El camino más importante para evitar el acoso son las leyes: Julia Tagüeña
“Es importante reconocer que el acoso sexual abarca una variedad de prácticas desiguales de poder, desde las miradas no deseadas hasta la violación”, enfatizó la presidenta de la Asamblea Consultiva del CEPAL
“La interacción entre el arte y la tecnología se ha vuelto un componente esencial en la lucha feminista contra la violencia de género. Resulta crucial integrar estos elementos para reconocer las diversas manifestaciones de violencia que afectan a las mujeres”, con estas palabras el físico Alejandro Frank, miembro de El Colegio Nacional, inició la conferencia Arte y tecnología contra el acoso sexual, en la que participaron la escritora Sandra Lorenzano, la doctora en Estudios Feministas Irene Soria Guzmán y la investigadora Julia Tagüeña.
El colegiado comentó que este enfoque reclama aprender de experiencias previas, fomentando la conexión de universidades y redes de expertos para generar acciones dinámicas y accesibles. “En la intersección entre arte, tecnología y activismo, se abre un espacio propicio para la innovación y la colaboración prometiendo impulsar la conciencia y el cambio social en la batalla contra el acoso sexual”.
En su participación, la escritora Sandra Lorenzano retomó los diez consejos básicos que ONU Mujeres delinea para abordar el acoso sexual, el primero de éstos es que el acoso sexual es fundamentalmente una violación a los derechos humanos. “Tener eso claro cambia totalmente lo que la gente pueda mirar con respecto a la víctima. Porque siempre aparece la revictimización en la sociedad. Lo que nos tiene que importar es que una mujer pueda estar como quiera, a la hora que quiera y vestida como quiera estar y no sufrir violencia de género”.
Otro de los puntos es reconocer que quienes denuncian el acoso sexual están realmente ayudando a las autoridades a cumplir con sus obligaciones en materia de igualdad y seguridad. “Es importante reconocer entonces que este tipo de acoso abarca una variedad de prácticas desiguales de poder, desde las miradas no deseadas hasta la violación”, enfatizó la presidenta de la Asamblea Consultiva del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.
Expuso que, entre los ejemplos de mujeres en el arte, se encuentran las Tejedoras de Mampuján, agrupación de mujeres sobrevivientes a las masacres ocurridas en la costa caribeña colombiana en el año 2000. Artistas que tejen en telas de sus familiares asesinados. “En realidad, recuperan una memoria ancestral, bordan como parte de sus tradiciones, una labor que les permitió comenzar a sanar sus heridas. Esta técnica permite conversar sobre los horrores en la vida y poner en palabras el dolor”.
Agregó que, en todas las comunidades del mundo, las primeras victimas de la violencia son las mujeres, son el botín de guerra de todos los conflictos bélicos. Consideró que uno de los casos al que se mira poco es el genocidio guatemalteco, una de las peores violencias de América Latina que se tiene que recordar.
En palabras de Lorenzano, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 14 de los 25 países del mundo con más feminicidios están en América Latina. Y entre éstos, México es catalogado como uno de los más inseguros en cuanto a violencia de género. “Aquí al menos seis de cada diez mujeres han enfrentado un incidente de violencia y 41.3% ha sido víctima de violencia sexual. Entre los espacios más inseguros del país se encuentra Ecatepec. Las leyes las necesitamos, pero necesitamos cambiar las cabezas y para eso necesitamos el arte y la cultura”.
Al tomar la palabra, la doctora en Estudios Feministas Irene Soria Guzmán aseguró que la tecnología no es neutra. “Hay personas que hacen la tecnología, que toman decisiones, y esas decisiones son las que, eventualmente, afectan a la gran mayoría de la población o a sus usuarios”. Recordó que, en materia de arte y tecnología, existen dos ejemplos que permiten que las mujeres se expresen, el primero, es el Live coding, que se refiere a la generación de obras musicales, visuales o audiovisuales, a través de algoritmos que se hacen en tiempo real. “Es como estar tocando una computadora y hacer cambios, a través de los códigos, en vivo y con improvisación”.
El segundo, es el Circuit vending, una técnica creativa de hacer cortos circuitos en aparatos eléctricos. En otras palabras, es un hackeo de hardware, se hackean dispositivos electrónicos con un bajo voltaje para fines creativos. “Los pongo como ejemplo, porque hemos detectado que esta intersección del arte puede ayudar a las mujeres a acercarse a la tecnología, no sólo como usuarias de una aplicación, sino como hacedoras de tecnología”.
De acuerdo con la activista, esta apropiación permite que las mujeres hagan arte a través de la tecnología, lo que eventualmente puede ser un camino para hackear los sistemas. “No desde el punto de pista negativo, sino de conocer cómo funcionan las cosas para luego revertirlas y que funcionen a nuestro favor. Las colegas hack´s feministas dicen: hay que hackear al patriarcado, sólo podríamos hackearlo si conocemos el sistema”.
Lo anterior ha llevado los principios feministas a Internet, puntualizó Soria Guzmán. “Entre ellos está el código abierto, que se refiere a que se pueda estudiar el código con el que funcionan las tecnologías. Hackear no tiene el sentido de robar datos como lo conocemos, significa aprender a conocer cómo funcionan las cosas para después usarlas a nuestro favor, la invitación es hackear al mundo en conjunto”, expuso la conferencista.
Por su parte la investigadora y física Julia Tagüeña sostuvo que el tema ético de la inteligencia artificial sigue estando sobre la mesa, porque es fundamental. Detalló que Gabriela Ramos, subdirectora General de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO, explicó en la Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial, primer marco normativo universal en su tipo, que “estas tecnologías están remodelando nuestra manera de trabajar, interactuar y vivir. El mundo está a punto de cambiar, a un ritmo que no se veía desde la imprenta hace más de seis siglos”.
Agregó que, en México, existe el movimiento llamado Alianza Nacional de Inteligencia Artificial que trabaja en un documento en el que especifica cómo se puede tener ciberseguridad, gestión de riesgos y hablar de género e inclusión en la nueva tecnología.
“El camino más importante para evitar el acoso son las leyes”, enfatizó Tagüeña. Comentó que México tiene a la Ley Olimpia, que lleva el nombre de la mujer que promovió esta iniciativa, que surgió de un video grabado en el estado Puebla, “la mujer a la que le sucedió este hecho no se calló, lo peleó hasta convertirla en Ley. Se trata de un conjunto de reformas legislativas, por lo tanto, la violencia digital puede llevarte a la cárcel”.
La investigadora describió que las conductas que atentan contra la intimidad sexual tienen que ver con exponer, distribuir, difundir, exhibir, reproducir, transmitir, comercializar, ofertar, intercambiar y compartir imágenes, audios o videos de contenido sexual íntimo de una persona, mediante materiales impresos, correo electrónico, mensajes telefónicos y redes sociales, a sabiendas que no existe su consentimiento.
Rescató que en el Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM se está desarrollando una aplicación que se llama Buzón Puma, el cual ofrece información para que la gente conozca sus derechos y se sepa defender. “La información es muy valiosa”. El Buzón Puma es sencillo, de fácil acceso y levanta datos relevantes para visibilizar situaciones que le permitan a la UNAM tomar acciones. “Esta tecnología sirve para producir cosas positivas” y no olvidemos que “el cuidado es un derecho humano”, concluyó.
Fuente: El Colegio Nacional