Mexicanos hallan material arqueológico del paleolítico medio durante exploración en selvas africanas
Hubo un tiempo en el que Alejandro Terrazas no podía alejarse más de tres kilómetros de un hospital en Ciudad de México.
Los médicos le advertían que una complicación de su enfermedad pancreática requería de atención inmediata, una dura situación para un investigador que se ilusionaba con viajar a África para encontrar los orígenes del ser humano.
«Pensé que tenía que renunciar a mi meta», confiesa Terrazas, quien es doctor en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Pero ahora se encuentra a miles de kilómetros de México, adentrándose en las más densas regiones selváticas, a las que muy pocos científicos han llegado en Guinea Ecuatorial, en oeste de África.
Al entrar en la selva se pierde todo contacto con el exterior y ni siquiera los localizadores GPS funcionan: «Después de 4 días de no ver la luz del sol, el cuerpo comienza a sentir una fatiga constante. Es como si estuvieras viviendo un ocaso perpetuo», explica Terrazas a BBC Mundo.
Pero el esfuerzo vale la pena, pues esta es la primera vez que un equipo de especialistas mexicanos encabeza una expedición a África central para buscar vestigios del homo sapiens, el «hombre sabio» del cual descendemos.
«Nuestra gran meta, nuestra gran ilusión, sería encontrar restos de la época en la que aparece nuestra especie por primera vez en África. Que nos ayuden a saber cuál fue la aportación de las selvas africanas a la evolución de nuestra propia especie», dice Terrazas con emoción.
Es una tarea gigantesca, que demorará varios años.
Pero el hecho de que se realice en las zonas selváticas, en las que la antropología pocas veces se ha adentrado, es abrir camino por senderos nuevos.
«Lo importante de los sitios que estamos encontrando, sobre todo los más antiguos, es que corresponden a la época en la que aparece nuestra especie», remarca Terrazas.
¿Por qué Guinea Ecuatorial?
Los grandes descubrimientos en la búsqueda de los primeros seres humanos, cuya anatomía es similar a la actual (homo sapiens), apuntan a que África fue su primer hogar hace unos 200.000 años.
Pero casi todos esos hallazgos, como el de los Hombres de Kibish (Etiopía) se han realizado en regiones que hoy son áridas, lo cual favorece la conservación de vestigios.
La apuesta de Terrazas y su grupo de investigadores es explorar las regiones selváticas de África central en las que puedan hallarse restos de seres humanos del Paleolítico medio (o Edad de Piedra intermedia).
Y es por ello que el grupo de investigación de la UNAM ha elegido Guinea Ecuatorial, un país del que solo hubo una exploración antropológica en la década de 1980.
«Las selvas africanas son muy densas, muy cerradas, muy difíciles… No conocemos qué sucedió en África, en las regiones selváticas, en la época en que apareció el homo sapiens», explica Terrazas.
Los antropólogos se han concentrado en países donde las condiciones semiáridas preservan bien los fósiles y materiales arqueológicos, donde «afloran del suelo por la erosión».
Pero en Guinea Ecuatorial la cubierta vegetal «dificulta mucho la observación de los sitios arqueológicos», sostiene el investigador.
Por ello Terrazas y los investigadores Martha Benavente, Beatriz Menéndez y Jorge Luis Rodríguez han estado explorando varias regiones de este país en la segunda temporada de estudios en este país.
Condiciones extremas
Hace 16 años que se dieron las primeras investigaciones sobre Guinea Ecuatorial por parte de Terrazas.
Fue hasta el año pasado en que se dio la primera expedición dado que el país ha tenido un avance en la construcción de caminos y condiciones de estabilidad social para realizar exploración antropológica.
Pero los científicos poco pueden prepararse ante condiciones de trabajo extremas como las que se encuentran en las selvas de África central, una de las regiones con más biodiversidad del mundo.
«Al campo solo puede ir gente con una muy buena preparación física y mental, porque realmente es un trabajo muy difícil», dice Terrazas.
