Los Investigadores escribenPolítica cyti

La Historia mínima del español de México ‘es un punto de partida para pensar en una historia general’: María Ángeles Soler

“La elaboración de estas Historias mínimas es su trabajo complejo para sus autores, precisamente por los requerimientos establecidos: brevedad y claridad para llegar al gran público”, a decir de María Ángeles Soler

Dentro de las publicaciones de El Colegio de México (Colmex) se encuentra la colección Historias mínimas, cuyo objetivo central es “hacer llegar a un público no especialista, en forma de síntesis histórica, conocimientos diversos de manera sucinta y breve, con un lenguaje sencillo claro”, aseguró María Ángeles Soler Arechalde, doctora en Lingüística Hispánica por El Colmex.

Se trata de trabajos de divulgación, pero conservando el rigor académico y son preparados por especialistas en cada uno de los temas que se tratan: “la elaboración de estas Historias mínimas es un trabajo complejo para sus autores, precisamente por los requerimientos establecidos: brevedad y claridad para llegar al gran público”.

Durante la presentación del libro Historia mínima del español de México, de Luis Fernando Lara, miembro de El Colegio Nacional, celebrada de manera presencial en el Aula Mayor de la institución, la lingüista enfatizó que la aparición del volumen “es un punto de partida para pensar seriamente en la preparación de una historia general y amplia, de carácter colectivo, de la andadura de la lengua española por estas tierras”.

“Tal ha sido la tarea de Luis Fernando Lara al escribir esta Historia mínima en español de México: narrar en forma sencilla, compendiada, el devenir de español en nuestro país, desde la llegada de los primeros conquistadores en el siglo XVI hasta este primer cuarto del siglo XXI en el que vivimos, además de hablar de perspectivas a futuro”, todo ello, aseguró la lingüista, tomando en cuenta “las condiciones sociales, demográficas, culturales y políticas en los distintos” periodos de la historia de los hablantes.

La obra consta de una introducción, 13 capítulos y una selección bibliográfica, en la cual Luis Fernando Lara presenta un resumen sobre la lingüística Mesoamericana, que “sirve de fundamento para explicar el sustrato sobre el que se afincó la lengua española en estas tierras”, hasta su situación en la actualidad, con énfasis en las condiciones del contacto entre español y lenguas indígenas en los primeros años de la conquista.

“Se tiene información, sobre todo del náhuatl, y el intercambio de préstamos del náhuatl al español y del español al náhuatl; no fue una simple imposición del español, ni tampoco se dio una hibridación. El español se fue estableciendo lentamente por medio de la educación y el mestizaje”, resaltó María Ángeles Soler.

El catedrático peruano Carlos Garatea, quien fuera discípulo de Luis Fernando Lara en El Colmex, reconoció que, si bien todo libro es una invitación a dialogar y a aprender, “aunque como es natural, el lector siente más afinidad con una parte que por otra, o en mi caso de parentescos con la historia del español de Perú”, en el caso de Historia mínima del español de México tiene múltiples desafíos, desde la idea de pensar que se trata de un esfuerzo mínimo.

Desde su perspectiva, en la historia de una lengua siempre habrá mucho que quedará fuera. En ocasiones, “tropezamos con estudios adornados de teorías y cálculos matemáticos que llegan a señalar la existencia de fenómenos sin sustento documental; tampoco faltan los que olvidan que el registro es siempre un reflejo válido e indirecto de usos orales, efectivamente, realizados o asumidos como tales por quien toma la pluma”.

El filólogo peruano resaltó que “debemos tener en cuenta que una letra es una grafía y no un sonido. Por tanto, Historia mínima sólo puede deberse a la responsabilidad que asume Luis Fernando respecto a sus pretensiones. No hay renuncia ni limitación, es conciencia del tamaño del desafío: mejor anunciar desde la primera línea que lo que sigue no es todo, ni pretende hacerlo y que siempre habrá algo más que decir”.

