Ajolote, el monstruo mexicano que lucha por no extinguirse
Cuando se hacían los sacrificios necesarios para poner en movimiento el Quinto Sol mexicano, el Dios Xolotl se vio obligado a usar sus poderes de transformación para que no le llegara la muerte. Se escondió un par de veces para no ser asesinado, pero en ambas ocasiones fue atrapado, por lo que, finalmente, decidió introducirse en el agua y transformarse en anfibio.
Esta es la leyenda del ajolote mexicano, que vuelve a estar en peligro de muerte. Esta vez de manera irremediable: investigadores señalan que el monstruo de agua mexicano podría extinguirse en cinco u ocho años.
El escritor del libro El Ajolote. Biología del anfibio más sobresaliente del mundo, Andrés Cota Hiriart, escribe que los más optimistas creen que sólo quedan cerca de 100 en libertad. Pero otros dicen que quedan apenas un par de decenas.
Lo cierto es que aunque históricamente vivía en el lago de Texcoco, el de Xochimilco, el de Chalco y en sus conexiones con el de Zumpango y el de Xaltocán, actualmente, en vida libre, sólo es posible encontrarlo en Xochimilco.
El problema es que Xochimilco es un lago enfermo a causa de las construcciones cercanas que se han ido comiendo el humedal, a lo que se suma el desagüe de la capital y el uso de agroquímicos debido a que las chinampas que se han ido desecando.
Otro de los factores de que se encuentre en peligro de extinción fue la introducción de la tilapia y la carpa en Xochimilco para promover la pesca, que convirtieron al ajolote en depredadora… la cadena alimenticia.
La fascinación por este anfibio es tal que Julio Cortázar escribió un cuento sobre él, Octavio Paz los menciona en su poema Salamandra y el antropólogo y sociólogo Roger Bartra se inspiró en el para crear dos libros: La jaula de la melancolía y Axolotiada. Vida y mito de un anfibio mexicano.
Refugio Chinampa
El Instituto de Biología de la UNAM, en conjunto con la Secretaría de Cultura federal y el gobierno de la Ciudad de México crearon el proyecto “Refugio Chinampa” para rescatar al ajolote.
El investigador Luis Zambrano, en conjunto con los dueños de algunas tierras en Xochimilco, crearon 10 refugios para ajolotes y trabajan de la mano de productores para mostrarles a sembrar verduras sin usar agroquímicos.
A los ajolotes se les coloca un chip para seguirlo y así identificar qué tipo de hábitat prefieren y, con esto, crear más refugios.
La casa del ajolote
En el Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC), tiene como una de sus funciones evitar que el ajolote se extinga. En 2016, se introdujeron 500 organismos a su hábitat natural en 2018.
Esta fundación, dependiente de la UAM- Xochimilco, sentó las bases para la producción en cautiverio del ajolote para la preservación de la especie.
Fuente: huffingtonpost.com