Premian a mexicano en Sudáfrica por sus investigaciones en materia hadrónica:
Hace tres años, el estudiante mexicano Luis Alberto Hernández Rosas viajó a Sudáfrica a realizar un doctorado en física de altas energías sin nada más que una beca y ahora regresa al país con los más altos honores de la Universidad de Ciudad del Cabo.
Por las aportaciones que ha realizado en el estudio de la materia hadrónica en condiciones extremas, la Universidad de Ciudad del Cabo, de Sudáfrica, le otorgó el reconocimiento The Science Faculty PhD medal 2016 y el premio Joseph Arenow.
Es la primera vez que un mexicano recibe dicha distinción por parte de la universidad sudafricana, destacó Hernández Rosas en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
El reconocimiento se le otorgó por la calidad e impacto de su investigación de tesis «Materia hadrónica: del vacío a temperaturas extremas en presencia de campos magnéticos».
La investigación fue realizada bajo la asesoría del prestigiado físico teórico Cesáreo A. Domínguez, profesor emérito de la Universidad de Ciudad del Cabo, y por el científico mexicano Alejandro Ayala, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De esta investigación se derivó la publicación de al menos 12 artículos científicos, afirmó el exbecario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Orgullo de Tlaxcala
Oriundo de la capital de Tlaxcala, Hernández Rosas nunca imaginó que sería galardonado por su trabajo en otro país. No proviene de un hogar de científicos, su padre es terapeuta familiar y su madre es estilista, pero desde muy pequeño Luis Alberto jugaba a analizar los volcanes que miraba desde su casa y las estrellas que iluminaban sus noches.
“Desde niño siempre tuve una afinidad por la ciencia, yo iba en segundo de primaria, quería ser vulcanólogo, después quise ser astrónomo, luego decía que iba a estudiar mecatrónica, pero con el paso del tiempo fui desarrollando cierta habilidad o facilidad para las matemáticas; sin embargo, no me gustaba hacer cosas que no describieran algo”.
Justo cuando tenía que elegir su carrera decidió que sería física porque ahí se estudia la composición y el funcionamiento de la naturaleza que desde pequeño le generaba mucha curiosidad.
Para hacer su sueño de estudiar física realidad, tuvo que dejar a su familia y su estado para viajar a la tumultuosa Ciudad de México y estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Conforme avanzaban los semestres, Luis Alberto se enamoraba más de la física, después conoció la física de altas energías y la física de iones pesados; fue entonces que encontró su verdadera pasión.
Al concluir la licenciatura, decidió hacer su maestría en física de altas energías en la UNAM, durante la cual contó con el apoyo de una beca del Conacyt.
“La física tanto de altas energías y de iones pesados es riquísima porque cuando yo la conocí, gracias al doctor Alejandro Ayala, me di cuenta que tenía la oportunidad de aplicar casi todas las áreas de la física desde la mecánica cuántica, la física estadística o la relatividad, y ponerlo todo junto para describir sistemas complejos y fascinantes”.
Después consiguió dos becas, una por parte de la Universidad de Ciudad del Cabo y otra de la National Research Foundation para hacer su doctorado y así comenzó su travesía por Sudáfrica y el “mundo” de los hadrones.
Emocionado contó que para él es muy gratificante preguntarse cómo y por qué suceden las cosas y tratar de idear modelos que lo describan. Justo eso fue lo que hizo para realizar su tesis de doctorado que ha marcado tendencia en la parte teórica de la física de altas energías.
Condiciones extremas
“La tesis trata de explicar algo que se conoce como la materia hadrónica, que es de lo que está hecho todo lo que nos rodea e incluso nosotros mismos… Lo que queríamos saber es qué pasa con esta materia cuando se somete a condiciones extremas”.
Lo que hizo Hernández Rosas fue trabajar, de la mano con Cesáreo A. Domínguez, Alejandro Ayala y un equipo de colaboradores de diversas nacionalidades, en modelos teóricos en los que se hacen cálculos de lo que pasaría si se pone en condiciones extremas la materia hadrónica.
Dichas condiciones extremas serían temperaturas cien veces más elevadas al centro del sol o generar grandes densidades como la de las estrellas de neutrones, entre otras.
Para ello, la investigación de su doctorado estuvo dividida en dos fases. “Lo que tratamos de hacer en la primera parte fue entender cómo interactúa la materia en el vacío en presencia de campos magnéticos. Después, cuando empezamos a entender esta situación, comenzamos a trasladar toda esta materia en condiciones extremas. Estudiar esto es importante para conocer cómo era el universo temprano y cómo se dieron las transiciones de fases en la materia que nos conforma. Sería algo similar como cuando se hicieron estudios para entender cómo el agua pasa de estado líquido a gaseoso o sólido”, ejemplificó.
Esta tesis, que generó la publicación de 12 artículos científicos publicados en revistas arbitradas, fue hecha en un periodo de dos años nueve meses, lo cual es un tiempo bastante corto si se considera que los doctorados usualmente toman tres o cuatro años.
“El comité evaluador del premio entre los aspectos que tomó en cuenta para otorgar el galardón fue el tiempo y, principalmente, el impacto”, reiteró el estudiante mexicano.
El valor de las becas
Si bien Luis Alberto no proviene de una familia de científicos, sí viene de un hogar en el que le inculcaron el valor del compromiso, responsabilidad y gratitud, por eso al recibir el apoyo de las becas se propuso que sería buen estudiante y lo logró.
Ahora que regresó a México con los máximos honores de la universidad sudafricana destacó que la beca fue bien aprovechada y que este galardón es un reconocimiento también al compromiso social.
“Es emocionante saber que se hizo un trabajo de muy alta calidad, yo le diría a los jóvenes que persigan sus sueños, ¡sí se pueden alcanzar! Siempre se pueden lograr cosas importantes si uno se lo propone y le dedica mucho tiempo y esfuerzo”.
Fuente: El Universal