“Los objetivos que determinó Rosenblueth para la creación del CINVESTAV han permanecido inalterados desde su creación, el 17 de abril de 1961: promover y dar facilidades para la realización de investigaciones científicas y tecnológicas originales”, subrayó Martínez Palomo
El doctor Arturo Rosenblueth fue pionero de la fisiología y figura central en la construcción de la ciencia moderna en México, sostuvo Pablo Rudomin, miembro de El Colegio Nacional, al coordinar la mesa Celebración de los 125 años del nacimiento de Arturo Rosenblueth: De la cibernética a la IA. “Su visión institucional reflejaba su propia trayectoria, combinando el rigor experimental, con la apertura conceptual, integrando a México a las corrientes más innovadoras de la ciencia mundial”.
Arturo Rosenblueth nació en Guerrero, Chihuahua, el 2 de octubre de 1900, en el seno de una familia de tradición cultural. Se inició como médico en la Escuela Nacional de Medicina, y desde muy temprano mostró un interés los fundamentos experimentales de la fisiología, que lo llevó a ampliar su formación en Europa, donde entró en contacto con corrientes de investigación de biomédica. En México, ejerció la docencia y la práctica médica, actividades que reforzaron su convicción de que el avance científico debía sustentarse en la experimentación rigurosa, pero también en un marco conceptual claro que trascienda la acumulación de datos.
De acuerdo con Rudomin, junto al matemático Norbert Wiener, Rosenblueth explicó cómo las redes neuronales podían mostrar afinidad, mediante la retroalimentación. De ese encuentro surgió una de las raíces conceptuales de la neurociencia moderna y de la inteligencia artificial, el diálogo entre las neuronas reales. En 1930 obtuvo la Beca Guggenheim para estudiar en el departamento de fisiología de la Universidad Harvard, entonces dirigido por Walter Cannon, con el que trabajó sobre la transmisión química entre elementos nerviosos.
Posteriormente, Ignacio Chávez, director del recién fundado Instituto Nacional de Cardiología México, invitó a Rosenblueth a dirigir el departamento de fisiología, y con plena libertad, estableció una Escuela Científica, que transformó la investigación biomédica en el país. Tras su labor en el Instituto Nacional de Cardiología México, fue nombrado el primer director del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, en 1961.
“Promovió un modelo de investigación impulsado por la excelencia académica, la interdisciplinaridad y la proyección internacional”. Bajo su liderazgo, el Cinvestav se consolidó como un núcleo de formación de investigadores de alto nivel, y como un espacio para el desarrollo de proyectos estratégicos para el país. “La obra de Arturo Rosenblueth constituye un ejemplo de cómo la investigación experimental puede entrelazarse con la conceptual para generar un campo entero de conocimiento”, detalló Rudomin.
Señaló que su trabajo con el médico estadounidense Jacob Bigelow dio lugar a la cibernética, ofreciendo un marco para comprender la conducta finalista a través de la retroalimentación. Además, fue miembro de El Colegio Nacional desde el 6 de octubre de 1947.
Al tomar la palabra, el colegiado Adolfo Martínez Palomo, recordó que los objetivos que determinó Rosenblueth para la creación del CINVESTAV, han permanecido inalterados desde su creación el 17 de abril de 1961: “promover y dar facilidades para la realización de investigaciones científicas y tecnológicas originales. Preparar investigadores y profesores que, diseminados en todo el país, eleven la calidad de la enseñanza superior, y encauzar estudios de ciencia aplicada que permitan mejorar las condiciones de vida y el desarrollo técnico del país”.
“A 125 años de su nacimiento, podemos constatar que su deseo de ser recordado por amigos, colegas y jóvenes, como ejemplo de obra, personalidad y realizaciones, se cumple”, puntualizó Martínez Palomo.
Por su parte, el Carlos A. Coello Coello, miembro de El Colegio Nacional, expuso que, en 1943, se publicó un artículo titulado “Behavior, Purpose, and Teleology”, derivado de una charla que Arturo Rosenblueth dio ese mismo año. “Este ensayo es considerado el primer texto publicado sobre la cibernética. Buscaba replantear el concepto de teleología, a partir de un marco teórico riguroso que tomara en cuenta el comportamiento dirigido a metas tanto en los organismos biológicos como en las máquinas”.
“Desafiando los conceptos que prevalecían en su época, Rosenblueth y sus colegas establecieron las bases de la cibernética y ejercieron una gran influencia en el desarrollo de múltiples disciplinas que continúan explorando el complejo balance entre mecanismo y propósito en los sistemas complejos”.
Enrique Hernández Lemus, del Instituto Nacional de Medicina Genómica, aseguró que Rosenblueth fue un científico mexicano que entendió la ciencia no sólo como una búsqueda de datos, sino como una construcción creativa de modelos para comprender el mundo. Un ejemplo sobresaliente de esto es el breve, pero conciso es el ensayo “The Role of Models in Science” que junto con Norbert Wiener publicó en la revista Philosophy of Science en 1945.
“Rosenblueth anticipó la noción moderna de modelización computacional y pensamiento sistémico. Su idea de “intercambio entre símbolos y eventos” prefigura la manera de trabajar en la bioinformática, la simulación de redes neuronales, las ciencias de la complejidad y la inteligencia artificial”, concluyó Hernández Lemus.
Rafael Gutiérrez, del Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, señaló que Rosenblueth no sólo estudió la transmisiones químicas y eléctricas, él no estuvo involucrado directamente en deslindar si la comunicación entre las neuronas era per sé eléctrica y química, aunque todos sus estudios los hizo en la época en la que los neurocientíficos, neuroquímicos, y los neurofisiólogos, estaban por dilucidar como se transmitía la información.
“La información de las neuronas es eléctrica, pero el pase a la siguiente neurona puede ser eléctrica o química. Una de las cosas que se ha repetido aquí, es el contexto del flujo de información. El hallazgo de sinapsis eléctricas silentes pero activables, junto a sinapsis químicas, añade gran capacidad de cómputo a la circuitería neuronal”. Por un lado, la activación de conexiones eléctricas añade un tipo de comunicación más rápido que la transmisión de información química y que es, además, bidireccional. Por otro, permite que se formen nuevos ensambles de neuronas que pueden actuar como unidades funcionales diferentes a las que se comunican químicamente, sin dejar de usar las mismas conexiones anatómicas.
Finalmente, Eugenio Frixione, del Cinvestav, recordó el libro titulado Mente y cerebro de Rosenblueth, que estudia el cerebro y su parte fisiológica. “En el prefacio explica: uno de los propósitos para escribir esta monografía es enfatizar las contribuciones, que la biología, la fisiología y en particular la neurofisiología, pueden ofrecer una formulación de la filosofía de la ciencia y en análisis entre la relación, mente y cerebro”, concluyó.
Fuente: El Colegio Nacional


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