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Una sociedad enferma no puede educar, innovar ni prosperar: Carlos Aguilar Salinas, nuevo miembro de El Colegio Nacional

Agregó que “la ciencia sola no basta. Necesitamos una ciencia que dialogue con la política, con la economía y con la cultura. Una ciencia comprometida con la justicia social”

“Estoy consciente de que el honor implica también una responsabilidad de por vida: compartir el conocimiento, fomentar el diálogo y contribuir al bienestar colectivo desde el saber”, sostuvo Carlos Alberto Aguilar Salinas, nuevo miembro de El Colegio Nacional, al dictar su lección inaugural: Las enfermedades metabólicas en México: un reto enorme y una oportunidad para innovar.

Acompañado por el presidente en turno de El Colegio Nacional, Luis Felipe Rodríguez Jorge, quien leyó la salutación; el colegiado Adolfo Martínez Palomo, quien dio respuesta a su discurso; y miembros de la institución, amigos y familiares, el endocrinólogo mexicano y director de Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), recordó que ingresar a El Colegio Nacional es la más alta distinción del quehacer intelectual en México. “Haré mi mayor esfuerzo para contribuir, con excelencia, al compromiso de El Colegio Nacional con nuestra patria”, sostuvo.

“Este recinto, al que accedo con enorme respeto, no sólo ha reunido a figuras eminentes del conocimiento, sino que ha contribuido a la vida pública de la nación. Desde su inauguración, en mayo de 1943, El Colegio Nacional ha sido un faro de pensamiento libre, crítico y humanista, como lo soñaron sus fundadores”.

El fundador de la Unidad de Investigación de Enfermedades Metabólicas del INCMNSZ enfatizó que la salud es condición y resultado del progreso. “Una sociedad enferma no puede educarse, innovar ni prosperar. Por ello, la preocupación por la salud debe ser un eje transversal del pensamiento nacional. El Colegio, al integrar médicos, biólogos, científicos sociales, escritores y artistas, tiene la posibilidad y el deber de generar una mirada holística sobre este tema”.

Agregó que, desde sus orígenes, esta institución abrió espacios para discutir los grandes desafíos sanitarios. Un ejemplo de ello fue el médico cardiólogo Ignacio Chávez, quien desde esta tribuna hizo un llamado a la reforma del sistema médico nacional, o las aportaciones de Guillermo Soberón y Julio Frenk, quienes promovieron un enfoque integral de la medicina basada en evidencia y equidad.

“Hoy, más que nunca, esa visión integradora es necesaria. México vive una paradoja: por un lado, ha logrado avances en cobertura sanitaria y control de algunas enfermedades infecciosas; por el otro, enfrenta una creciente carga de enfermedades metabólicas, que amenazan con colapsar los sistemas de salud, las finanzas públicas y el tejido social”.

El médico mexicano dedicó su intervención a reflexionar sobre el tema que ha guiado su trayectoria científica: el desafío originado por las enfermedades metabólicas para la salud pública del país, uno de los principales problemas que enfrenta el país y lo que considera una oportunidad para replantear los vínculos entre ciencia, sociedad y política pública.

“Cuando hablamos de enfermedades metabólicas, nos referimos a un conjunto de trastornos crónicos que comparten mecanismos comunes en su fisiopatología: la obesidad, la diabetes tipo 2, las dislipidemias, la hipertensión arterial, el hígado graso y las enfermedades cardiovasculares causadas por la aterosclerosis. Estas condiciones tienen un sustrato genético, pero los determinantes sociales profundamente arraigados han sido el motor para su crecimiento”.

De acuerdo con Aguilar Salinas, México es uno de los países más afectados por esta pandemia silenciosa. Más del 75% de la población adulta vive con un contenido de grasa corporal mayor a lo saludable. Uno de cada ocho adultos tiene diabetes y la hipertensión afecta a uno de cada cuatro. Estas cifras son alarmantes no sólo por su magnitud, sino por sus consecuencias: pérdida de años de vida saludable, disminución de la productividad, aumento de la pobreza y saturación del sistema de salud.

