José Luis Camacho
Desde las aulas universitarias, donde el pensamiento crítico y la reflexión de largo plazo son una exigencia cotidiana, hemos insistido durante décadas en una convicción profunda: no hay desarrollo sostenible ni justicia social duradera sin ciencia, conocimiento y educación. En ese sentido, la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI) constituye un hecho de gran relevancia para México. No es solo una nueva estructura administrativa; es una declaración de principios que devuelve al conocimiento un lugar central en el proyecto nacional.
Este esfuerzo cobra un significado aún mayor por el perfil de su primera titular, Rosaura Ruiz Gutiérrez, una mujer formada en la academia, con una trayectoria sólida, reconocida y profundamente comprometida con la educación pública y la investigación científica. Que sea una académica quien encabece esta Secretaría no es un gesto simbólico: es una decisión estratégica. Ruiz Gutiérrez conoce desde dentro el funcionamiento de las universidades, los retos de la investigación, la importancia de la libertad académica y la necesidad de que el conocimiento dialogue con la realidad social del país.
A lo largo de su carrera, Rosaura Ruiz Gutiérrez ha demostrado capacidad, solvencia intelectual y una visión integral de la ciencia y las humanidades como motores del desarrollo. Hoy, desde la SECIHTI, ha sabido rodearse de equipos altamente preparados, con experiencia y vocación de servicio público, lo que ha permitido tender puentes de colaboración con instituciones nacionales e internacionales. En un mundo marcado por la competencia tecnológica, la innovación acelerada y los desafíos globales, esta apertura al trabajo conjunto es indispensable para que México no quede rezagado.
Uno de los ejes más relevantes de esta nueva etapa es la apuesta decidida por la ampliación del bachillerato como una verdadera palanca de desarrollo social y económico. Quienes hemos dedicado nuestra vida a la docencia sabemos que este nivel educativo es un punto de inflexión: ahí se define si miles de jóvenes continúan su formación o quedan al margen de las oportunidades. Fortalecer el bachillerato, ampliar su cobertura y vincularlo con la ciencia, la tecnología y las humanidades es una política con visión de futuro.
Invertir en el bachillerato significa reducir desigualdades, impulsar la movilidad social y formar generaciones con pensamiento crítico, habilidades científicas y compromiso cívico. Es en esa etapa donde nacen vocaciones, se despierta la curiosidad intelectual y se construyen las bases de una ciudadanía informada. Que la SECIHTI, bajo el liderazgo de Rosaura Ruiz Gutiérrez, comprenda esta dimensión estratégica habla de una visión profunda del desarrollo, que va más allá de resultados inmediatos y apuesta por transformaciones estructurales.
Las ciencias y las humanidades no son un lujo ni un adorno discursivo. Son herramientas al servicio de México. La creación de la SECIHTI y el liderazgo académico de Rosaura Ruiz Gutiérrez abren una oportunidad histórica para reconciliar al país con el conocimiento, fortalecer la educación como motor de bienestar y demostrar que, cuando la ciencia se pone al servicio de la sociedad, el futuro deja de ser una promesa lejana y comienza a construirse en el presente.
Fuente: ejecentral.com.mx


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