabo muchas acciones para proteger esta especie, pero su población no para de disminuir. «Hemos aumentado el número de efectivos de vigilancia para protegerlos y lanzado varios proyectos educacionales en áreas próximas a su hábitat. Además, para sensibilizar a las población, el guepardo asiático es la imagen de las camisetas del equipo de fútbol nacional de Irán y la aerolínea iraní Meraj tiene un dibujo de un guepardo en el fuselaje».

Todos los esfuerzos realizados están, ciertamente, ralentizando la caída de la población del felino, pero el riesgo de extinguirse del todo en unos años es alto. La construcción de minas y carreteras está destruyendo progresivamente su hábitat natural. Muchos de ellos también mueren atropellados o en manos de cazadores furtivos. «Hemos descubierto que los guepardos están migrando de una reserva a otra, lo que por una parte es positivo porque se relacionan entre ellos genéticamente, pero por otra hace que sea más difícil su conservación porque durante las migraciones pasan por carreteras y caminos que ponen en peligro su vida», apunta Eslami.

Sólo dos hembras

Aunque es imposible cifrar con exactitud la población del guepardo asiático, el científico asegura que no llega al medio centenar, de los cuales «solo dos son hembras», lo que hace muy complicado el apareamiento y reproducción. «Desafortunadamente, los guepardos hembras han desaparecido por completo en algunas reservas. Es una situación muy crítica». En el Parque Pardisan de Teherán es el único lugar en todo el país donde viven dos ejemplares de este animal en cautividad: Koushki, macho, y Delbar, hembra. «La reproducción del guepardo asiático en cautividad es muy difícil. La tasa de éxito es menor del 30 por ciento. Además, métodos como la inseminación artificial resultan menos efectivos en los guepardos que en otros felinos. Hace un año y medio intentamos que Koushki fecundara a Delbar, pero aunque hubo cópula, no conseguimos el embarazo», explica Eslami.

En la actualidad, esta especie vive en vive en siete provincias de Irán: Yazd, Semnan, Kerman, Isfahan, Sur-Khorasan, Razavi-Jorasán, y Khorasan. La ONG ICS está centrada en un proyecto para su protección basado en tres líneas. En primer lugar, «el establecimiento de cámaras de vigilancia en su hábitat con el fin de controlar la población y analizar sus movimientos». En segundo lugar, prosigue, «estamos comprando licencias de pastoreo en zonas donde viven los guepardos con el fin de asegurar su hábitat y reducir la mortalidad»; y por último, «junto con la población local, estamos garantizando la seguridad en aquellas carreteras y caminos por los que transita cuando migra».

Asimismo, la ICS ha enviado una petición al presidente del Gobierno de Irán, Hassan Rohani, para que se involucre en la protección del guepardo, todo un símbolo nacional en el país. «Le hemos pedido a Rohani que impida la construcción de nuevas carreteras y excavación de minas en zonas próximas al hábitat del guepardo; un aumento del número de guardas forestales; y mayor protección de los corredores por donde se desplaza el animal, especialmente en el norte de Khorasan y en la provincia de Semnan». Eslami y su equipo también trabajan para conseguir la señalización de puntos negros en carreteras donde son frecuentes los atropellos y la participación de las comunidades locales en acciones de ecoturismo que velen por la protección del felino.

Fuente: El Mundo