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Jeff Bezos defiende el valor del ingenio humano frente a la inteligencia artificial y revela qué tipo de trabajadores estarán protegidos en la era de la automatización

Los gurús y grandes empresarios tecnológicos del mundo como Bill Gates, Elon Musk o Jeff Bezos avisan casi a diario del cambio disruptivo que la inteligencia artificial (IA) provocará en el empleo. Sus intervenciones versan tanto en los millones de puestos que se perderán, como en las oportunidades nuevas que traerá, así como en los trabajos que estarán blindados frente la revolución tecnológica, sobre todo de la IA y de la robótica. En concreto, Bezos, fundador de Amazon, puso de ejemplo su propia empresa, que ha sido protagonista en los últimos días por el supuesto plan de prescindir de 600.000 empleos de aquí a 2033. Sin embargo, uno de los hombres más ricos del mundo rememoró un episodio de su infancia durante la Italian Tech Week de Turín como ejemplo del trabajador que no ha de temer por su trabajo.

Pero esta intervención en Turín no fue sino una reiteración más de uno de sus mensajes más potentes: la invención y la creatividad siguen siendo esencialmente humanas. Aprovechó para defender el papel del ingenio en un momento en el que la automatización avanza a toda velocidad.

Bezos recordó una anécdota de su infancia en el rancho de su abuelo, en Texas. Ambos lograron reparar un bulldozer averiado construyendo su propia grúa para desmontar la transmisión. Esa experiencia, dijo, le enseñó que con imaginación, curiosidad y capacidad de improvisar se pueden resolver problemas para los que no existen manuales. «Eso —explicó— es lo que distingue al ser humano de cualquier máquina».

La reflexión llega en un momento especialmente simbólico. Amazon está acelerando sus planes de automatización masiva. Documentos internos filtrados durante los últimos meses apuntan a una expansión del uso de robots autónomos y sistemas de empaquetado automático en centros logísticos de Estados Unidos y Europa.

Según la compañía, estas medidas buscan «mejorar la seguridad y reducir las tareas repetitivas», aunque la discusión pública se centra en otra cuestión: si esta automatización acabará reduciendo miles de empleos en almacenes, transporte o reparto.

Bezos, sin embargo, no se detiene ahí. Su mensaje no va contra la inteligencia artificial, sino a favor de algo que cree más escaso: los trabajadores que inventan.

El inventor como actitud

En el universo de Bezos, un inventor no es solo quien diseña un producto o registra una patente. Es cualquier persona capaz de proponer mejoras, cuestionar procesos y resolver problemas sin instrucciones previas.

En varias entrevistas, el empresario ha contado que durante las entrevistas de trabajo en Amazon suele preguntar a los candidatos qué han inventado alguna vez. No busca una gran historia, sino una actitud. «Si alguien fue capaz de idear una forma nueva de organizar su trabajo, ya demuestra una mentalidad creativa», explicaba.

Esta filosofía es la que ha guiado parte del crecimiento de Amazon: empleados que observan, prueban y ajustan sin esperar una orden. Para Bezos, la invención no es un talento técnico, sino una forma de mirar los problemas.

Pero esta defensa del ingenio humano contrasta con los últimos avances en inteligencia artificial. Laboratorios como Google DeepMind han desarrollado sistemas capaces de descubrir algoritmos más eficientes que los creados por matemáticos humanos, como ocurrió con AlphaDev en 2023. También FunSearch, un proyecto de Google, ha conseguido que una IA proponga soluciones inéditas a problemas complejos de combinatoria.

Estos avances no equivalen exactamente a creatividad humana, pero mueven la frontera entre optimización y creación más allá de lo que se creía posible. Y ahí, según Bezos, es donde comienza la diferencia clave.

Preguntar distinto, no solo responder mejor

Para Bezos, la invención que impulsa una transformación real no consiste en encontrar respuestas más rápidas, sino en formular preguntas nuevas. La IA puede analizar millones de posibilidades, pero no decide por qué merece la pena explorar una de ellas.

Esa capacidad de priorizar, imaginar y asumir riesgos sigue siendo una tarea humana. En ese sentido, la inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa, pero no un sustituto. El fundador de Amazon subrayó que la máquina puede mejorar la ejecución, pero la visión de hacia dónde ir sigue dependiendo de las personas.

Su reflexión encaja con el discurso de Andy Jassy, actual consejero delegado de Amazon, quien ha insistido en que lo más importante ya no será lo que alguien sabe hacer, sino lo rápido que puede aprender algo nuevo. En un entorno en el que las tareas rutinarias desaparecen, la capacidad de adaptación se convierte en la mejor protección laboral.

De ahí que Amazon apueste por una cultura de experimentación constante, donde equivocarse rápido sea parte del proceso. «Preferimos a quien intenta y falla que a quien nunca se atreve a probar», repite Jassy en sus reuniones internas.

La visión de Bezos y Jassy apunta a un mismo destino: los trabajadores que estarán blindados frente a la IA serán aquellos capaces de imaginar lo que aún no existe. No los que ejecutan tareas predecibles, sino los que pueden redefinirlas.

Mientras los robots ocupan el espacio de la eficiencia y la repetición, las personas deben concentrarse en lo que ninguna máquina puede replicar: la curiosidad, la empatía y la intuición.

Bezos lo resume con una idea sencilla: «Inventar no es un proceso, es una actitud». Y en ese terreno, de momento, las máquinas todavía no saben competir.

Fuente: businessinsider.es

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