Un experimento pionero ha permitido liberar a 18 de estos anfibios criados en condiciones controladas. Smithsonian Magazine detalla que la hazaña marca un hito en su recuperación
Un grupo de investigadores, liderado por la científica Alejandra Ramos de la Universidad Autónoma de Baja California, liberó ejemplares de Ambystoma mexicanum —especie endémica de México— en dos ambientes distintos: los canales del lago Xochimilco y el humedal artificial de La Cantera Oriente, al sur de la capital.
La experiencia, detallada en la revista científica PLOS One, consistió en introducir 18 individuos —nueve hembras y nueve machos— que habían sido criados bajo condiciones controladas. Los ajolotes fueron observados durante un periodo de 40 días mediante transmisores de radio y con la asistencia de voluntarios que supervisaron ambos sitios al menos dos veces por jornada.
Según Smithsonian Magazine, todos los ejemplares sobrevivieron al periodo experimental. Además, tres de ellos fueron recapturados y presentaban un aumento de peso, lo que evidenció su capacidad para alimentarse por sí mismos en un entorno sin intervención humana.
Ramos explicó en una entrevista con Science News que el aumento de masa corporal fue un indicio clave: “Si hubieran estado delgados o enfermos, habría sido realmente, realmente malo para nosotros”, aseguró.
Comportamientos sociales y adaptación territorial
Además de evaluar su supervivencia, el equipo de científicos observó una serie de patrones conductuales que arrojaron datos relevantes sobre la sociabilidad de los ejemplares reintroducidos. Tal y como reportó Popular Science, los ajolotes tendieron a interactuar con individuos específicos, lo cual fue interpretado como una forma de relación preferencial.
Asimismo, se identificó que los ejemplares más jóvenes cubrían distancias mayores que los adultos. Ramos sugirió que esta diferencia podría estar vinculada con la experiencia: los adultos serían más eficientes al escoger territorios ricos en recursos, disminuyendo así su necesidad de desplazarse.
Depredadores y ajustes en los programas de conservación
Una vez concluido el seguimiento, se registraron ataques de garzas blancas a algunos ejemplares. Frente a este escenario, los investigadores consideraron necesario incorporar estrategias de “entrenamiento para el reconocimiento de depredadores” en futuras iniciativas de reintroducción. Esta medida buscaría incrementar las posibilidades de supervivencia de los ajolotes al devolverlos a ecosistemas donde enfrentan amenazas naturales.
Reducción de hábitats naturales y contexto urbano
Históricamente, el ajolote habitaba diversos cuerpos de agua en el Valle de México. Sin embargo, como explicó Smithsonian Magazine, la expansión urbana y la transformación del sistema lacustre con fines de control de inundaciones limitaron su presencia exclusivamente a los canales de Xochimilco.
Este ecosistema sufrió un deterioro sostenido, producto de la contaminación y del uso intensivo del suelo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estima que quedan entre 50 y 1.000 ajolotes en estado silvestre.
Para Luis Zambrano, biólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México y coautor de la investigación, el problema principal radica en el deterioro ambiental: “Si podemos restaurar este [humedal] y restaurar la población de ajolotes en una ciudad de más de 20 millones de personas, siento que hay esperanza para la humanidad”, expresó en una entrevista con la BBC.
Valor cultural y simbólico del ajolote en México
Además de su importancia ecológica, el ajolote ocupa un lugar central en la cosmovisión mexicana. Según el mismo medio, su nombre proviene del dios mexica Xólotl, quien, según la tradición, adoptó la forma de este animal para esconderse.
Para Zambrano, la desaparición de la especie implicaría una pérdida cultural irreparable: “Si perdemos esta especie, perdemos parte de nuestra identidad mexicana”, afirmó a BBC News.
Humedales artificiales como alternativa de conservación
Más allá de la recuperación del hábitat original, los resultados positivos en La Cantera Oriente ofrecen una posible vía complementaria para el resguardo de la especie.
Tal y como explicó Esther Quintero, bióloga de Conservation International México, a The Washington Post, contar con espacios artificiales funcionales constituye “una especie de Plan B”. Esta estrategia permitiría, según su valoración, mantener al menos dos núcleos poblacionales viables para futuras repoblaciones.
Prioridad en la restauración del entorno
A pesar de que los resultados de la experiencia son alentadores, los especialistas consultados coincidieron en que el foco debe estar en la rehabilitación del entorno original. Zambrano utilizó una metáfora clara para destacar la urgencia de preservar los ecosistemas: “No se trata de trasladar a los osos polares a nuestros refrigeradores, sino de conservar el Polo Norte. Tenemos que preservar Xochimilco para conservar al ajolote”, afirmó a Washington Post.
El estudio, ampliamente citado por diversos medios internacionales a partir de su publicación en PLOS One, representa una prueba concreta de que los ajolotes nacidos en cautiverio pueden adaptarse a condiciones semi-naturales.
Aunque persisten desafíos, los resultados refuerzan la viabilidad de una estrategia dual: restaurar hábitats deteriorados y consolidar reservas artificiales que sirvan como respaldo frente a un escenario de extinción.
Fuente: infobae.com