Piel de plátano, posos del café o las mondas de una patata pueden convertirse en objetos de utilidad con esta nueva impresora 3D impulsada por IA
El uso doméstico de impresoras 3D ha dejado de ser anecdótico en España. Existe una potente comunidad que no duda en poner la tecnología y sus conocimientos a disposición de los que más lo necesitan en desastres como la Dana del año pasado o la pandemia en 2020. Además de la solidaridad, la sostenibilidad es otro de los principios que impulsan este sector, como demuestra una nueva impresora que funciona con restos de comida.
El monopolio de plásticos y metales en impresión 3D está dando paso al uso de nuevos materiales y la exploración de otras posibles aplicaciones. En 2023, investigadores de la Universidad de Columbia presentaron una impresora 3D avanzada capaz de imprimir pollo, carne de vaca, verduras y queso de forma fiable. Por su parte, la empresa londinense Food Ink inauguró un restaurante temporal en el que la comida se imprimía en 3D.
En este caso, un par de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han querido darle la vuelta al concepto. En vez de imprimir comida para paladear, han desarrollado una impresora 3D asistida por IA que convierte los residuos alimentarios en utensilios y toda clase de objetos imaginables. Así, FOODres.AI transforma la piel de un plátano o un huevo en un posavasos o una obra de arte.
Uno de sus creadores, el diseñador Biru Cao, destaca que la intención con este proyecto es «involucrar a las personas directamente en prácticas sostenibles». Su invento ha recibido ya varios premios internacionales, como el primer premio en diseño iF de 2025 y también fue merecedor de un galardón en la última edición de los Premios A’ Design.
¿Cómo funciona?
Puede que el lector esté dudando de la utilidad a largo plazo que le puede dar a esta impresora en su casa. Sin embargo, si se piensa en un restaurante y la cantidad de restos de comida que se desechan a lo largo de la semana las cifras empiezan a cuadrar. Con esos residuos, el proyecto propone una forma de imprimir, por ejemplo, los envases de comida para llevar a casa.
La clave está en poner esta tecnología al alcance de cualquiera. Por eso, sus creadores han querido que el uso de esta impresora sea muy sencillo. Todo empieza con una aplicación para móviles que analiza mediante inteligencia artificial los materiales o residuos a través de la cámara del teléfono.
El usuario simplemente debe tomar una fotografía de los restos de comida y decidir en qué quiere transformarlos. Se selecciona la forma y el tamaño deseado para imprimir objetos de pequeño tamaño, como puede ser un posavasos o elementos decorativos.
Una vez identificado todo el material, el sistema inteligente sugiere posibles recetas o mezclas para que el material resultante permita el acabado más óptimo. El siguiente paso, por sorprendente que parezca, es cocinar los restos.
La FOODres.AI es una suerte de Thermomix. Los alimentos pasan por un triturador que mezcla los residuos con aditivos naturales para formar una pasta de bioplástico imprimible. Después de este primer paso de procesado, la mezcla pasa a la extrusora con calentamiento que prepara el material para empezar a imprimirlo y dar forma al objeto final.
A partir de aquí, el funcionamiento es similar al de la mayoría de impresoras 3D. La máquina está basada en un sistema de 3 ejes, lo que permite al extrusor crear piezas tridimensionales de modelos prediseñados, además de personalizar la trayectoria de las herramientas como el usuario prefiera.
No es necesario tener habilidades en diseño digital: la aplicación para móviles incluye una biblioteca de diseño donde seleccionar la gama de objetos que se desea obtener. La interfaz, explican sus creadores, está pensada para que cualquiera pueda usarla de forma intuitiva y sencilla.
Los creadores principiantes pueden servirse de la ayuda de la IA para llevar a cabo nuevas figuras más complejas. Esta tecnología asistencial guía a la hora de mezclar materiales para obtener diferentes colores y texturas, garantizando la calidad de la impresión.
En definitiva, todo el proceso implica una secuencia de sencillos pasos hasta pulsar el botón para que la máquina empiece a realizar el trabajo de impresión. Al ser un proceso aún en desarrollo, su responsable aún no ha facilitado algunos detalles importantes, como el tiempo que lleva todo el proceso.
La impresión en 3D suele ser un trabajo lento, así que puede llevar varias horas o días obtener la pieza deseada. A este periodo ahora hay que sumarle la preparación de la mezcla bioplástica. Tampoco queda especificado en la página web el coste que tendrá esta máquina cuando por fin salga al mercado o cuál es la resistencia y durabilidad de los objetos que imprime.
Reduciendo desechos
Esta nueva impresora forma parte de una tendencia creciente de máquinas domésticas pensadas para llevar el reciclaje a cada hogar. Son equipos que pueden dar una segunda vida a las raspas de pescado o la piel de la fruta que acaban en la basura de las casas.
La moda del compost está dando la vuelta al mundo, hasta el punto de que se comercializan cubos de basura que simplifican este tedioso y oloroso proceso para tener abono rápido y fácil con el que nutrir las plantas de la terraza o el jardín. Y a quienes no les interese la jardinería, esta original impresora ofrece una alternativa muy ingeniosa.
Fuente: elespanol.com