La muerte del conocimiento
Fernando Vázquez Rigada
De las tendencias destructivas del gobierno de Morena, hay una que será fatal para el futuro nacional: la destrucción del conocimiento. El país se desconecta del mundo, en donde el desarrollo y la riqueza se generan a través de la inteligencia aplicada, la investigación y la innovación.
Los grandes conglomerados tecnológicos, la economía verde, la inteligencia artificial, la ciencia que impulsa nuevas formas de producir, de sanar, de alimentarse, están conformados por personas de alta preparación, bilingües, que trabajan en redes distribuidas por todo el planeta.
De las 10 empresas más grandes del mundo, 7 pertenecen a sectores vinculados a la tecnología. Su riqueza supera a la de la mayoría de los países del orbe. Mientras esto ocurre, en México Morena está destruyendo a la educación.
El drama no puede ser mayor. La Nueva Escuela Mexicana es un engendro que está condenando a la niñez y juventud al peor subdesarrollo: el mental.
En el modelo puesto en marcha el año pasado, se cancelan los exámenes, los grados, los planes de estudio obligatorios. La escuela deja de ser el núcleo de la enseñanza para que ahora ese rol lo cumpla la comunidad. El estudiante no es ya, tampoco, el centro del proceso de enseñanza, sino el grupo. Un porcentaje importante de las materias lo constituye ahora el conocimiento comunitario, sustituyendo la relevancia de ciencias o matemáticas.
El abandono del sistema educativo no puede ser peor. Millones de estudiantes perdieron conocimientos durante la pandemia. La tendencia no se ha corregido ni revertido. 1.9 millones de mexicanas y mexicanos menores de 29 años no han ido nunca a la escuela. 5.8 millones más abandonaron su educación en los últimos dos años.
Los ataques a la educación superior y el desmantelamiento del Conacyt, donde desaparecieron miles de proyectos, pero también las becas para que los jóvenes estudien en el exterior, complementan el paisaje del desastre.
Está por discutirse en el Congreso una nueva ley de ciencia y tecnología, en donde se retira el apoyo al Sistema Nacional de Investigadores para proyectos privados y será el Estado quien determine los campos de investigación a desarrollar. Morena estaría expropiando la capacidad creativa de la ciencia mexicana.
Con estas medidas, el rezago nacional se ensanchará. No habrá forma de revertir el daño que ya se le está haciendo al menos a una generación.
En 1936, el general falangista Millán Astray vociferó en la Universidad de Salamanca, donde hablaba el rector Miguel Unamuno:
¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!
Así estamos. Morena ha puesto a la educación en el paredón. La escuela mexicana, fatalmente, viró del conocimiento al adoctrinamiento. Y les extirpó el futuro a millones.
Fuente: diariodexalapa.com.mx