Un grupo de investigadores explicó por qué hay diferencia de tamaño en los cerebros de las especies voladoras
El cerebro es uno de los órganos que más demanda energía en los seres vivos, su desarrollo permite a las especies generar numerosas adaptaciones cognitivas que son muy beneficiosas a largo plazo, no obstante estos altos costes energéticos habrían impedido su evolución en algunas especies de aves.
Michael Griesser, investigador de la Universidad de Konstanz y el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal, analizó junto con su equipo de trabajo el papel que desempeñan los padres en el desarrollo y evolución del cerebro en 1.176 aves.
Algunas especies aéreas tienen un cerebro bastante grande en relación con las proporciones de su cuerpo, esto les ha permitido actuar de diferentes maneras cuando se enfrentan a los problemas cotidianos y se ve reflejado en mejores tomas de decisiones.
La investigación “El aprovisionamiento de los padres impulsa el tamaño del cerebro en las aves” fue publicada a principios de enero de este año por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. En este estudio los investigadores ahondaron sobre las diferencias cognitivas de las aves, con base en el tamaño de su cerebro.
Los investigadores encabezados por Griesser partieron de la hipótesis de que el tamaño y desarrollo de este órgano está relacionado con el “aprovisionamiento parental prolongado”, en otras palabras, las especies que dependen y son atendidas por su progenitores durante más tiempo en sus primeras etapas de vidas tienden a ser más inteligentes.
Las especies subdesarrolladas
El equipo de investigación explicó que las aves altriciales (indefensas y poco desarrolladas al eclosionar, que dependen de sus padres para sobrevivir) tienen el cerebro más grande que las precoces. Esto se debe a que durante sus primeras semanas de vida sus progenitores les “facilitan” su entorno para poder desarrollarse sin percances.
Griesser explicó que el cerebro de las aves dependientes de sus progenitores “tienen una estructura neuronal diferente en comparación con las especies precoces”, puesto que lo único que necesitan durante esas edades tempranas es soportar el crecimiento corporal.
El experto en comportamiento animal relató que este proceso puede tardar hasta meses, puesto que algunas aún necesitan la atención de sus mayores incluso después de emplumar, lo que les permite dedicar aún más energía a sus procesos cognitivos.
Las especies precoces como las avestruces, gansos, patos o pollos son independientes desde el momento en el que eclosionan. Una vez que dejan su cascarón abandonan el nido y buscan su propia comida, pero esto se debe a que la “entrada de energía” que les dieron sus progenitores terminó en la incubación del huevo.
El valor del cerebro
Al comparar los casos documentados del tamaño de los cerebros entre los grupos de aves altriciales y precoces, los investigadores se percataron que la inversión de energía que hacen los padres en el crecimiento de sus hijos influye directamente en este aspecto.
Michael Griesser explicó que este órgano crece a expensas de los padres y que sin su aportación de energía, posiblemente su descendencia no desarrollarían los procesos cognitivos necesarios para sobrevivir en las etapas tardías de su vida.
El investigador explicó que un cerebro grande permite “adquirir y procesar más información”, además de que los hace más eficaces para tomar decisiones en su vida diaria. Las especies con el cerebro desarrollado de manera óptima “son más capaces de encontrar fuentes de alimento y recordarlas incluso después de un cierto período de tiempo”, detalló.
De acuerdo con la revista científica Phys, este estudio podría explicar las diferencias en el tamaño del cerebro también influye en otros animales. Griesser comentó que este descubrimiento es una muestra de que el cuidado de los padres y el desarrollo de las especies son factores que se combinaron para la evolución de las especies.
Fuente: infobae.com