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Descubren primer carnívoro que retrasa partos en respuesta al cambio climático

A medida que el cambio climático altera el medio ambiente, científicos han descubierto que, como respuesta, muchas especies están alterando hitos de su ciclo vital, como la reproducción.

Un estudio, publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, muestra por primera vez que una especie de gran carnívoro ha realizado un cambio importante en su ciclo vital en respuesta al cambio climático.

Un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Washington (Estados Unidos), en colaboración con Botswana Predator Conservation, una ONG local, analizó las observaciones de campo y los datos demográficos de las poblaciones del perro salvaje africano (Lycaon pictus) desde 1989 hasta 2020.

Descubrieron que, a lo largo de un periodo de 30 años, los animales retrasaron su fecha media de parto en 22 días, una adaptación que les permitía hacer coincidir el nacimiento de las nuevas camadas con las temperaturas más frescas de principios de invierno.

Pero como resultado de este cambio significativo, menos cachorros sobrevivieron a su periodo más vulnerable porque las temperaturas durante su crítico «periodo de madriguera» posterior al nacimiento aumentaron durante el mismo periodo de tiempo, amenazando la población de esta especie ya en peligro.

Este estudio demuestra que los perros salvajes africanos, emparentados con los lobos y que crían en manadas de forma cooperativa, pueden estar atrapados en una «trampa fenológica», según la autora principal, Briana Abrahms, profesora adjunta de biología de la UW e investigadora del Centro de Centinelas del Ecosistema.

En una trampa fenológica, una especie cambia el momento de un evento vital importante en respuesta a una señal ambiental, pero ese cambio resulta inadaptado debido a condiciones ambientales sin precedentes, como el cambio climático.

Se trata de una desafortunada situación de «salir de la sartén para caer en el fuego –explica Abrahms en un comunicado–. Los perros salvajes africanos cambiaron las fechas de parto más tarde para seguir el ritmo de las temperaturas frescas óptimas, pero esto condujo a temperaturas más cálidas durante el período de madriguera una vez que nacieron esas crías, lo que finalmente disminuyó la supervivencia».

El estudio demuestra que las especies de los «niveles tróficos» altos de los ecosistemas -como los grandes depredadores- pueden ser tan sensibles al cambio climático como otras especies, algo que los científicos no tenían claro.

Otras investigaciones han demostrado que el calentamiento a largo plazo puede desencadenar cambios fenológicos, o cambios en el calendario de los principales acontecimientos vitales, en las especies «productoras primarias», como las plantas, y en los «consumidores primarios» que se alimentan de plantas, entre ellos muchas aves e insectos.

Pero, hasta ahora, los científicos nunca habían documentado un cambio fenológico impulsado por el clima en un gran mamífero carnívoro. Abrahms y sus colegas demuestran que los grandes depredadores pueden mostrar una fuerte respuesta al cambio climático a largo plazo, aunque los depredadores estén «más alejados» de la cadena alimentaria.

Para este estudio, el equipo analizó más de tres décadas de datos que ellos y sus colaboradores recogieron sobre 60 manadas de perros salvajes africanos que viven en una región de más de 1.500 kilómetros cuadrados del norte de Botsuana. Esta especie se reproduce anualmente cada invierno. Tras nacer, los cachorros pasan unos tres meses con su madre en la madriguera antes de empezar a viajar y cazar con la manada.

Abrahms y sus colegas analizaron las fechas en las que las madres de los perros salvajes africanos daban a luz a sus camadas cada año, y así determinaron que los adultos retrasaron gradualmente la cría alrededor de una semana por década a lo largo de los 30 años de estudio.

«Aunque la mayoría de las especies animales adelantan sus episodios vitales a lo largo del año con el cambio climático, este hallazgo representa un raro caso de una especie que retrasa su ciclo vital, y a un ritmo dos veces mayor que el ritmo medio de cambio observado en todas las especies animales», afirma Jeremy Cohen, investigador de la Universidad de Yale y del Centro de Biodiversidad y Cambio Global, que no participó en el estudio.

Es probable que este cambio tan grande se deba al rápido ritmo de calentamiento de la región y a que los perros salvajes africanos han evolucionado para reproducirse dentro de una estrecha «ventana térmica», según Abrahms.

El equipo utilizó datos demográficos a largo plazo para calcular cuántos cachorros sobrevivieron al periodo de madriguera cada año. Descubrieron una correlación entre las temperaturas durante el periodo de madriguera y la supervivencia: los periodos de madriguera más cálidos hacían que menos cachorros fueran reclutados por las manadas al final del invierno, lo que indicaba que menos cachorros sobrevivían al periodo de madriguera.

Las temperaturas máximas medias diarias en el periodo de estudio aumentaron unos 1,6 grados Celsius a lo largo de 30 años. En el mismo periodo de tiempo, las temperaturas máximas anuales aumentaron 3,8 grados Celsius.

El equipo no podría haber llegado a sus inesperadas conclusiones sin esas décadas de detalladas observaciones de campo dirigidas por Botswana Predator Conservation, apunta Abrahms.

«Sólo pudimos realizar este estudio gracias a la existencia de este conjunto de datos único y a largo plazo para un gran depredador, lo cual es realmente raro –añade–. Demuestra el valor de este tipo de datos para estudiar el impacto del cambio climático en los ecosistemas».

La zona de estudio en el norte de Botsuana forma parte del mayor hábitat continuo de los perros salvajes africanos, que están amenazados por la fragmentación y la pérdida de hábitat, las enfermedades y los conflictos con las personas. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza calcula que sólo quedan unos 1.400 adultos maduros en libertad.

«Los grandes depredadores desempeñan un papel extraordinariamente importante en los ecosistemas, pero aún nos queda mucho por aprender sobre las implicaciones del cambio climático para estos animales –afirma Abrahms–. Los grandes cambios impulsados por el clima como el que hemos encontrado pueden estar más extendidos en los grandes depredadores de lo que se pensaba en un principio, por lo que esperamos que nuestros hallazgos estimulen nuevas investigaciones sobre el cambio climático en otras poblaciones de depredadores de todo el planeta».

Fuente: europapress.es