La estrategia en ciencia requiere una revisión mayúscula en el siguiente sexenio: Octavio Paredes
Con el próximo gobierno hay un optimismo de moderado a alto, dice Octavio Paredes en entrevista · “Ojalá que no nos equivoquemos en esta ocasión”
La estrategia en ciencia e investigación del próximo gobierno requiere de una revisión mayúscula, y se percibe que es ahí donde busca dirigirse el proyecto encabezado por Claudia Sheinbaum y Rosaura Ruiz, quien estará al frente de la nueva Secretaría de Ciencia, señala Octavio Paredes López.
El investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), ex miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM y ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), conoce bien el sistema de ciencia y tecnología que se ha construido en torno a las instituciones. Ya sea con los estudiantes de posgrado, agricultores, empresarios o el gobernante en turno, el originario de Mocorito, Sinaloa, ha visto las virtudes y debilidades de un sistema que alcanzó un punto de inflexión en el último sexenio.
Es así como el académico refiere en entrevista algunos puntos clave que se deben resarcir en la política científica “de forma impostergable”, entre errores históricos y de autoría reciente en el entramado institucional gobernado por el Consejo Nacional de Humanidades Ciencia y Tecnología (Conahcyt).
“En los sexenios anteriores siempre habíamos estado limitados, solo que nunca pensamos que podíamos llegar a los niveles actuales; dicho de otra manera, muchos estamos –desde la generación de investigación y su vinculación con la sociedad y la empresa¬– convencidos de que la estrategia requiere una revisión mayúscula”.
Esta revisión va desde lo conceptual hasta el ejercicio de la actividad científica y su organización administrativa. Por ejemplo, añade, no se puede seguir haciendo uso irresponsable de ideologías en la política científica y etiquetando a la ciencia producida en muchos laboratorios y organismos en general como “neoliberal”. “Esta es una definición francamente ofensiva o por lo menos impropia, porque lo que queremos es una ciencia, tecnología e innovación útiles para la sociedad, especialmente para los grupos más vulnerables”.
No obstante, desde la dirección de Conahcyt, se ha visto desde la óptica ideológica acrecentando un distanciamiento entre comunidad y autoridad nunca antes presenciada, “cuando lo que tenemos que hacer es minimizar los conflictos y sumar esfuerzos o generarlos donde no existan”.
Tampoco se hizo bien en el sexenio que finaliza hacer diferencias entre las universidades y los centros de investigación públicos y privados, puesto que, independientemente de ello, los apoyos deben priorizarse basados en la calidad y su importancia para el país, agrega.
Crítica constructiva
Fue en el actual Conahcyt que el hacer los señalamientos de este tipo de temas tampoco se logró hacer con libertad, puesto que “las críticas no eran bien recibidas”, tema que se percibe diferente con el tipo de puentes que han establecido Rosaura Ruiz y Juan Ramón de la Fuente desde el inicio y hasta el final de la campaña de Sheinbaum, acota el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
En sexenios anteriores, dice el científico, hubo desencuentros y divergencias. Él mismo encabezó un bloque crítico, como presidente de la AMC, ante la política científica de Conacyt durante la dirección de Jaime Parada. Las diferencias llegaron a ser fuertes, pero incluso ahí hubo diálogo.
Adicionalmente, dice, es probable que en este sexenio la información que llegaba a la Presidencia de la República no era completa o fidedigna.
“Es algo que se perdió en el periodo actual de Conahcyt. Hay que enfatizar que no hacemos crítica para lastimar políticamente a alguien. Los científicos, académicos educadores somos súper críticos del entorno y en ocasiones parece que nada nos satisface, pero no es una crítica para destruir, al contrario”.
La crítica no supone la intención de vulnerar a las instituciones, sino mejorarlas. En Conacyt, apunta, a pesar de sus omisiones y errores, su pertinencia e importancia son esenciales en el sistema de ciencia, tecnología e innovación. “Pero, simultáneamente, debemos de reconocer que se requieren correcciones importantísimas”.
Uno de estas es la corrección de duplicidades académicas, puesto que hay lugares de del país donde se repiten los mismos programas licenciatura o posgrado que, a su vez, no generan una vinculación.
“Otra cosa que tampoco hemos hecho bien es la evaluación de los proyectos: termina el sexenio o el proyecto mismo y la evaluación es muy pobre o su continuación imposible, además de que se observa también una enorme duplicidad de proyectos. Ante la carencia de recursos en la que estamos y estaremos –esperemos que no mucho tiempo–, es fundamental resolver este tipo de cosas”.
El tema del financiamiento al sector, enfatiza, tampoco resuelve los problemas del sistema por sí mismo. No es sólo la carencia y limitante de los recursos. “Aun si instantáneamente recibiéramos recursos económicos, ante la falta de este tipo de evaluación de resultados, no serían exactamente positivos”.
Por otra parte, hubo programas regionales de financiamiento que inducían la colaboración entre académicos y pequeñas empresas, los cuales potenciaban las vocaciones o intereses regionales en investigación y desarrollo. También se ha dejado de lado este esfuerzo, señala.
“Por eso hay temas que se requieren revisar de manera impostergable”, puntualiza Paredes López, quien destaca que la búsqueda de diálogo y apertura que tuvieron Ruiz y De la Fuente al inicio y durante la campaña con los sectores académicos, vislumbran, al menos optimismo.
“Este tipo de acciones sirvieron para tener un optimismo de moderado a alto porque hay preocupación en diferentes sectores del país (…) Ojalá que no nos equivoquemos en esta ocasión porque vemos a personas preparadas y tenemos confianza de que se va a cambiar la estrategia en este sexenio”.
Fuente: cronica.com.mx