Invertir en las energías renovables
Heidi I. Villafán Vidales
Del 31 de mayo al 2 de junio del año en curso se llevó a cabo en Múnich, Alemania, una de las más grandes e importantes exposiciones sobre la industria solar. En el marco de la feria participaron centros e instituciones de investigación alemanas junto con más de 900 empresas de diferentes países ofreciendo soluciones y productos en energía solar fotovoltaica, plantas solares, energía solar térmica, almacenamiento de energía, monitoreo e integración de energías renovables. A la feria asistieron más de 50 mil personas de todo el mundo relacionadas con la energía solar, como desarrolladores de proyectos, instaladores y proveedores de paneles fotovoltaicos y sistemas térmicos, institutos certificadores, entre otros.
En esta feria tuve la oportunidad de ver el proyecto Energy Lab 2.O que consiste en una infraestructura de investigación a gran escala, donde participan tres institutos muy reconocidos en el ámbito de la energía en Alemania. Este laboratorio es una red de instalaciones que articulan los esfuerzos de investigación y desarrollo en transporte, distribución y almacenamiento de la energía eléctrica renovable, con el objeto de acelerar la integración de las energías renovables, en particular la energía solar, en Alemania. La instalación pretende estudiar sistemas inteligentes de energía, donde se evaluarán diferentes procesos de almacenamiento en conjunto con varios modos de producción y consumo que permitan optimizar el uso de la energía y mitigar la fluctuación de los sistemas de generación de energía renovable, es decir, la imposibilidad de controlar la cantidad de energía producida con fuentes renovables. La energía que producen los sistemas de energías renovables depende de la cantidad de sol, viento o mareas de la que se dispone en el momento, por lo tanto, en algunos casos, y en función de elementos climáticos que no se pueden controlar, hay un exceso de producción, o bien un déficit que no satisface toda la demanda eléctrica. Esta tecnología de almacenamiento permitirá que la energía generada pueda ser guardada hasta el momento en que se use para satisfacer una demanda de los potenciales consumidores.
Este gran proyecto tiene una inversión de 23 millones de euros (aproximadamente 506 millones de pesos), en donde 17.5 millones de euros (385 millones de pesos) provienen de los Ministerios de Educación e Investigación de Alemania (el equivalente en México sería la Secretaría de Educación Pública y el Consejo Nacional de Investigación y Tecnología), 2.5 millones de euros (66 millones de pesos) del Ministerio de Energía y Economía (equivalente en México, la Secretaría de Economía y de Energía) y finalmente 3 millones de euros (66 millones de pesos) que provienen del Ministerio de investigación de Art Baden-Württemberg (Gobierno del Estado). En resumen, es como si en México se obtuvieran fondos para un proyecto de investigación por parte de la Secretaría de Educación Pública, CONACYT, la Secretaría de Energía y el gobierno del estado de Morelos.
Desafortunadamente México continuará rezagado en el desarrollo e innovación en las energías renovables, ya que en los últimos años, ha habido grandes recortes en fondos dedicados a la investigación. En este año el presupuesto dedicado a este rubro se redujo un 23.3% respecto al del 2016, lo cual hace que la inversión mexicana en investigación y tecnología, no llegue al 0.6% del PIB. Por el contrario, Alemania invierte casi un 3% de su PIB en este rubro, lo cual ha generado interesantes beneficios al país: por poner un ejemplo el 8 de mayo del año 2016, las plantas de producción de energía renovable generaron hasta el 87.6% de toda la electricidad que se consumió en ese país; un territorio que recibe una cantidad mucho menor de radiación solar que el nuestro y cuenta con menos kilómetros de costa, estuvo a punto de satisfacer su demanda de electricidad gracias a las energías renovables, lo cual habla de los beneficios de mayor inversión en ciencia e investigación en este tipo de energías.
La experiencia alemana nos indica que una política pública eficiente de apoyo a la investigación en energías renovables, necesita de la colaboración de distintas instituciones públicas, en estrecha colaboración con la iniciativa privada, para que uno de los mayores recursos de nuestro país, el sol, pueda ser aprovechado en beneficio de la sociedad.
Fuente: Sin embargo se mueve