Ciencia y COVID-19. Lavado de manos, poco esfuerzo, gran beneficio
Fernando Luis García Carreño (Cibnor)
El los productos de divulgación de Departamento de Divulgación de la Ciencia del CIBNOR hemos usado al lavado de manos como ejemplo de como la sociedad se beneficia del conocimiento científico. Decimos que el lavado de manos tiene una base científica por que su descubrimiento y eficiencia se debió a acciones de investigación de varios personajes relacionados al quehacer científico, quienes mostraron el beneficio del lavado de manos y su mecanismo de acción, como funciona, es explicado por la ciencia.
Esta es la historia. El cirujano Ignaz Semmelweis (1818, Buda – 1865, Viena), se percató que un porcentaje mayor de mujeres postparto moría e fiebre puerperal si habían sido atendidas por médicos, que a la vez atendían necropsias, cuando se comparaba con el grupo de mujeres que eran atendidas por médicos que no atendían necropsias. Semmelweis propuso a la comunidad médica e impuso, en su hospital, que los médicos se lavaran las manos antes de atender pacientes. Con lo que la mortalidad en parturientas disminuyó significativamente. Louis Pasteur (1822, Dole – 1895, Marnes-la-Coquett), con su “Teoría del germen,” que explica como algunas enfermedades, ahora llamadas infectocontagiosas son causadas por gérmenes, permitió explicar el funcionamiento del lavado de manos e higiene en general. Así el mecanismo por medio del cual actúa el lavado de manos es reducir significativamente la cantidad de gérmenes en las manos, y con ello, reducir la contaminación hacia áreas especialmente susceptibles de contagio, como son las mucosas, sobre todo, de la cara. Seguramente la humanidad se ha beneficiado más del conocimiento científico detrás del lavado de manos, que de cualquier tecnología.
Lavar por al menos 20 segundos las manos. Las manos son uno de nuestros mejores mecanismos para comunicarnos con el entorno. Tocar nos da mucha información sobre lo que tocamos. Cuando se toca un objeto se trasfieren, a las manos, gérmenes, microorganismos patógenos, que causan enfermedad, presentes en ese objeto que tocamos. Las manos, además de todo el cuerpo, también se contaminan por el aire. Y son las manos las que llevan los contaminantes a otras partes del cuerpo, principalmente la cara, en la que hay mucosas en los ojos, nariz y boca.
Se ha investigado la mejor manera de deshacernos de los gérmenes. Hay varias, todas destinadas matar y remover los gérmenes.
El lavado de manos por al menos 20 segundos permite dar un número mínimo de tallados a todas y cada una de las partes de las manos, palmas, dorso, entre dedos, dedos, y bajo las uñas, incluyendo la muñeca, la que frecuentemente también usamos para tocar la cara. Lavar por menos de 20 segundos no garantiza eliminar la mayoría de los contaminantes de las manos.
Aquí una aclaración. Toda relación causa-efecto depende de dosis, por ejemplo, la obesidad, depende, principalmente, de la cantidad de alimentos consumidos en exceso. La cantidad de alimento consumido es la causa de que haya el efecto, la obesidad.
Para que una enfermedad infecciosa ocurra la persona deberá contaminarse con una dosis mínima del agente infeccioso. Lo que el lavado de manos hace es reducir significativamente la cantidad de gérmenes, por debajo de las dosis infectantes. Los cirujanos tienen un ritual de lavado de manos más escrupuloso. En ellos se intenta llevar a cero la cantidad de gérmenes en las manos. Debido al procedimiento en el que actuarán, una cirugía.
La manera como contribuyen el agua y el jabón o detergente al lavado de manos es que la espuma que se forma al mezclarlos atrapa, mata y remueve gérmenes y otros contaminantes, incluso hidrófobos, como grasas y aceites.
Mojar las manos con agua limpia antes de aplicar el jabón permite generar una mayor cantidad de espuma. Una buena cantidad de espuma forma micelas, organizaciones moleculares de compuestos del jabón. Lavar las manos con abundante jabón, independientemente de que sea natural o con antibacteriano, líquido o sólido y por al menos 20 segundos causa que gérmenes y suciedad se vayan al drenaje.
En caso de no tener jabón y agua, usar un gel sanitizante con al menos 60% de alcohol, el que inactiva a los gérmenes en segundos. Es buena idea llevar un dosificador conteniendo gel sanitizante en el bolsillo para sanitizarse las manos frecuentemente. Si solo tienes agua frota tus manos por todas partes en el chorro del agua, esto removerá algo de gérmenes y suciedad. Por supuesto no es tan eficiente como incluir jabón.
Al terminar el lavado de manos es importante secarlas con una toalla limpia o desechable. Es importante mantener una buena higiene general en cuerpo y habitaciones, así como ventilación; es recomendable también lavarse la cara frecuentemente.
La frecuencia del lavado de manos es importante por que constantemente estamos tocando objetos que pudieran contener gérmenes, además, se estima que el SARS-CoV- 2, agente causal de la enfermedad COVID-19 puede mantenerse activo en la piel cinco veces más tiempo que el virus de la gripe.
Función del agua y del jabón
El jabón es producido saponificando aceites, los aceites son moléculas de varios átomos de carbón formando una estructura hidrófoba, no son afines por el agua y la repelen, y un extremo hidrofílico, que atrae agua, formado por un grupo carboxilo, una parte del aceite que es un ácido. La saponificación es la reacción química entre la molécula de aceite e hidróxido de sodio, sosa cáustica, o hidróxido de potasio. Forman una molécula que por un extremo es hidrófoba y por el otro muy hidrófila. Lo que le permite reaccionar por el lado hidrófobo con grasas y aceites y por el lado hidrófilo con agua. Por ello cuando se mezcla aceite y agua se forman dos fases, el aceite y el agua. El jabón permite interactuar al aceite y el agua formando micelas que son pequeñas esferas.
El jabón por tener esta propiedad desnaturaliza proteínas, incluyendo a algunas que forman parte de la superficie de los gérmenes. Al disolver lípidos de la superficie del germen rompe estructuras en la cápside, la envoltura de los virus y paredes celulares en bacterias.
Se ha analizado el beneficio de lavarse las manos frecuentemente, así como las bases científicas, mecanismos de acción del lavado de manos. Y tenemos que aceptar que el esfuerzo es mínimo mientras que el beneficio es máximo. Es como abrocharse el cinturón de seguridad cuando transitamos en un vehículo automotor. Un mínimo esfuerzo, que no involucra mas de cinco segundos, con un beneficio mayúsculo; también, al igual que lavarse las manos frecuentemente, salva vidas.
¡Cuídese!
Fuente: Cibnor