“Los Derechos Humanos no son violados cuando, como Estado, se insiste en su promoción, respeto, protección y garantía”: Nuria González Martín
Explicó que realizó una investigación para identificar los niveles de armonización de los derechos humanos en México, particularmente de niñas, niños y adolescentes
Con la mesa redonda Principios constitucionales de los derechos humanos (universalidad, interdependencia, indivisibilidad, progresividad) concluyó el ciclo Derechos humanos: 10 años de la Reforma Constitucional, coordinado por Diego Valadés, y en memoria de Héctor Fix-Zamudio, miembros de El Colegio Nacional.
En la sesión, que se transmitió en vivo el 3 de junio a través de las plataformas digitales de la institución, participaron los expertos juristas: José Ramón Cossío, miembro de El Colegio Nacional; Mónica González Contró, experta en derechos humanos de niñas, niños y adolescentes; Nuria González Martín, observadora de la Conferencia de La Haya de derecho internacional privado; Patricia Kurczyn Villalobos, directora de la Revista Latinoamericana de Derecho Social; y Diego Valadés, autor de su más reciente libro Problemas y perspectivas del sistema presidencial mexicano, quien coordinó y moderó la mesa.
Para dar inicio con el conversatorio, Diego Valadés presentó la discrepancia entre las cifras que aporta el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) respecto a los homicidios en México entre 2015 y 2019, y las del INEGI; abogó, con desconcierto, que el INEGI reporta 47 mil homicidios menos que el SNSP, y señaló que no contamos con mecanismos de información y evaluación para conocer la verdad del nivel de cumplimiento de los derechos humanos.
Por su parte, el colegiado José Ramón Cossío, en su participación, explicó los tres segmentos del artículo primero de la Constitución. En primer lugar, habló del reconocimiento por parte de la ley de los derechos humanos de fuente constitucional y convencional a partir de junio de 2011. Lo que significa la contemplación de todo derecho humano identificado en cualquier tratado internacional que haya celebrado México, y no sólo de aquellos que tienen la vocación de protección de los derechos humanos. Como segundo término, destacó la importancia de poner en igualdad jerárquica los derechos encontrados, lo mismo en convenciones que en tratados o en la Constitución, para después localizar aquellos que tengan la mayor capacidad de protección a las personas. Finalmente, se refirió a la convocatoria dirigida a todas las autoridades –judiciales, legislativas, administrativas– a realizar la promoción, el respeto y la garantía de los derechos humanos a favor de las personas.
“Universalidad significa que no podemos hacer distinción entre personas, interdependencia indica que la autoridad debe encontrar la manera de interrelacionar estos derechos, la indivisibilidad significa que no se puede fragmentar, y progresividad equivale a decir que no puede haber retroceso”, explicó el jurista.
Concluyó dando su opinión sobre la situación actual, en la que hay una retórica de apoyo a los derechos humanos por parte del Estado pero que a nivel de prácticas estamos enfrentando una contracción de la posibilidad protectora de los derechos humanos.
En su intervención, Mónica González Contró advirtió que para ella los cuatro Principios tienen como eje rector la igualdad. Por eso, en un primer momento definió lo que se entiende por igualdad en la teoría de los derechos humanos y argumentó que los Principios manifestados en el artículo primero aluden a la Declaración de los Derechos Humanos cuando dice que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. En segundo lugar describió lo que ella entiende por cada uno de los Principios y, posteriormente, abordó tres problemáticas de los mismos: su aplicación a ciertos grupos en condición de vulnerabilidad; los obstáculos de las representaciones sociales para la materialización de los Principios, cuyo enfoque versó en el tema de la discriminación; y dificultades que implican retos para el cumplimiento de las obligaciones específicas del mismo artículo.
Asimismo, planteó que la práctica discrepa mucho de lo que estipula la carta constitucional, sobre todo cuando se refiere a los niveles de desigualdad y pobreza en México. Declaró que la emergencia sanitaria actual profundizó la brecha entre mexicanos debido a que algunos pudieron quedarse en casa, tener atención médica y otros, no. Finalmente, expresó que para ella los derechos humanos son la mejor herramienta para cambiar la realidad.
Después de dar el significado de los Principios constitucionales, Nuria González Martín versó su exposición en la armonización normativa. Explicó que realizó una investigación para identificar los niveles de armonización de los derechos humanos en México, particularmente de niñas, niños y adolescentes. Dijo que aunque en el país se han fortalecido los derechos humanos, los resultados de su investigación fueron poco alentadores. Examinó 32 entidades federativas de la República y lamentablemente en ninguna hubo más de 5% de armonización, por eso hace un llamado urgente de atención y nos recuerda cuatro premisas de la Reforma Constitucional Mexicana de 2011 sobre las que hay que emprender acciones. La primera, que habla de la armonización normativa como un deber inaplazable frente al mandato constitucional. En segundo término, recuerda que México ha reforzado su participación respecto a los derechos humanos, lo que obliga a conocer todos los tratados que aluden a éstos. En tercer lugar, puntualiza que si no armonizamos las normas, estamos ante la violación más impune de los derechos humanos. Por último, menciona que los derechos humanos no son violados cuando, como Estado, se insiste en su promoción, respeto, protección y garantía.
En su intervención, Patricia Kurczyn Villalobos, realizó una breve mirada al pasado y comprobó que en la Constitución de 1917 ya teníamos una extraordinaria declaración de derechos sociales considerados para una clase trabajadora, la cual representa la mayor parte de la población del mundo. A partir de ahí expuso su perspectiva de los derechos humanos en materia laboral e hizo un llamado a respetarlos, pues cuando no ocurre así, no sólo se ve afectada una persona sino todo el núcleo familiar, pasando por las colectividades hasta llegar a la sociedad entera. Respecto a los Principios dijo que no hay manera de separarlos del sentido laboral, pues está impregnado, de derechos económicos, por un lado, y de los derechos sociales por el otro; de ahí se explica el enorme reto que ha sido poder equilibrar estos aspectos para que en los países del mundo haya justicia social.
Destacó la importancia de los artículos primero y 123 por ser la “columna vertebral de la Constitución mexicana. Para poner en práctica el principio de universalidad hay que reconocer que los derechos humanos no sólo corresponden a los empleados sino también a empleadores, y hay que darles los márgenes de defensa que necesitan”, concluyó.
Finalmente, Diego Valadés cerró la mesa explicando que la sociedad actual experimenta una crisis de convivencia. Aclaró que “una crisis no es una ruptura si no un momento que hace frente a las adversidades”. Dijo que la convivencia se ha visto afectada por “la retórica del enemigo” que caracteriza el ambiente político y de comunicación del país en nuestros días. Esta retórica se basa en la exclusión, e incluso repulsión, hacia las clases. En esta misma línea, se centró en la fractura de la convivencia entre mujeres y hombres debido a la intolerancia en contra de la mujer. Luego, planteó como hipótesis que el uso y exigencia de un lenguaje de género se relaciona con la condición de acoso a la que se somete a la mujer, y que esto es una circunstancia deficitaria en materia de derechos humanos.
Fuente: El Colegio Nacional