Investigadores crean un rudimentario ordenador a partir de organoides cerebrales humanos

Recientemente, la comunidad científica ha hecho avances significativos en diversas áreas, desde la biología hasta la física teórica. Investigadores han reportado el hallazgo de estructuras megalíticas de la Edad del Bronce que podrían haber sido utilizadas para la captura de ganado salvaje. Además, un grupo de físicos ha demostrado que una ley fundamental de la termodinámica no se aplica a objetos a escala atómica vinculados por correlaciones cuánticas. Entre otros avances, un par de estudiantes de doctorado australianos han desarrollado una solución de software para el interferómetro de enmascaramiento de apertura del Telescopio Espacial James Webb, que ha estado produciendo imágenes borrosas.

Entre los descubrimientos más intrigantes se encuentra el trabajo sobre organoides cerebrales humanos y la influencia del plomo ambiental en la evolución cerebral de los humanos. A continuación, se presentan estos avances en mayor detalle.

Computación con organoides cerebrales

En 1984, William Gibson transformó la literatura de ciencia ficción con su obra «Neuromancer», donde presentó un sistema de información global en un mundo dominado por la desigualdad y los oligarcas. En su relato, introdujo el concepto de biochips basados en tejido vivo como una alternativa potencialmente más poderosa para la computación.

Avanzando hasta 2025, un equipo de científicos de la startup suiza FinalSpark ha logrado cultivar pequeños organoides de células cerebrales humanas a partir de células madre, utilizándolos como una forma rudimentaria de computadora. Al conectar electrodos a estos organoides, los investigadores pueden acceder a las señales eléctricas dentro de la red neuronal, utilizando pequeñas corrientes eléctricas para producir picos de actividad que equivalen a los dígitos binarios, es decir, unos y ceros.

Aunque esta tecnología se encuentra en sus primeras etapas, los investigadores están explorando el potencial de la biocomputación. Se estima que las células neuronales son un millón de veces más eficientes que las neuronas artificiales. Dada la naturaleza intensiva en energía de proyectos como el entrenamiento de modelos de lenguaje grande, es probable que la computación altamente eficiente se convierta en una prioridad en el futuro.

El plomo y la evolución cerebral

Un estudio internacional ha propuesto que la exposición al plomo ambiental pudo haber influido en la evolución de los cerebros de Homo sapiens. Mientras que se suele pensar que la exposición al plomo es un fenómeno moderno, existen evidencias que sugieren que los humanos antiguos también enfrentaron riesgos por el plomo presente en su entorno, lo que podría haber moldeado su evolución.

Utilizando organoides cerebrales humanos, los investigadores compararon el efecto del plomo en dos versiones de un gen del desarrollo que orquesta la expresión genética durante la neurodesarrollo. Se descubrió que la versión moderna de este gen difiere de la versión neandertal, y que las alteraciones en la corteza y el tálamo observadas en esta última no se produjeron en la versión humana moderna.

Mediante la geología de láser ablativo, los investigadores identificaron «bandas de plomo» en dientes neandertales, lo que indica episodios de ingesta de plomo de fuentes ambientales. Renaud Joannes-Boyau, de la Southern Cross University, señala que los datos demuestran que la exposición al plomo no fue solo un producto de la Revolución Industrial, sino que formó parte del paisaje evolutivo de nuestros ancestros, influyendo en su comportamiento social y capacidades cognitivas a lo largo de milenios.

Expansión universal y modelos gravitacionales

La expansión acelerada del universo ha sido un enigma en la física moderna. Investigadores en Bremen y Rumanía han desarrollado un nuevo enfoque para abordar este fenómeno, evitando la necesidad de recurrir a la enigmática «energía oscura» que tradicionalmente se ha utilizado en las ecuaciones de Friedman.

El modelo de gravedad de Finsler, que es una extensión de la relatividad general, permite una modelización más precisa de la fuerza gravitacional de los gases. Al incorporar esta extensión en las ecuaciones de Friedman, los investigadores han logrado predecir la expansión acelerada del universo en un vacío, sin tener que mencionar la materia oscura. Este nuevo enfoque plantea preguntas sobre la validez de los modelos actuales y sugiere que la física podría estar más cerca de resolver el misterio de la expansión universal.

Fuente: larepublica.es

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