El montaje aborda temas como la incertidumbre y la resistencia emocional ante la crisis climática, proponiendo una experiencia teatral de contemplación
Una madre graba podcasts para su hija. En esas bitácoras sonoras cuenta hazañas minúsculas: cómo los insectos logran vivir -y resistir- a pesar de la violencia del mundo. Le habla de polinización, de metamorfosis, de respiraciones invisibles. Pero, más allá de la ciencia, le deja mensajes íntimos para que no se rinda ante el miedo ni la incertidumbre de habitar un planeta al borde del colapso.
Así comienza “La dignidad del insecto: vida y muerte de lo imperceptible”, una puesta en escena que transita entre lo documental, lo poético y lo científico para rendir homenaje a los seres diminutos que sostienen la vida en la Tierra. La obra, bajo la dirección y concepto de Hebzoariba H. Gómez, se presenta en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky, del Centro Cultural del Bosque, hasta el 26 de octubre.
“El punto de partida fue una sensación muy personal: sentirme pequeña frente al mundo. Pero de ahí pasé a preguntarme, ¿cómo algo tan pequeño como un insecto sigue resistiendo en medio del caos urbano y la crisis climática?”, comparte la directora.
Con dramaturgia de Viridiana Lizardo (entomóloga), Nara Pech (actriz de la Compañía Nacional de Teatro) y la propia Gómez, la obra parte de un archivo ficticio: una entomóloga, consciente de su muerte próxima, deja a su hija una serie de grabaciones en casete donde narra sus investigaciones sobre insectos y, al mismo tiempo, le habla del desamparo, de la importancia de resistir y del derecho a imaginar un futuro posible.
“La obra invita a percibir sensiblemente la fuerza de lo pequeño y con ello redimensionar nuestro lugar en un territorio compartido con una multiplicidad de presencias no humanas”, señala Gómez.
“La ciencia puede parecer lejana, pero cuando te agachas a ver una oruga o te preguntas cómo suenan sus patas, algo se transforma. Ese asombro es el que queríamos despertar”, añade.
La propuesta escénica se expande hacia el Jardín Escénico del Centro Cultural del Bosque, donde cada sábado se realizan avistamientos de insectos guiados por biólogxs, además de la distribución de un diario de campo para quienes deseen registrar sus propios hallazgos.
“Queríamos devolver la mirada al suelo, a lo diminuto, a eso que sostiene la vida. El arte no puede solo. La ciencia tampoco. Esta obra nace de reconocer que necesitamos trabajar juntas para imaginar otros futuros posibles”, afirma la directora.
Alejada de los efectos espectaculares o de la lógica del entretenimiento inmediato, La dignidad del insecto propone una poética de la lentitud y la contemplación.
“El teatro también ha reproducido la lógica de lo monumental: el efecto, el estímulo constante, el drama. Nosotros queríamos otra cosa: un espacio para contemplar, para agacharse, para mirar lo que normalmente se ignora”, explica Gómez.
La obra también rinde homenaje a activistas ambientales como Onésimo Gómez, defensor del santuario de la mariposa monarca en Michoacán, asesinado en 2020. Su mención forma parte del gesto político del montaje: visibilizar la violencia hacia quienes protegen los territorios y honrar su legado.
“No es solo una obra sobre insectos. Es sobre la vida en todas sus formas. Sobre quienes luchan por defenderla, incluso cuando eso implica perderlo todo”, concluye.
Fuente: heraldodemexico.com.mx

