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Biotecnología, área estratégica

Enrique Galindo Fentanes

Instituto de Biotecnología, UNAM

La biotecnología, contrario a lo que pudiera parecer, no es algo nuevo entre nosotros. Hace siglos que los humanos tenemos que ver con ella. La fabricación de pan y de vino en el viejo continente y de pulque en el nuevo continente, son ejemplos muy antiguos de productos que hacen uso de biotecnología.

En nuestra vida diaria, la biotecnología es más común de lo que probablemente nos imaginamos. Las bebidas alcohólicas y los productos lácteos fermentados (queso, yogurt) son productos biotecnológicos bien conocidos. Por biotecnología también se producen antibióticos (como la penicilina), una amplia variedad de medios para el diagnóstico clínico, vacunas y hormonas como la insulina.

La biotecnología se usa para producir materias primas que utilizan los detergentes “biológicos”, así como los alimentos balanceados para el ganado. La biotecnología también se usa para propagar y mejorar plantas (de ornato, frutales, etc.) así como para producir plaguicidas y fertilizantes no contaminantes para la agricultura. Usando técnicas biotecnológicas se trata el agua residual, tanto municipal como industrial.

En su sentido más amplio, la biotecnología es “la evaluación y uso de agentes biológicos y materiales en la producción de bienes y servicios”. La biotecnología se apoya en los conocimientos de las ciencias biológicas, de las ciencias químicas y de la ingeniería, los cuales son generalmente necesarios para el desarrollo de procesos biotecnológicos.

Desde la antigüedad, el hombre ha usado la biotecnología en forma empírica para su bienestar; sin embargo, sus raíces conceptuales se remontan a finales del siglo XIX, cuando Gregor Mendel estableció las leyes de la herencia y cuyos trabajos son la base de la genética. En la misma época, Louis Pasteur hizo contribuciones determinantes a la microbiología, las cuales fueron fundamentales para el posterior desarrollo de la tecnología de fermentaciones.

El desarrollo de la fermentación sumergida para la producción de penicilina (hacia finales de la Segunda Guerra Mundial) fue otro parteaguas de la biotecnología, ya que ha sido justamente el “escalamiento” a sistemas de gran escala y sus esquemas de recuperación y purificación de bioproductos, lo que finalmente ha hecho que muchos de los numerosos productos biotecnológicos desarrollados en los laboratorios, estén a disposición de los consumidores,

A principios del siglo XX se demostró que los genes están constituidos por el ADN. En la actualidad es ampliamente conocido que en cualquier organismo los genes son segmentos de ADN en los cuales está almacenada la información para sintetizar proteínas específicas.

En 1953, James Watson y Francis Crick descubrieron la estructura molecular del ADN, siendo este hecho uno de los parteaguas más importantes de la biotecnología moderna.

A principios de la década de los años setenta del siglo pasado se desarrolló una importante metodología que resultó definitiva para la biotecnología moderna: la manipulación in vitro del ADN. En 1973 se describe la clonación del primer gen humano en una bacteria. La evolución del campo biotecnológico desde entonces, ha sido vertiginosa.

A partir de la posibilidad de la manipulación genética, la biotecnología tiene ahora una muy poderosa herramienta, tanto para el desarrollo de productos y procesos que hace apenas unos años eran inimaginables, como para el entendimiento —cada vez con mayor precisión y detalle— de los procesos biológicos. Estas revolucionarias y poderosas técnicas, que de forma genérica se llaman “ingeniería genética” han sido capaces de producir organismos a los cuales se les ha introducido características genéticas de otras especies. Esto ha permitido, por ejemplo, que los diabéticos ahora tengan a su disposición insulina humana de alta pureza (y no de cerdo, como lo era antes de la revolución biotecnológica) que es producida por bacterias en fermentadores industriales (y no a partir de páncreas de cerdo, como lo era antes de la aparición de la ingeniería genética). También ha permitido la generación de plantas que sintetizan su propio bioinsecticida, evitando el uso de los tóxicos insecticidas químicos.

Por otra parte, el cada vez mayor conocimiento del genoma humano está generando, además de un potencial casi ilimitado de posibilidades en la prevención y tratamiento de enfermedades, implicaciones de carácter ético y legal que afectarán al ciudadano común y que la sociedad en general debe de conocer y considerar.

La biotecnología también está tomando su lugar como una importante herramienta para el desarrollo tecnológico de la industria mexicana y se constituirá, si aprovechamos la extraordinaria oportunidad que se nos presenta, como un factor de importancia en el crecimiento económico de nuestro país.

Las aplicaciones de la biotecnología tienen una profunda influencia en múltiples y estratégicos sectores de la actividad humana tales como la salud, la alimentación y la preservación del medio ambiente. No hay duda de que la biotecnología está siendo la revolución tecnológica de mayor envergadura para la humanidad en el siglo XXI.

En México, la biotecnología tiene una importante tradición, su nivel es alto y contamos con científicos de primera línea en las diferentes áreas de la biotecnología. Es particularmente relevante el hecho de que dos investigadores mexicanos formaron parte de los grupos que reportaron exitosamente -por primera vez a nivel mundial- la construcción de bacterias y plantas modificadas genéticamente, lo que dio lugar, por ejemplo, a la producción de insulina humana en bacterias y de plantas que sintetizan su propio bioinsecticida.

El ciudadano tendrá cada vez más que ver con la biotecnología y tiene derecho a estar informado con la mayor de las objetividades. Es fundamental que la Sociedad en su conjunto se haga copartícipe de ésta revolución científico-tecnológica, quizás la de mayor envergadura y trascendencia que haya hecho el hombre.

La importancia mundial de la biotecnología se ha hecho manifiesta muy recientemente en el otorgamiento del Premio Nobel 2020 a dos desarrollos biotecnológicos: la producción de vacunas contra la Hepatitis C y el desarrollo de las sofisticadas y precisas “tijeras moleculares” conocidas como CRISPR-Cas9, que permiten la edición genómica con una muy alta precisión.

En la actual pandemia, la biotecnología está jugando un papel fundamental en varios frentes: en el desarrollo de sistemas de diagnóstico del virus, en la caracterización y seguimiento de las variantes del virus que están circulando en nuestro país, en el desarrollo de antivirales y de tratamientos contra la enfermedad y, sin duda, la vacuna contra la Covid-19, será un gran triunfo de la biotecnología moderna, como lo ha sido el desarrollo de muchas otras vacunas, que, junto con las medidas sanitarias y otros medicamentos como los antibióticos, han sido los factores de mayor importancia para elevar significativamente la expectativa de vida al nacer de los humanos a partir del siglo XIX.

A pesar de las voces que actualmente pretenden desacreditar y dispersar a la biotecnología en México, los indudables beneficios de la biotecnología a nivel mundial y nacional, harán que la biotecnología prevalezca para bien de la población mexicana.

Fuente: Consejo Consultivo de Ciencias