Robots que cambian de forma y se regeneran: Un avance que parece sacado de Dragon Ball
La robótica ha dado un salto sorprendente con la creación de pequeños robots capaces de cambiar de forma y hasta alcanzar el estado líquido. Inspirados en la biología, estos dispositivos podrían revolucionar múltiples industrias. ¿Estamos ante el inicio de una tecnología similar a la de la ciencia ficción?
La evolución de la Inteligencia Artificial ha impulsado avances tecnológicos en múltiples campos, y la robótica no es una excepción. Desde autómatas que interactúan sin programación previa hasta humanoides con anatomía avanzada, el desarrollo de estos sistemas está alcanzando niveles impresionantes.
Pero ahora, un nuevo estudio ha llevado la robótica a otro nivel: robots que pueden cambiar de forma, reconfigurarse e incluso regenerarse, en un desarrollo que recuerda inevitablemente a los icónicos androides de las películas de ciencia ficción.
Robots que imitan la biología: Una tecnología revolucionaria
Un equipo de científicos liderado por Matthew R. Devlin ha desarrollado robots autónomos en forma de disco que han logrado lo que hasta hace poco parecía imposible: adaptarse a nuevas formas y reparar su propia estructura.
El estudio, publicado en la revista Science, describe cómo estos robots han sido diseñados para comportarse más como materiales que como máquinas convencionales. Según explica Devlin: «Hemos descubierto una forma de que los robots se comporten más como un material».
El desafío principal de los investigadores fue encontrar un equilibrio entre rigidez y flexibilidad, permitiendo que estos dispositivos mantuvieran una estructura estable, pero también pudieran fluir hacia nuevas configuraciones cuando fuera necesario.
Inspiración en la naturaleza: La clave del diseño
Para desarrollar estos robots, el equipo se inspiró en la forma en que los embriones se forman en la naturaleza. En palabras de Otger Campás, investigador en biomecánica: «Los tejidos embrionarios vivos son los materiales inteligentes por excelencia. Pueden autoformarse, auto-curarse y controlar su resistencia en el espacio y el tiempo».
Siguiendo este principio, los científicos dotaron a los robots de tres características fundamentales:
- Fuerza activa: al igual que las células, los robots pueden aplicar fuerzas entre sí para moverse.
- Coordinación: la señalización interna les permite cambiar de forma de manera organizada.
- Adhesión: cuentan con un sistema de unión que les otorga estabilidad estructural.
Tecnología avanzada para una funcionalidad sorprendente
Para replicar la adhesión celular en los robots, los investigadores les incorporaron pequeños imanes en su perímetro, lo que les permite unirse entre sí y formar estructuras sólidas cuando es necesario. Además, cada unidad está equipada con ocho engranajes motorizados que les permiten cambiar de forma y adaptarse como un organismo vivo.
Otro elemento crucial es el sistema de sensores de luz ubicado en la parte superior de los robots. Estos dispositivos incluyen filtros polarizados que permiten a los robots interpretar señales luminosas y reaccionar en consecuencia. Elliot W. Hawkes, uno de los autores del estudio, explica: «Cada celda ‘conoce’ su cabeza y cola, así que sabe cómo apretar y aplicar fuerzas».
Este mecanismo les permite reorganizarse y cambiar de forma en función de la dirección de la luz, lo que significa que pueden ser controlados colectivamente con un solo comando visual.
Un futuro prometedor para la robótica adaptable
Gracias a estos avances, el equipo de investigación ha demostrado que estos robots pueden soportar cargas pesadas, manipular objetos, remodelarse y auto-repararse. Este desarrollo abre la puerta a aplicaciones en diversos campos, desde la medicina hasta la exploración espacial.
Si bien aún estamos lejos de ver robots humanoides líquidos como los de Dragon Ball o Terminator, este avance marca un hito en la evolución de la robótica. ¿Podría ser este el primer paso hacia una nueva generación de máquinas inteligentes con capacidades orgánicas?
Fuente: gizmodo.com