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México necesita a ciudadanos y científicos en el mismo frente

México necesita a ciudadanos y científicos en el mismo frente

Lourdes Mateos Espejel

La generación de conocimiento por lo general se concibe desde y a través de las instituciones educativas, gubernamentales e incluso la política. Sin embargo, muy pocas veces escuchamos que los ciudadanos participen en procesos de investigación que permitan resolver problemáticas que impacten de manera local y puntual. Ante esto, la Unión Europea desde 2016 implementó políticas públicas que permitieran a los ciudadanos colaborar en el desarrollo de ciencia y tecnología. Bajo el concepto de Ciencia Ciudadana, instituciones educativas y gubernamentales en Europa incorporaron a personas sin formación científica para que aportaran propuestas y colaboraran con los científicos en soluciones de impacto para sus comunidades.

De acuerdo con Christian Mesía-Montenegro, la Ciencia Ciudadana es un modelo de participación social que permite que ciudadanos sin preparación formal colaboren en la generación de conocimiento a través de roles estratégicos, técnicos y operativos dentro de un proceso riguroso de investigación, desarrollada por científicos.

En la agricultura este modelo recientemente ha sido retomado en países como Francia e India para brindar conocimiento a los agricultores a través de plataformas digitales, y así lograr una comunicación multidireccional con los científicos. En México existen algunos casos de éxito, como el reportado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, que coordina tres plataformas vinculadas a organismos e instituciones internacionales. Una de ellas es Aver Aves, parte de la red internacional eBird de la Universidad de Cornell, y que tiene el objetivo de incorporar a ciudadanos voluntarios que recolecten datos sobre tipos y ubicación de especies de aves, para así conformar una base de datos actualizada.

Si bien estos casos dan muestra de que los ciudadanos pueden ejercer el rol de fuentes de información en procesos de investigación científica, también es necesario incorporarlos en el mismo frente que los investigadores. ¿De qué manera? a través de concebir a la ciencia ciudadana como una gobernanza sociotécnica; es decir, una organización conformada por ciudadanos y científicos para la creación y construcción de materiales, prototipos, protocolos y procedimientos que permitan resolver problemas puntuales y de índole local o comunitaria, sin necesidad de que exista una intervención directa del gobierno.

Si bien esta propuesta vislumbra nuevas oportunidades, también refiere que debe existir un cambio en la percepción y creencias sobre el quehacer científico por parte de los propios científicos.

En México es necesario generar políticas públicas que permitan que científicos y ciudadanos colaboren en conjunto para que por un lado se orienten procesos de investigación a las necesidades de las comunidades, y por otra los ciudadanos colaboren en la resolución de esas necesidades. Finalmente, esto es parte de lo que hoy organismos como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) buscan a través de la denominada Tetrahélice.

Fuente: milenio.com

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