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Lo que los piojos revelan del pasado y presente humano

“La migración humana hacia América, está reflejada en una onda de co-migración de los piojos humanos durante el poblamiento del continente, seguida de la migración europea durante la colonización del Nuevo Mundo”: Marina S. Ascunce

“La relación entre el piojo y los humanos data de miles de años. Nos necesitan para poder dispersarse en el mundo”, es decir, la evolución de este insecto es paralela a la de los seres humanos, sostuvo la bióloga Angélica González-Oliver, al iniciar la conferencia El DNA de los piojos, como parte del ciclo Los viernes de la evolución, coordinado por Antonio Lazcano Araujo y José Sarukhán, miembros de El Colegio Nacional.

La investigadora del Departamento de Biología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México explicó que se ha secuenciado el DNA de los piojos y hoy se sabe que están conformados por 108 millones de pares de bases y tienen 10 mil 773 genes. Además, “se ha calculado con el DNA, que los primates comenzaron su relación con los piojos hace 22 millones de años.

También se ha identificado que los piojos Pediculus schaeff se separaron de los Pediculus humanus hace 5.6 millones de años. Esto concuerda con la separación de los humanos de los chimpancés, calculada en 6 millones de años”, puntualizó.

Por su parte Marina Ascunce, investigadora del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, expuso que en general “la diversidad genética de las poblaciones de piojos en el mundo está geográficamente muy bien estructuradas, aproximadamente 12% de los piojos muestreados (33 de 274) parecen ser híbridos, y el 75% (25 piojos) de los híbridos se encuentran en América”.

“Analizamos diferentes modelos evolutivos, en donde cada uno de los grupos genéticos de los piojos evolucionó en una población humana hospedera diferente y divergieron simultáneamente con sus hospederos.

Hay datos antropológicos que se utilizaron para inferir en el tamaño poblacional de estos insectos en distintas épocas, para esto se desarrollaron siete modelos”, explicó la investigadora. Detalló que los modelos fueron siete y son los siguientes:

  • Los piojos híbridos derivaron de piojos que parasitaron la cabeza de neandertales hace de 120 mil a 140 mil años.
  • Los piojos híbridos derivaron de piojos que parasitaron la cabeza de humanos anatómicamente modernos hace 50 mil a 80 mil años.
  • La mezcla genética antigua entre neandertales ocurrió en periodos contemporáneos.
  • La mezcla durante la conquista española en América hace 500 años.
  • La hibridación ocurrió en los últimos cien a 40 años, en la primera y segunda guerra mundial.
  • Refleja el comienzo de globalización de 1980.
  • Refleja los últimos diez años.

Aclaró que para el estudio se consideró el tiempo de maduración de los piojos de la cabeza, del estado huevo a macho adulto reproductivo y de hembra adulta capaz de poner huevos a 18, 27 y 36 días: “la migración humana hacia América, está reflejada en una onda de co-migración de los piojos humanos durante el poblamiento del continente, seguida de la migración europea durante la colonización del Nuevo Mundo”.

“Futuras investigaciones en genética, genómica, epigenética y transcriptómica en los piojos humanos permitirán entender su evolución y conocer los procesos que conducen a la divergencia de las poblaciones y la especiación”, concluyó Marina Ascunce.

Los Piojos: Parásitos Especializados en Humanos

González-Oliver explicó que la especie de piojos Pediculus humanus es la que habita en las personas. Como parte de sus características biológicas, estos insectos cuentan con un aparato bucal que pica y succiona sangre, ellos perforan la piel y con su saliva, que posee un anticoagulante, absorben el líquido rojo.

De acuerdo con la experta, “los piojos son insectos que están dentro del orden de Phthiraptera, grupo donde se encuentran los piojos de los mamíferos y su alimentación es básicamente de sangre”. Se trata de parásitos del tipo Ectoparasitos, esto significa que viven fuera las personas, por ejemplo, en la cabeza: “para completar su ciclo de vida, somos la única especie que ellos pueden habitar”.

En relación con sus características físicas, la científica mexicana explicó que los piojos tienen un cuerpo blando, con dorso ventralmente aplanado. Su longitud es de 2 a 3.6 centímetros y cuentan con seis patas, en el extremo final de una de éstas, tienen una uña muy grande que, junto con la protuberancia de la tibia, forma una pinza que les sirve para sujetarse firmemente al pelo. Además, poseen antenas, abdomen segmentado, y ojos que están dispuestos lateralmente.

“Hay dos tipos de especies: el piojo de la cabeza, que se llama Pediculus humanus capitis, mientras que el piojo del cuerpo o ropa se conoce como Pediculus humanus humanus. Ambos, presentan distinta morfología y comportamiento.

Las hembras de la especie de la cabeza ponen huevos en la base del cabello, los infantes son quienes sufren más de su presencia y no transmiten enfermedades”; mientras que la otra especie deposita los huevos en el cuerpo y puede transmitir enfermedades mortales, ya que son vectores de bacterias patógenos rickettsia, que originan tifus epidérmico.

González-Oliver señaló que el ciclo de la vida de un piojo inicia con el huevo llamado liendre, el piojo juvenil es conocido como ninfa y posteriormente pasará por tres mudas durante 18 a 20 días; esta ninfa va a madurar y va a dar origen a un piojo adulto: “un piojo adulto vive en la cabeza aproximadamente un mes.

Las hembras son más grandes que los machos. Las hembras de los piojos del cuerpo ponen de 50 a 300 huevos en su vida, y las de la cabeza ponen de 50 a 150 huevos”.

“El contagio de piojos se realiza directo de cabeza con cabeza. El contagio indirecto puede ser a través de un peine. Las mascotas no contagian a los piojos”, enfatizó la ponente. Señaló que la sustancias que se utilizan para eliminarlos están generando resistencia en estos insectos, por lo tanto, una de las formas con la que se pueden eliminar es realizar la revisión como lo hacen los chimpancés, retirarlos con la mano o utilizar un peine con dientes muy cerrados.

Fuente: El Colegio Nacional