Científicos crean un atlas de glaciares del mundo para documentar su deshielo
Para su desarrollo se utilizaron miles de imágenes satelitales y se documentaron 220.000 glaciares
Se sabe que los glaciares se están derritiendo, pero ¿a qué velocidad y con qué consecuencias locales? Un atlas, elaborado por un grupo de investigadores, cartografía la evolución reciente de unos 220.000 glaciares de todo el mundo, utilizando miles de imágenes satelitales.
La idea es tener una «visión exhaustiva de la variación de masa de todos los glaciares», explicó a la AFP el glaciólogo Antoine Rabatel, uno de sus autores, en su despacho del Instituto de Geociencias Medioambientales de Grenoble (IGE), en el este de Francia, repleto de ilustraciones de montañas. Aunque se convirtieron en uno de los símbolos más evidentes de la crisis del calentamiento global, los glaciares siguen siendo en general poco conocidos.
Aunque en Europa están bien vigilados, pues los naturalistas se interesan por ellos desde finales del siglo XVIII, hay muchos que siguen siendo casi inaccesibles, por ser demasiado remotos, de difícil acceso o por estar situados en zonas fronterizas sometidas a fuertes tensiones, como ocurre por ejemplo entre China, India y Pakistán. Presentes en la Tierra en todas las latitudes, los glaciares varían mucho en tamaño, forma y dinámica.
Algunos se mueven muy lentamente, sobre todo en las montañas, mientras que otros lo hacen muy deprisa, como el glaciar de los Pingüinos, en el sur de la Patagonia, que en su extremo se adentra en el mar a una velocidad de unos 12 km/año (33 metros por día). Pero únicamente se ha medido la espesor del hielo de en torno al 1 por ciento de ellos (excluyendo los casquetes glaciares de Groenlandia y la Antártida), por lo que «sólo tenemos una idea muy limitada de los volúmenes de hielo almacenados en los glaciares», subraya el investigador.
Depósitos de agua potable
Y, sin embargo, su papel es fundamental. En muchos países sirven de «depósitos de agua potable», atraen turismo y contribuyen a la subida del nivel del mar. «El deshielo de los glaciares de montaña contribuyó en un 30 por ciento a la subida del nivel del mar desde los años 1960», añadió. Los glaciólogos del IGE y del Dartmouth College (EEUU) desarrollaron un modelo digital diseñado para cuantificar el espesor de los glaciares a partir de su velocidad de flujo, cuantificada a su vez mediante datos de satélite.
Este trabajo se basa en más de 800.000 pares de imágenes tomadas por los satélites de la NASA y de la Agencia Espacial Europea, que luego se procesaron durante millones de horas de cálculos en los servidores de la Universidad Grenoble Alpes. Los datos compilados muestran que, a nivel mundial, los glaciares perdieron, de media, un 4,5% de su volumen entre 2000 y 2020. –
Disparidades regionales
Sin embargo, esta cifra oculta enormes disparidades regionales. Por ejemplo, que en Europa se derritieron más rápidamente (33 por ciento). Esta cifra se explica por el hecho de que estos glaciares están situados a una altitud relativamente baja, lo que los hace vulnerables al aumento de las temperaturas. Lo mismo ocurre en el Cáucaso, el norte de Asia y Nueva Zelanda.
La Antártida y el Ártico, por su parte, sólo perdieron entre 1,4 y 2,8 por ciento de su masa. Aún así, esto representa volúmenes mucho mayores en términos absolutos y estas pérdidas podrían acelerarse en las próximas décadas, ya que estas regiones se encuentran entre las más afectadas por el calentamiento global. El atlas permite ver cómo se distribuye esta proporción de hielo perdido a escala mundial.
«Antes no disponíamos de órdenes de magnitud tan precisas», explicó Rabatel. «Necesitamos tener un conocimiento lo más detallado y preciso posible de cómo evolucionarán nuestros glaciares en los próximos años y décadas, no sólo de aquí a 2100. Aquí es donde el conocimiento de la distribución de los espesores se convierte en el punto clave», subrayó. En 2022, por ejemplo, se vio el importante papel de los glaciares cuando, tras un verano extremadamente caluroso y seco en Francia, su deshielo contribuyó significativamente a aumentar el caudal de los ríos en septiembre, compensando en parte la falta de precipitaciones.
Fuente: eltiempo.com