En décimas

Fernando Nava no sólo quiso rendir homenaje a la aparición de la Historia mínima del español de México, sino al uso de esta lengua, al escribir y compartir su discurso al estilo espineleano del decimal narrativo, en el cual nos recordó que el español llegó a donde ya se hablaban diversas lenguas originarias: el huichol, el pápago, el pame, el chol, el tlahuica, el otomí, el kiliwa, el cochimí, el popoluca, el chontal, el tepego, el seri, el tlapaneco, el amuzgo, el cuicateco “y otro gran titipuchal”.

“De ese universo de idiomas, fue el antiguo mexicano el que más puso la mano, avanzando cual rizomas, dio nombre a cerros y lomas que así seguimos nombrando. Los años siguen pasando, mil veces ya salió el sol y el náhuatl y el español hasta hoy se siguen tocando.

La nueva España observó al español avanzando, vocablos incorporando de la realidad que vive. La independencia llegó y el idioma se asentaba, la sociedad se expresaba con palabras y sonidos muy propios y definidos que no nuestra habla conformaba. El siglo XX llegó con sus mil contradicciones, escuelas, instituciones y la sociedad cambió; la lengua no se escapó de modas e ideologías, de estadísticas, teorías es objeto de las ciencias, como blanco de influencias expande todos los días”.

Aun cuando los censos no muestren esa realidad, destacó el lingüista, el español también se halla en el maya, el zoque o el tarahumara, siendo fundamental reportar lo que define como ese otro bilingüismo, porque termina por reflejarse en el mismo desarrollo educativo: “esta es una verdad dura que aflora la prueba enlace, nuestro alumnado no la hace en lectura ni escritura.

“Parece que a nadie apura poner remedio este mal, un alfabetismo irreal y detrás de esa careta, México es analfabeta, en el tipo de funcional. Nuestro autor viene a explicar que de la lengua resulta una tradición que es culta y otra que es la popular, cada uno ocupa un lugar y él nos dice con holgura que existe en forma segura una clara relación entre buena educación y mejor vida futura”.

En sus décimas, Fernando Nava también dio espacio al uso de la lengua en redes sociales, donde las abreviaturas y las caricaturas han generado cosas “garrafales”, “errores gramaticales más profundos y un abismo, pero a más del solecismo tipifica al aparato usar el anonimato sobre un gran subjetivismo. Chatbots, procesadores y otros sistemas de plagio, Luis Fernando es un presagio que serán cercenadores, sendos falsificadores que harán la lengua gabazo, si se les extiende el brazo no habrá evolución mental ni lingüístico social, sólo un lenguaje bien raso”.

El autor del volumen, el colegiado Luis Fernando Lara aseveró que el libro buscó dejar algunas indicaciones para que se estudie el español de lo que él llama “el septentrión de Mesoamérica”, por ejemplo, desde Sinaloa y el norte de Veracruz, porque desconocemos la mayor parte de lo que fue la expansión del español por esa región; incluso, hay que tomar en cuenta las rutas de comunicación que se habían establecido desde el mundo prehispánico.

También “nos hace falta conocer el español de Yucatán, a pesar de que un colega, Arístides Pérez Aguilar, está preparando una historia del español de Yucatán, en la Universidad de Quintana Roo. Por eso mismo, no se puede decir que este volumen sea ‘la historia del español de México’. Es una historia que presenta una serie de ideas, una línea de argumentación, que espero se note que aparece en todas partes, pero también reconoce todo lo que nos hace falta estudiar”.

Sobre la necesidad de hacer una historia de la escritura, Luis Fernando Lara advirtió que sería un trabajo muy diferente, porque se necesitaría tomar muchos documentos que tienen los corpus del Instituto de investigaciones Filológicas de la UNAM, documentos completos, no sacar de ellos unos cuantos fenómenos, que es lo que todos hacemos, sino estudiarlos en términos de esta escrituralidad.

Fuente: El Colegio Nacional

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *