La ciencia al basurero
Luis Eugenio Todd
Proyecto sin ciencia.
Leí con atención que el nuevo proyecto que la 4T, encabezado por la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, hija de un gran científico que debe estar triste por la actitud de su hija, ha preconizado una iniciativa que destruye el salvavidas que era el Sistema Nacional de Investigadores y además coloca a la ciencia al servicio de la política que encabeza nuestro máximo representante.
Yo, que sin vanidad conozco bien ese tema, creo que es una catástrofe del maltratado sistema de ciencia e investigación que se tiene en nuestro país, lo que nos ha llevado a la dependencia absoluta de otros países.
Hace 40 años, cuando yo era miembro del Conacyt, por indicaciones del presidente que lo fundó, que fue Echeverría, Corea del Sur decidió hacer muy poca política y desarrollar prioritariamente la ciencia, la tecnología y a la educación; y su PIB en aquella época era semejante al nuestro.
En la actualidad, Corea del Sur tiene un PIB semejante a Estados Unidos, que tiene 30 mil patentes anuales y México tiene un PIB de menos de 12 mil dólares por año. O sea, estamos en el resquicio de los países africanos, que están totalmente subdesarrollados.
Algunos héroes, porque así hay que llamarlos, como Ruy Pérez Tamayo, que acaba de fallecer, lucharon, igual que Soberón, y con mi carácter provinciano, también el suscrito, para que el porcentaje del PIB de México, que era de 0.4% y ahora es de 0.3%, llegara por lo menos al 1%, cuando China, Estados Unidos y Suecia tienen más del 4% de su PIB dedicado a la investigación científica.
He ahí la diferencia, porque la ciencia genera desarrollo y sobre todo soberanía nacional. Y ahora nosotros tenemos que mendigar y entrar en pavor cuando queremos hacer algo que contradice a los Estados Unidos o a los países orientales. Es decir, somos un país dependiente.
Al observar la nueva legislación, en mi carácter de médico y científico, porque sí lo soy, así fui adiestrado gracias a la UANL, quedé pasmado de emoción negativa, porque la nueva iniciativa no solo no fomenta, sino aplasta lo poco que teníamos y con la excusa de hacer una ciencia populachera, cosa que no existe, se sacrifica el futuro del país; o sea, se aplasta la innovación, la investigación, las universidades y se deja todo en manos de alguien que es ignorante en ese tema y de su subalterna, que no hace honor al prestigio de su padre, a quien me tocó a mí conocer y era un gran científico.
Pero bueno, qué vamos a hacer si la comunidad científica es agachona y ya hasta le quitaron al CIDE su capacidad de crítica y así lo están haciendo con las universidades, incluyendo a la UNAM, que tiene un rector pasivo que no sale a la calle a defender lo que es la base de su institución.
En síntesis, el poco respeto y la nula importancia que se da a la ciencia en algunas áreas de nuestro país es una muestra de subdesarrollo, pues países como Japón, Corea del Sur y Alemania, que le han dedicado recursos y tiempo, con una política bien definida de agregarle tecnología e innovación a lo único que modifica el medio ambiente, que es la ciencia, han tenido grandes logros económicos, pues con ella lo que se busca es generar suficiente soberanía y terminar con la dependencia, y por supuesto producir desarrollo económico y al distribuirlo, con inteligencia, se logra aumentar la riqueza de todos los habitantes del país, beneficiando también a los pobres.
Descartes: Pienso, luego existo… Pobre Descartes, que dijo: “Pienso, luego existo”, ahora la tesis es no pienso, solo existo.
Fuente: milenio.com