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Robot subacuático Mesobot patrulla a profundidades a las que no llegan otros robots

Un innovador robot submarino llamado Mesobot ofrece la oportunidad de obtener conocimientos sin precedentes de un nivel de los mares conocido como zona mesopelágica, que abarca aproximadamente entre los 200 y los 1.000 metros de profundidad.

El Mesobot es capaz de rastrear zooplancton, animales gelatinosos y partículas que se mueven lentamente, así como grabar imágenes en alta resolución de todo ello.

Tal como ha comprobado el equipo de Dana Yoerger, del Instituto Oceanográfico de Woods Hole (WHOI) en Estados Unidos, el Mesobot amplía enormemente la capacidad de los científicos para observar a las criaturas marinas en su hábitat mesopelágico sin apenas perturbarlas.

Este nuevo tipo de robot permitirá conocer mejor el papel que desempeñan esos seres en el transporte de dióxido de carbono desde la atmósfera a las profundidades marinas, así como la forma en que la explotación comercial de la pesca en la zona mesopelágica podría afectar al ecosistema marino.

El Mesobot fue concebido para complementar la labor que realizan los robots submarinos y sistemas relacionados existentes, llenando importantes vacíos que no se han podido cubrir con los robots subacuáticos convencionales.

Diseñado para perturbar lo mínimo posible la vida cotidiana de las frágiles criaturas de la zona mesopelágica, el Mesobot cuenta con luces rojas (que la mayoría de las criaturas del medio del océano no pueden ver) y un sistema de propulsión de baja potencia que evita agitar demasiado el agua y es razonablemente silencioso. Con este sistema de propulsión, el robot puede, por ejemplo, seguir a los animales mientras bucean.

El robot está equipado con un conjunto de sensores. Su carcasa está diseñada para minimizar la resistencia al avance impuesta por el agua. Opera a profundidades de hasta unos 1.000 metros.

El Mesobot puede ser pilotado a distancia a través de un cable de fibra óptica conectado a un barco. O también se le puede soltar del todo y dejarle actuar solo, para que ejecute misiones programadas de antemano o que rastree por sus propios medios un objetivo de manera autónoma.

Esta capacidad autónoma permitirá algún día que robots del modelo Mesobot o similares sigan a un animal en concreto durante más de 24 horas y sin intervención humana, tiempo suficiente para, por ejemplo, observar el trayecto en vertical de ida y vuelta que cada día hacen algunos entre la zona mesopelágica y la superficie del mar.

Fuente: noticiasdelaciencia.com