“Estas enfermedades no aparecen de forma aislada ni arbitraria. Son el resultado de un entorno que limita la actividad, de sistemas alimentarios desregulados, de entornos urbanos que no promueven el ejercicio, de políticas fiscales inadecuadas y, sobre todo, de una desigualdad estructural que condiciona los hábitos de vida desde la infancia”.

Oportunidades para enfrentar este desafío

Con relación a las oportunidades para enfrentar el desafío, el colegiado enfatizó que la investigación de las enfermedades metabólicas es una de las áreas de la ciencia de mayor competencia. Apuntó que la expresión clínica de estos padecimientos tiene peculiaridades en la población mexicana. “Se expresan a edades tempranas, cuando el paciente acumula una cantidad de tejido adiposo menor al observado en otros grupos étnicos. Además, nuestra población tiene una mayor susceptibilidad para tener algunas comorbilidades y complicaciones como la nefropatía por diabetes”.

La naturaleza multiétnica de la población, con un componente nativo americano predominante, es un área de estudio innovadora, ya que los habitantes latinoamericanos no estaban incluidos en los grandes consorcios genéticos. “Confirmamos que existen variantes específicas para nuestra población que aumentan su susceptibilidad para sufrir enfermedades metabólicas… Nuestro grupo midió la incidencia de diversas condiciones en 6 mil 600 adultos residentes en el centro del país, seguidos durante 3 años. Describimos la heterogeneidad de estas condiciones”.

En suma, la integración de bases de datos genómicos, clínicos y sociales de las cohortes creadas en México puede revolucionar la forma en que clasificamos, prevenimos y tratamos estas enfermedades. Además, el fundador de la primera clínica de lípidos en Estados Unidos recordó que otra condición de impacto social es el hipercolesterolemia familiar, enfermedad que afecta a uno en 230 adultos aparentemente sanos y que provoca un mayor riesgo cardiovascular evitable. “Sin tratamiento, más del 70% de los pacientes mueren antes de los 70 años por un infarto del miocardio. Con los recursos actuales, la mortalidad cardiovascular debería ser similar al del resto de la población, si el tratamiento es iniciado desde la juventud”.

Subrayó que las estrategias preventivas no han sido implementadas en México por falta de información. Para ello se creó el registro Mexicano de Hipercolesterolemia Familiar, el cual ha recolectado la información clínica y evolución de más de 900 pacientes. Recientemente, se concluyó la identificación de las mutaciones causales. “Pero para que estas oportunidades se concreten, se requiere más que tecnología. Se requiere voluntad política, colaboración intersectorial y participación social. La ciencia sola no basta. Necesitamos una ciencia que dialogue con la política, con la economía, con la cultura. Una ciencia comprometida con la justicia social”.

Un homenaje al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán

En su sesión inaugural, Carlos Aguilar Salinas también rindió un homenaje al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, institución que ha sido cuna de conocimiento, de formación médica y de compromiso con la salud nacional, desde 1946. Aquí se establecieron los primeros programas sistemáticos para la atención integral de la desnutrición, la diabetes y la obesidad y se realizaron algunas de las primeras intervenciones quirúrgicas y terapias nutricionales que hoy son estándar de cuidado.

“Pero quizá lo más valioso del Instituto no está en sus publicaciones, en sus patentes o en sus aulas. Está en su ética. Una ética que concibe a la medicina como vocación de servicio, a la ciencia como acto de responsabilidad social y al paciente como el centro de todo esfuerzo. Rindo homenaje a los tres integrantes del Instituto que han formado parte de El Colegio Nacional: los Doctores Guillermo Soberón, Ruy Pérez Tamayo y Donato Alarcón. Me siento honrado de representar a una institución que ha hecho de la lucha contra las enfermedades metabólicas no sólo una prioridad académica, sino una causa moral.

