La ciencia no se puede hacer a la carrera
Doctor Gerardo Gamba
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM
En fecha reciente se publicó una convocatoria por parte del Conahcyt para presentar proyectos de frontera de la ciencia. Primero se publicó con la indicación de que la convocatoria era exclusivamente para investigadores jóvenes (menos de 40/43 años; hombre/mujer) y algunos días después, reapareció la misma en la que se indicó que también era para investigadores consolidados. Uno supondría que el proceso de planear una convocatoria dirigida solo para jóvenes incluyó una reflexión y discusión al respecto, por lo que no es claro cómo es que, en menos de 96 horas cambió, para incluir también a los investigadores consolidados. ¿Se les habían olvidado? ¿Fue una ocurrencia de fin de semana?
Para el Conahcyt, el término consolidado se refiere al grupo etario mayor de 40/43 años. Sin embargo, según la Real Academia, consolidar significa firmeza y solidez. En la investigación esto no viene con la edad, sino con el trabajo original y bien hecho. Hay investigadores mayores de 50 años que no han alcanzado, ni alcanzarán, la solidez académica.
La convocatoria da un breve espacio de 19 días naturales (14 hábiles) para presentar un proyecto de investigación. No considera que hacia el final del año, el investigador puede estar atendiendo diversas ocupaciones como la presentación de trabajos originales en congresos o los eternos informes que hay que entregar al final del año y, obliga al investigador a dejar todo pendiente para concentrarse en la presentación de un proyecto.
En la UNAM, por razones administrativas, el breve espacio se recorta a siete días naturales (cinco hábiles), porque hay que presentar el proyecto en la secretaría académica del instituto correspondiente, para que de ahí se vaya a la Coordinación de la Investigación Científica, a recabar la firma del coordinador, que es quien presenta todos los proyectos que salgan de la UNAM. Supongo que en otras instituciones del país también enfrentan este tipo de problemas.
El trabajo más importante y fino que hace un investigador es pensar. Generar un proyecto de investigación requiere de reflexión, de mucha lectura, porque hay que regresar a releer muchos artículos para estar seguro de si ciertas preguntas se han o no abordado y de discusión con alumnos y/o pares. Plantear una hipótesis demanda imaginación y generar (si no se tienen aún) datos preliminares. Definir cuál de todas las posibilidades para abordar un problema se va a utilizar, necesita meditación. Escoger los objetivos específicos de un proyecto requiere de reflexión. Una vez que el proyecto se ha aclarado en la mente, el proceso de escritura necesita de tiempo y dedicación. El sistema en línea para ingresar el proyecto limita el número de caracteres en cada rubro y mientras menos palabras se pueden escribir, más tiempo hay que dedicarle. Por eso decimos “perdón que el escrito quedó tan largo, pero no me dio tiempo de hacerlo más corto”.
Los pocos días que da el Consejo puede resultar en la presentación de proyectos mal diseñados y presentados. ¿No quisiera el Consejo que los proyectos presentados fueran de altísima calidad? Si van a emitir una convocatoria cuya fecha límite de entrega del proyecto es el 15 de diciembre, ¿no podrían publicarla desde junio? Es muy probable que la respuesta a esta interrogante sea de índole administrativo. Pero, cuando la administración se pone por encima del proceso creativo, queda claro que quien está detrás de todo esto, no conoce el proceso del pensamiento científico. La ciencia no se puede hacer a la carrera.
Fuente: cronica.com.mx