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La lucha feminista también está en la ciencia

En 2021, solo 13.5% de las mujeres profesionistas eran egresadas de carreras STEM. «Este el 9 de marzo se debe de notar nuestra ausencia para honrar nuestra presencia, visibilizar que las mujeres hacemos falta», comparte la ingeniera cibernética Ana Yasmeen Chong

En México la lucha feminista tiene diversos frentes, uno de los más visibles y con un rezago importante es el referente a las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), donde solo 3 de cada 10 profesionistas son mujeres.

¿Acaso las mujeres no queremos ser científicas?, aunque la respuesta no es absoluta, la decisión sí debería ser libre, razonada y sin obstáculos, pero lo que sí es cierto es que desde la infancia existen brechas que crecen y se agudizan hasta llegar al mercado laboral.

Por ejemplo, a pesar de que las niñas de primaria han presentado mejores resultados en las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA) de matemáticas que los niños, situación que se revierte en secundaria y se amplía al finalizar el bachillerato, solo el 35% de las direcciones generales de educación, ciencia y tecnología cuentan con una mujer al frente, de acuerdo con datos de IMCO.

Las razones son varias pero para muestra, basta un botón. Durante el ciclo escolar 2020-2021, la población de mujeres entre 3 y 29 años que no se inscribió fue de 39.1%, y las razones para no continuar los estudios en este ciclo escolar fueron entre otros: dedicarse a los quehaceres del hogar (5.3% en mujeres vs 0.1% en hombres), unirse en pareja o casarse o embarazarse (17% de las mujeres vs. 4.8% de los hombres).

Los obstáculos empiezan por cosas que parecieran básicas. Aleida Rueda, periodista de ciencia reflexiona a través del artículo Científicas en el periodismo machista, que “Cuando los medios colocan los reflectores en la parte privada de las científicas, se enfocan en sus luchas individuales, como si vencer el techo y los muros de cristal dependiera solo de ellas; como si el éxito femenino en la academia fuera únicamente resultado de su talento y perseverancia; como si no hubiera clasismo, misoginia, xenofobia y relaciones de poder enraizadas en las mismas instituciones”.

Dijo que enfocarse únicamente en los desafíos que viven las mujeres y en cómo algunas han logrado superarlos excluye de la narrativa a las personas que son responsables de asegurar que las mujeres tengan entornos académicos y educativos sanos, seguros e igualitarios; y, finalmente, les quita a las audiencias la posibilidad de tener un retrato mucho más realista de la ciencia.

¿Por qué no están en la cocina?

Ana Yasmeen Chong Rosales creyó que bastaba con pensarlo para que se materializara su carrera como ingeniera, investigadora y docente si ella así lo creía. A pesar de que creció en un entorno favorable gracias a su familia, cuando llegó a estudiar la carrera las cosas cambiaron radicalmente. “Aquí me quedó claro que existía la brecha de género”.

“Fue cuando por primera vez un profesor nos dijo ´¿qué hacen aquí, por qué no están en la cocina?´, esto que nunca me había pasado en la vida fue la primera de muchas, me enfrenté muchas veces al ´techo de cristal´, dónde pasé por ganar menos, e incluso percibir falta de sororidad, así me di cuenta de que teníamos que hacer un cambio”.

Como ingeniera cibernética, maestra en tecnologías de la información y doctora en investigación y docencia, Yasmeen estaba segura de que se tenían que crear referentes de liderazgo femenino solidario, hacer las cosas distintas, “así comencé a buscar puestos con participación en comités de TI, para visibilizar que las mujeres tenemos mucho que aportar, pero al principio me tocó estar en estos comités donde la única mujer era yo representándonos”.

Yasmeen actualmente lidera la empresa BP Gurus, un lugar sui generis, en realidad, pues ahí el personal femenino es 80%, “son mujeres con doctorados, maestras, ingenieras, todas trabajando en las mejores prácticas de las tecnologías de la información”.

Ella coincide en que abrir espacios desde la infancia es clave porque con el tiempo aumentan las brechas. “Necesitamos de ejemplos inspiracionales, mujeres que desde temprana edad puedan hacerle ver a las más jóvenes que sí podemos llegar a estos puestos”, pero que también se tiene que colaborar con instituciones educativas, con la realización de talleres y cosas que permitan ver que esto es alcanzable. También tener la posibilidad de fomentar en las empresas comités de “woman in IT” o comités que favorecen la equidad de género, también un marco legal fortalecido y un gobierno sensible a las necesidades de las mujeres.

Solo de esta forma podríamos cambiar la realidad, donde solo el 9% de las empresas de tecnología están lideradas por mujeres. “Las políticas inclusivas y de capacitación, nos favorecen, porque la diversidad nos hace fuertes, cuidar el aspecto humano es igual de importante”.

Tendedero virtual

La organización Científicas Mexicanas publicó en el marco de este 8M un Tendedero Virtual creado por las compañeras de Fanpage y el Blog Mexicanas al Grito de Ciencia, en él comparten sus experiencias como parte de este camino que hace mucho más difícil poder acceder a estos campos del conocimiento y estas áreas laborales.

Estos son algunos de los testimonios:

“Debido a mi embarazo, se me negó una estancia en el extranjero. Mi asesor se encargó de decir que yo no deseaba irme. Además me ocultó la información. Me enteré hasta que me buscaron de parte de mi institución para preguntarme sobre los motivos por los que no realizaría la estancia”.

“Una docente de la FES Iztacala le solicitó a una compañera que abandonara una investigación de campo, ya que distraía (sexualmente) a sus compañeros”.

“Durante muchos años, viví y soporté una situación laboral en la academia de constante desacreditación de mis estudios doctorales, de mi persona y de mis conocimientos científicos. Incluso llegué al grado de creerlo y comencé a vivir en constante invisibilidad, tratando de ajustarme al trabajo “académico” de otros. Aun así, según ellos, nunca lo hice de manera correcta, ni en tiempo ni en forma. Hasta el día de hoy sigo luchando en deconstruir mi identidad como mujer científica, en aprender a creer en mí y en autovalorarme“.

“Mi asesor de tesis del doctorado, del cual no he logrado titularme, siempre me trató como tonta delante de todos mis compañeros. En muchas ocasiones me limitó los recursos con los que podía trabajar”.

“He recibido comentarios despectivos de parte de mi padre, los cuales me desmoralizan y disminuyen mi ahínco de continuar en la ciencia. Me ha hecho comentarios como: “ya porque eres bióloga te crees muy chingona”. El día de mi examen profesional me dijo: “pues tu investigación no tiene valor y tu presentación no me gustó; no sirves para la investigación”.

Fuente: eleconomista.com.mx