“Las tecnologías de secuenciación genética son clave para analizar dinámicas ecológicas y evolutivas de patógenos virales”: Marina Escalera Zamudio
En palabras de Marina Escalera, se vive un momento histórico, porque a diferencia del SARS-CoV-1, que llevó diez años estudiar su información, origen, variantes y dispersión, el SARS-CoV-2 se estudia en tiempo real desde el caso cero
“Las interacciones que se pueden dar entre las poblaciones humanas y virales dependen de procesos biológicos, ecológicos y socioculturales. Por ejemplo, la invasión de hábitats naturales y la movilidad humana han provocado la dispersión de la Influenza A estacional, que se esparce con el flujo de pasajeros en los vuelos realizados por el mundo”, afirmó la bióloga Marina Escalera Zamudio al impartir la conferencia Enfermedades virales emergentes: epidemiología y genómica.
La sesión se transmitió en vivo el 21 de mayo por las plataformas digitales de El Colegio Nacional y formó parte del ciclo Los viernes de la evolución, coordinado por los colegiados Antonio Lazcano Araujo y José Sarukhán. La investigadora asociada de la Universidad de Oxford, explicó que, para estudiar los virus de RNA (como el SARS-CoV-2) y su impacto en las poblaciones humanas, los científicos utilizan la herramienta de vigilancia genómica y epidemiológica.
Agregó que “con las tecnologías de secuenciación masiva es posible obtener material genético de patógenos que antes no se hubiera podido detectar. El Sars-Cov-2 no es la única amenaza, hay una amenaza constante de enfermedades emergentes con impacto importante en poblaciones humanas y con las tecnologías de secuenciación masiva se puede realizar el análisis del genoma de patógenos en un contexto evolutivo espacio-temporal. Lo que es clave para estudiar dinámicas ecológicas y evolutivas de los virus.”
De acuerdo con la experta en virus emergentes, la epidemiología genómica complementa la epidemiología clásica, siempre y cuando haya una vigilancia eficiente. Con los datos recolectados por esta herramienta se pueden analizar los patrones de evolución de un virus en meses o años y se pueden modelar variables ecológicas o ambientales, y analizarlas para entender y probar hipótesis de cuáles son los factores que pueden influir en el proceso de dispersión de las enfermedades.
“Algunas de las preguntas críticas que podemos tratar de contestar con datos genómicos son ¿qué agente causal está generando un brote epidémico o pandémico?, ¿cómo se transmite el virus?, ¿dónde se origina un brote pandémico?, y ¿cuáles son los factores que están fomentando la dispersión de un brote infeccioso a nivel local o global?”
En palabras de la científica, para una vigilancia epidemiológica eficiente es imprescindible el trabajo de las personas en los hospitales, quienes directamente toman muestras de los individuos infectados para realizar un diagnóstico. Con estas muestras se pueden construir las bases de datos. Lo anterior permite realizar un análisis filogenético básico, en el que se compara la diversidad genética de los virus y ayuda en la creación de árboles filogenéticos, herramientas que muestran las relaciones de los virus con sus ancestros y su descendencia.
“Los avances de la vigilancia genómico-epidemiológica, se pueden observar con la pandemia actual debido a que se vive un momento histórico, porque a diferencia del SARS-CoV-1, que llevó a los científicos diez años estudiar su información, origen, variantes y dispersión, el SARS-CoV-2 se puede estudiar en tiempo real desde el caso cero y se puede comparar su diversidad genética desde su origen en China y a nivel global. Las herramientas genéticas permiten hacer análisis que complementan e informan en otros aspectos que la epidemiología clásica no nos puede resolver.”
La bióloga, que ha centrado parte de sus investigaciones en el estudio de virus en murciélagos vampiros y en virus de la Influenza aviar, aseguró que otra de las herramientas importantes para comprender la dispersión de patógenos es el análisis de la evolución convergente o paralela, que explica cómo es que rasgos comparables que conducen un mismo fenotipo surgen en poblaciones independientes, por ejemplo, las alas de los murciélagos y de las aves que, a pesar de ser diferentes, tienen el mismo propósito de estrategia de vida.
Explicó que, a nivel molecular, la evolución paralela se puede estudiar primero construyendo genealogías de las secuencias virales que se tienen, es decir creando árboles filogenéticos; después se identifican los genotipos o fenotipos de interés, como las secuencias de virus de baja y alta patogenicidad, la patogenicidad se refiere a su capacidad de producir enfermedad en los huéspedes; posteriormente se pueden encontrar mutaciones asociadas al genotipo, en particular, en los diferentes grupos que comparten propiedades biológicas, y con un modelo estadístico y herramientas se evalúa si las mutaciones están bajo presión de evolución.
“En aves silvestres y domésticas tenemos dos genotipos que son de baja y alta patogenicidad. Los virus de baja patogenicidad en aves no generan síntomas y las aves están bien, pero se pueden generar situaciones de alta patogenicidad que pueden ocasionar enfermedades graves con alto índice de mortalidad, incluso del 100% en aves.”
Al final de su ponencia, la especialista también se refirió al trabajo de vigilancia epidemiológica de los primeros casos de SARS-CoV-2 que realizó en México. “Utilizamos los casos detectados desde el 27 de febrero, que representaban las introducciones más tempranas al país. Queríamos ver si todos estos virus venían de gente que había viajado y que había tenido contacto directo con coronavirus, con personas infectadas en otros países; sin embargo, a partir de estos análisis pudimos ver que desde marzo ya se había detectado un primer brote de transmisión local, lo cual indicaba que probablemente ya había una dispersión establecida y generalizada del virus, por lo menos, en la Ciudad de México.”
Agregó que “si hubiera sido posible hacer este análisis en tiempo real, el estudio hubiera informado a los gobiernos sobre las posibles medidas de contención, porque en ese momento no había, no se cerraron fronteras y se pensaba que no había una transmisión localizada del virus. En otras palabras, este tipo de análisis puede ayudar a los gobiernos a implementar medidas de contención ante brotes epidémicos.”
Fuente: El Colegio Nacional