Descubren que algas alcanzan la Antártida tras recorrer 20 mil kilómetros
El descubrimiento en una playa de la Antártida de algas que han recorrido 20.000 kilómetros para llegar a esa orilla, representa el ejemplo de balsa biológica con más recorrido jamás registrado.
Para llegar allí, las algas marinas tuvieron que atravesar barreras creadas por vientos polares y corrientes que, hasta ahora, se consideraban impenetrables.
Significa que la Antártida no está tan aislada del resto del mundo como pensaban los científicos, lo que tiene implicaciones sobre cómo los ecosistemas antárticos cambiarán con el calentamiento global.
El estudio, publicado en Nature Climate Change, se refiere al hallazgo del investigador chileno Erasmo Macaya de la Universidad de Concepción, que encontró casualmente algunas algas marinas depositadas por el mar en una playa antártica.
«Este hallazgo nos muestra que plantas y animales vivos pueden llegar a la Antártida a través del océano, con especies marinas templadas y subantárticas que probablemente bombardean las costas antárticas todo el tiempo», dijo el autor principal, Crid Fraser, de la Universidad Nacional Australiana (ANU).
«Siempre pensamos que las plantas y los animales antárticos eran distintos porque estaban aislados, pero esta investigación sugiere que estas diferencias se deben casi por completo a extremos ambientales, no al aislamiento».
Según un colega autor de ANU y el Centro de excelencia ARC para extremos climáticos (CLEX), Adele Morrison, que dirigió los análisis oceanográficos, cabe esperar que los fuertes vientos del oeste y las corrientes superficiales conduzcan objetos flotantes hacia el norte y lejos de la Antártida. Pero cuando se tiene en cuenta la influencia disruptiva de las tormentas antárticas, todo cambia.
Utilizando técnicas de modelado de vanguardia, el equipo comenzó a ver cómo las grandes olas que surgen durante las tormentas podrían ayudar a las algas a llegar a la Antártida.
«Una vez que incorporamos el movimiento de la superficie impulsado por las olas, que es especialmente pronunciado durante las tormentas, de repente algunas de estas balsas biológicas fueron capaces de llegar a la costa antártica», dijo Morrison.
Esto tiene implicaciones importantes para la ciencia de la deriva oceánica que se utiliza para rastrear plásticos, restos de aviones y otros materiales flotantes en nuestros mares.
Fuente: europapress.es