En una de sus exploraciones, él y su equipo tuvieron que caminar 14 kilómetros, cargando unos 30kg de equipo, hacia el parque nacional Piedra Bere con la única guía de los habitantes locales.
Es un ambiente lluvioso, cerrado, desconocido, donde la cubierta de árboles es tan densa que los sistemas satelitales son imposibles de usar: «No puedes confiar en la tecnología. Dependes totalmente de la gente para ayudarte».
Pasaron cinco noches, comiendo lo que se pudiera con el acecho de mosquitos, hormigas, arañas…
«Todo el papel milimétrico que llevas está hecho pulpa por la humedad. Aunque no se haya mojado, la humedad destruye el papel. Las baterías se descargan en media hora por la humedad y la temperatura», relata Terrazas.
«Las cámaras… en el momento en el que le quitas la tapa al lente tienes unos 5 minutos para tomar la fotografía, pues la humedad empaña la lente», añade.
Los trabajos que en condiciones propicias se realizan lentamente, con mucha meticulosidad, en estos lugares se hacen con la misma precisión pero a contrarreloj.
¿Qué han encontrado?
Luego de poco más de un mes de trabajo en campo, el equipo de investigadores encontró un sitio cerca de la costa del país en el que había material que ofrece algunas evidencias de la presencia de seres humanos viviendo cerca de la playa en el Paleolítico medio.
Pero el hallazgo más importante fue el realizado en el parque natural Piedra Bere.
«En esta zona, gracias a la ayuda de los guías locales, pudimos encontrar una serie de abrigos rocosos que tienen depósitos sedimentarios y tienen materiales arqueológicos en superficie», destaca Terrazas.
Encontraron herramientas de piedra en el lugar en el que fueron abandonados que, con los estudios a mayor profundidad que realizaran durante los años que vienen, servirán para «establecer una buena secuencia arqueológica de la prehistoria del país».
«Pudimos establecer la cronología. Extrajimos muestras de sedimentos, de carbones, que ayudarán a datar el sitio y saber su antigüedad y revivir el medio ambiente en el que vivieron», dice Terrazas.
Con las dataciones se podría confirmar que hay material arqueológico de entre 34.000 y 90.000 años de antigüedad, un gran descubrimiento en las regiones selváticas poco exploradas de África central.
«Esto nos va a llevar años, pero son sitios con un potencial enorme», confía Terrazas.
Música ranchera en África
Una de las prioridades del equipo de la UNAM ha sido colaborar con la población de Guinea Ecuatorial.
«Conlleva días en que se reúnan los habitantes del poblado para explicarles qué vamos a hacer hasta que están totalmente conformes con nuestra explicación», dice el investigador.
A diferencia de otros exploradores, el equipo de universitarios quiere involucrar a la población local para incluir sus inquietudes en la investigación, pues los ecuatoguineanos también quieren saber de su origen.
«En el pasado casi siempre cuando ven a un occidental es porque quiere algo, y generalmente llegan científicos, toman sus muestras y se van. Nunca más vuelven a verlos», dice Terrazas.
«Cada vez que vamos les damos un informe. Los resultados que obtuvimos, y eso crea un ambiente de cordialidad. Cuando sienten que se les toma en cuenta, ganas amigos», añade.
Al presentarse como mexicanos, muchos en Guinea Ecuatorial les hablan de las telenovelas y la música mexicana que conocen.
Pocos saben que en este país de 1,22 millones de habitantes, el español es uno de sus idiomas oficiales e incluso hay una estación que reproduce música ranchera mexicana una vez a la semana.
«El poder hacerlo de este modo y ser punta de lanza en un país en el que hace muchos años que no hay investigación es muy satisfactorio. Mi intención siempre ha sido trabajar en África y por fin a mis casi 50 años lo estoy logrando», dice el investigador mexicano.
Y espera seguir en ese lugar por varios años más: «dependiendo de las condiciones, seguiremos mientras el cuerpo aguante».
Fuente: BBC