“El ingreso al Colegio Nacional no es para mí un punto de llegada, sino un punto de partida. Me comprometo a honrar esta distinción con trabajo, con entrega y con la convicción de que el conocimiento tiene sentido sólo cuando se pone al servicio de los demás.

“Quisiera cerrar este discurso con un escenario que representa nuestra situación. Imaginemos que la epidemia de enfermedades metabólicas es una tormenta: oscura, persistente y devastadora. Frente a esa tormenta, la ciencia es un faro que nos alumbra, que cambia el rumbo de los que la enfrentamos y que nos motiva para llegar a buen puerto. Ese faro somos todos. Médicos, científicos, maestros, legisladores, madres, jóvenes, campesinos, artistas. La luz del faro debe alcanzar a toda la población para que adopten el autocuidado basado en decisiones informadas”.

Salutación

En las palabras de bienvenida a esta ceremonia, el presidente en turno de El Colegio Nacional, Luis Felipe Rodríguez Jorge, recordó realizó una remembranza de la labor de los médicos que han presidido al nuevo integrante en la dependencia. Subrayó que, en el campo de la medicina, destacan Ignacio Chávez Sánchez, cardiólogo, impulsor de la medicina médica, fundador y reformador de distintas instituciones especializadas como el Instituto Nacional de Cardiología que lleva su nombre; Mariano Uribe Troncoso, oftalmólogo e inventor de diversos instrumentos del estudio clínico del globo ocular.

Ignacio González Guzmán, quien colaboró en la creación del laboratorio de Estudios Médicos y laboratorios en la UNAM, hoy conocido como el Instituto de Investigaciones Biomédicas; Manuel Martínez Báez, quien participó en la fundación del Instituto de Salubridad y enfermedades Tropicales, además de ser parte del grupo que formuló el proyecto de constitución de la Organización Mundial de la Salud. Jesús Kumate, quien, como secretario Salud, impulsó el programa de vacunación universal. Ruy Pérez Tamayo, fundador y director por más de 15 años de la Unidad de Patología de la Facultad de Medicina de la UNAM. Y María Elena Medina Mora, quien fundó el Centro de Investigación en Salud Mental Global.

“Estamos ciertos de que, a partir de ahora, el doctor Aguilar Salinas sostendrá con ellos un fructífero intercambio de saberes que rendirá beneficios en la difusión de los logros de la ciencia médica, puesta al servicio de los mexicanos y las mexicanas. Para el Colegio Nacional, es y será un orgullo, contribuir al desarrollo de las ciencias exactas, las ciencias biológicas, y de la salud, así como de las ciencias sociales, las artes, las humanidades y las letras”.

La ciencia, el faro que alumbra

El colegiado Adolfo Martínez Palomo fue el encargado de dar respuesta a la lección inaugural de Carlos Aguilar Salinas. Aseguró que, para El Colegio Nacional, resulta altamente satisfactorio y oportuno a la vez, recibir como miembro de esta institución, a un médico cirujano, endocrinólogo y doctor en investigación médica.

“Satisfactorio por la sólida reputación académica de nuestro colega, en él se conjuntan la búsqueda de la verdad del investigador, la esencia humanista del médico, la amplitud de miras del epidemiólogo y la generosidad del maestro y del divulgador. Oportuno también, porque es experto en el estudio de los principales retos de salud del país, ninguno con más autoridad o mejor preparación para visualizar el camino que falta por recorrer”.

Nacido en la Ciudad de México, Aguilar Salinas es director de investigación en el Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, donde coordina el programa de maestría y doctorado en ciencias Médicas de la UNAM y donde coordinó la Unidad de Investigación de Enfermedades Metabólicas en la Clínica de Epidemias.

“El doctor Aguilar Salinas invita a replantear los vínculos de salud, sociedad y política pública, teniendo a la ciencia como eje principal, en sus propias palabras: la ciencia es faro que alumbra, que cambia el rumbo y que motiva para llegar a buen puerto. Bienvenido Carlos Aguilar Salinas a El Colegio Nacional, en hora buena”.

Fuente: El Colegio Nacional

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