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Que lo arregle la ciencia

Juli Capella

¿Salvaremos el mundo gracias a los avances científicos o a una mayor conciencia? Son dos extremos de una actitud esperanzada. Pero sin conciencia, por mucho avance científico que haya, no podremos garantizar su aplicación con fines nobles

A veces de buena fe, a veces por ingenuidad, el hombre es confiado. Tiene fe en que las cosas se arreglarán. El error está en el se. Como cuando decimos ‘hay que’. Nunca nos implica. En esta esperanza solemos visualizar la ciencia y los avances tecnológicos como una panacea. Con el covid el tema ha funcionado así, la ciencia, con la vacuna, nos ha salvado. Solo había que esperar. Una de las principales fes es que los avances científicos van a revertir el desequilibrio medioambiental. No nos preocupemos por la debacle del ecosistema porque la ciencia lo arreglará. La gente que ha adoptado esta creencia no recicla, porque le parece insignificante lo que él puede contribuir respecto a la monstruosidad de las principales empresas contaminantes. Su postura es pasiva. Sigue usando el coche de combustión, pues está convencido de que, en breve, todos serán eléctricos. Por eso vive sin mala conciencia, confía en algo que está por venir, sin su intervención. Llamémoslo innovación científica.

En el otro extremo encontramos al concienciado radical. Su postura es activa. Desconfía de los avances científicos. Son, precisamente, los que nos han llevado a un progreso que colapsa. Por tanto, la solución es renunciar a este falso progreso al que nos ha ido llevando la industrialización. Hay que decrecer, volver a lo lento, lo manual, lo cercano. Y hay que extremar la actitud responsable. Cada acto cotidiano debe ser una lucha a muerte. Al abrir el grifo por la mañana, cuando recoja el agua sobrante, cuando use jabón casero. Cuando cultive él mismo o compre solo ecológico. Y apenas lo estrictamente necesario. Sin voluntad de acumular ni de mostrar status con sus bienes materiales. De hecho, prefiere usar que tener, y acepta que la materia solo sirve si le sirve, y solo cuando le sirve. Al minuto siguiente, puede serle útil a otro o simplemente inútil.

Dos posturas antagónicas: ¿salvaremos el mundo gracias a los avances científicos o a una mayor conciencia? Son dos extremos de una actitud en definitiva esperanzada, incluso optimista. Pero sin conciencia, por mucho avance científico que haya, no podremos garantizar su aplicación con fines nobles. La tecnología jamás ha sido neutra, más bien peligrosa. Por tanto, debemos buscar un avance de la sensibilización ciudadana. Concienciando al confiado y dando confianza al concienciado. O eso, o tururú. Rebelión con tecnología, o extinción.

Fuente: elperiodico.com