La mentalidad mágica desenmascara las pretensiones y el cientificismo de obtener todo de la tecnología: José Antonio de la Peña
“Los asesores virtuales de voz son sólo un principio de lo que se llama internet de las cosas: vamos a aplicar cada vez más esta serie de asistentes en la vida diaria”, en palabras del catedrático de la Facultad de Ingeniería de la UNAM
La superstición, la brujería y algunas formas religiosas más cercanas al pensamiento y a la práctica mágicas nunca han dejado de estar ahí, al grado de que vivimos en una sociedad en la que no se conocen principios fundamentales de la física y no ha oído acerca de la biotecnología, alertó el integrante de El Colegio Nacional, José Antonio de la Peña.
“Pero en cambio, se conocen intrincadas ideas astrológicas, se han visto en televisión operaciones quirúrgicas sin instrumental y se reciben crédulamente reportes de la policía que utiliza videntes en sus investigaciones”.
Al participar en la penúltima sesión del coloquio La humanidad y la máquina, coordinado por el colegiado Luis Fernando Lara, el matemático de la Peña recordó que, en nuestros días, la magia no se ve desmotivada ni afectada por el desmantelamiento de las ilusiones religiosas o metafísicas, “o ante el predominio de una forma de comportamiento que, a cada momento, pide pruebas a la razón”.
“En un ambiente de globalización como el actual, en donde la información es un ambiente al alcance de muchos, parecería llegado el momento de tratar de acometer de nuevo una amplia reflexión sobre la huella del hombre en la naturaleza sin prejuicios, sin preconcepciones, teniendo en cuenta la base conceptual que proporcionaría el análisis del conocimiento socio-científico-cultural a nuestro alcance en la actualidad”.
Frente a esa circunstancia, habría que preguntarse si el imaginario en el que se ha visto imbuida la magia en el marco de otras épocas no se ha agotado, lo anterior conlleva a la pregunta sobre el horizonte de expectativas que se vislumbrarían hoy para el pensamiento mágico, resaltó José Antonio de la Peña.
“Umberto Eco ha hecho notar que parecería que esta mentalidad mágica sobrevive a nuestra era, pero si miramos a nuestro alrededor, ésta reaparece triunfante por todas partes y desenmascara las pretensiones y el cientificismo de obtener todo de la tecnología”.
Luego de hacer esa reflexión sobre la manera de abordar el conocimiento en nuestro tiempo, se refirió a dos pruebas que han servido para conocer los avances de las máquinas y su relación con el comportamiento de los seres humanos: el test de Turing y la habitación china.
“El test de Turing es una prueba de la habilidad de una máquina para exhibir un comportamiento, similar al de un ser humano, de tal manera que, interactuando con ella en una conversación, una persona pueda determinar si su interlocutor es una máquina o una persona.
“Desde su postulación, la prueba se ha convertido en la vara con la que los científicos y desarrolladores miden los avances que, en materia de inteligencia artificial, se han hecho desde hace unos 60 años: la idea es que, si luego de cinco minutos de conversación, el humano no puede decir con certeza si su interlocutor es una máquina o una persona, la máquina pasó el test”.
Del otro lado está el experimento conocido como la habitación china, propuesto originalmente por John Searle y popularizado por el matemático Roger Penrose, mediante el cual se trata de rebatir la validez del experimento de Turing y “la creencia de que el pensamiento solamente es computación”.
“De este modo Searle, que manipula esos textos, es capaz de responder a cualquier texto en chino que se le introduzca, ya que tiene el manual con las reglas del idioma, y así hacer creer a un observador externo que él sí entiende chino, aunque nunca haya hablado o leído ese idioma”.
En un texto leído por su esposa, Nelia Tello, titulado Mitos y realidades sobre la inteligencia artificial, José Antonio de la Peña enfatizó que, en 2014, una computadora logró superar con éxito el test de Turing, haciendo creer a un interrogador que es una persona quien responde sus preguntas.
En un concurso organizado en Londres por la Universidad de Brisbane, una computadora con el programa Eugene, desarrollado en Rusia, se hizo pasar exitosamente por un chico de 13 años. “Los responsables de la competición consideraron que es un hito histórico de la inteligencia artificial”.
“¿Qué nos depara el mundo? ¿Un mundo de replicantes mezclado con los humanos como en Blade Runner? No se trata ya de robots que puedan sustituir en sus tareas a los hombres. Se trata de robots que pueden sustituir a los hombres”.
El lenguaje artificial de nuestro tiempo
De acuerdo con el ingeniero Abel Herrera, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, muchos filósofos ya nos habían hecho ver que las máquinas realizan una actividad de inteligencia, sin que podamos decir que son inteligentes, que no tienen conciencia: el punto es si podemos construir en el futuro máquinas que tengan conciencia y, cómo determinar que efectivamente la tienen.
“Cuando se hicieron las pruebas de Turing, en los años 60 y 70, se desarrollaban con teletipos: se hacía en forma escrita y la máquina contestaba en la misma forma. Ahora se le añadió otra característica, porque los dos se comunican de manera verbal, debido a que la máquina reconoce lo que dice la persona y emite una voz sintetizada, que escucha la persona que va a decidir si es o no”.
El creador de prototipos de reconocedores automáticos de voz para el español de México y el rarámuri, que desarrolló el tema Reconocimiento y síntesis de voz, se refirió a una serie de asistentes virtuales de voz que han surgido en los últimos años, los cuales pueden darse en un teléfono celular, en una PC, en una laptop, o la conocida “como Alexa, que podríamos definir como una bocina inteligente”.
“Eso debería ser un motivo de un gran asombro, una fiesta del mundo por este desarrollo científico y tecnológico. Y estos asesores virtuales de voz son sólo un principio de lo que se llama internet de las cosas: vamos a aplicar cada vez más esta serie de asistentes en la vida diaria”.
Si bien, esto puede separar a las sociedades entre quienes tienen la capacidad económica para hacerlo y las que no; sin embargo, esto no es tan cierto, destacó el investigador, porque lo mismo se pensaba del teléfono celular inteligente y, a la postre, “vemos que ya hay más teléfonos celulares en el mundo que personas”.
“Con el reconocimiento de voz la idea es que una máquina reconozca a cualquier persona, en cualquier lugar y bajo cualquier condición. Los traductores de voz ya se están viendo a futuro. Dice un eslogan del gobierno ni una lengua menos y a las lenguas mexicanas podemos apoyarlas con esta tecnología”, aseguró Abel Herrera.
Fuente: El Colegio Nacional