Startup india GreenJams lanza Agrocrete®, un biohormigón que captura CO₂ y reduce hasta un 50% los costes de construcción.
- Hormigón que captura CO₂.
- Hecho con residuos agrícolas.
- Aísla mejor, cuesta menos.
- Más resistente que el ladrillo común.
- Evita la quema de rastrojos.
- Reduce consumo eléctrico.
- Fácil de usar en obra.
- Apoyo directo a agricultores.
- Tecnología verificada y escalable.
GreenJams es una empresa social india que ha desarrollado Agrocrete®, un biohormigón carbono-negativo, asequible y con alto poder de aislamiento térmico, fabricado a partir de residuos agrícolas y subproductos industriales. Esta alternativa ecológica al hormigón tradicional no solo reduce las emisiones de carbono, sino que también mejora la eficiencia energética de los edificios, fortalece la economía rural y promueve un modelo más justo y circular en la construcción.
Agrocrete: una solución regenerativa
Agrocrete® se posiciona como el primer biohormigón verificado como carbono-negativo a nivel mundial. Utiliza materiales que normalmente se desperdiciarían o incluso se quemarían, como los residuos de cosechas, lo que contribuye directamente a reducir la contaminación del aire por quema de rastrojos, un problema grave en regiones agrícolas del norte de la India.
La clave del proceso es BINDR, un aglutinante patentado activado alcalinamente, creado a partir de desechos industriales de sectores como el acero, el papel y la energía. Este reemplazo del cemento Portland no solo evita las emisiones propias de su producción, sino que además mineraliza carbono biogénico, fijándolo de forma permanente en la estructura de los bloques.
Beneficios
Cada metro cuadrado de muro construido con Agrocrete secuestra 15 kg de CO₂, evita la emisión de otros 40 kg, y evita la quema de 35 kg de residuos agrícolas. Además, al mejorar la aislación térmica hasta 3,5 veces, reduce el uso de calefacción y aire acondicionado, ahorrando energía durante toda la vida útil del edificio.
Este material no solo es ecológico, sino también más resistente y funcional. Con una resistencia a la compresión superior a 10 MPa y una absorción de agua de solo 10–12%, supera a los ladrillos tradicionales en durabilidad y rendimiento frente a la humedad. Por eso, puede usarse incluso en estructuras de carga.
La iniciativa también tiene un fuerte componente social: los agricultores que antes quemaban sus residuos ahora pueden venderlos como materia prima, generando un ingreso adicional y participando activamente en la construcción de ciudades más sostenibles.
Un ahorro real para quien construye
Uno de los principales atractivos de Agrocrete® es su impacto económico. Permite reducir los costes de construcción hasta en un 50%, gracias a múltiples factores: los bloques son más grandes y ligeros, lo que acelera el trabajo de albañilería en un 250%, requieren 60% menos mortero, y al ser mejores aislantes, disminuyen el gasto energético a lo largo del tiempo.
Tarun Jami, fundador de GreenJams, construyó un edificio de 102 m² con Agrocrete por menos de 195.000 rupias (alrededor de 2.200 euros), cuando el mismo proyecto con materiales convencionales habría costado más del doble. Esta construcción también capturó más de 3 toneladas de CO₂.
Tecnología hecha para escalar
GreenJams ha desarrollado Agrocrete pensando en su aplicación masiva. Ya se ha usado en proyectos reales como viviendas en Surajgarh o talleres industriales en Roorkee. Las pruebas piloto han mostrado reducción de tiempos de obra, mayor comodidad térmica y menor huella ambiental. Además, el material se adapta a sistemas constructivos existentes, por lo que no requiere tecnología compleja ni formación intensiva para su uso.
Potencial
El caso de Agrocrete muestra que es posible repensar la construcción desde el residuo y el carbono, en vez de desde la extracción y la emisión. Esta tecnología puede:
- Reducir drásticamente la huella de carbono del sector construcción, responsable de casi el 40% de las emisiones globales.
- Evitar la quema de residuos agrícolas, una de las principales fuentes de contaminación en regiones agrícolas.
- Fomentar economías rurales circulares, dando valor al residuo y generando ingresos en comunidades agrícolas.
- Mejorar la eficiencia energética de las viviendas, especialmente en zonas de climas extremos.
- Acelerar la transición hacia ciudades sostenibles, con materiales regenerativos, accesibles y duraderos.
Para lograrlo, se necesita voluntad política, inversión en innovación y un cambio cultural en la forma de construir. Agrocrete no es solo un bloque: es un paso hacia un modelo en el que cada ladrillo contribuya, no dañe.
Fuente: ecoinventos.com
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