Humanos con cuerpo de araña: una increíble ilusión gracias a la realidad virtual
La ilusión de la mano de goma es un truco que impresiona a la gente en fiestas y cenas. Consiste en convencer a un inadvertido invitado de que una mano de goma ubicada sobre la mesa es realmente suya. Para la víctima, la ilusión es rápida, impactante y convincente: la persona “siente” la mano y como la acarician.
Esta ilusión revela con qué facilidad se puede engañar al cerebro humano para que se sienta dueño de objetos sin vida. Los psicólogos han probado esa ilusión no solo con extremidades sino también con cuerpos enteros. Los participantes de estos experimentos tienen la extraordinaria sensación de presentar una forma corporal diferente, puede que del sexo opuesto, o incluso de un animal no humano como un gorila.
Durante mucho tiempo, los investigadores pensaron que las ilusiones de cuerpo completo solo se podían realizar en condiciones de laboratorio especialmente controladas mediante equipos de realidad virtual (RV). Pero recientemente, han encontrado formas más fáciles de crear la ilusión. Y eso plantea algunas preguntas interesantes. A los investigadores les encantaría saber hasta qué punto pueden llegar a ser extremas las formas del cuerpo como para que el cerebro no las rechace. ¿Podría un humano sentir que posee el cuerpo de una araña, una langosta o incluso de una mesa, por ejemplo? Y dada la facilidad con la que se pueden crear las ilusiones, ¿podría llegar a generalizarse esta forma de ilusión?
Para averiguarlo, el investigador de la Universidad de Duisburg-Essen (Alemania) Andrey Krekhov y sus colegas han comparado cómo los humanos se apropian de otros cuerpos humanos frente a los de cuerpos no humanos, como tigres, murciélagos y arañas. De acuerdo a sus resultados, afirman que, en ciertas situaciones, la experiencia de poseer un cuerpo no humano resulta más convincente que la de tener otro cuerpo humano. Y este fenómeno allana el camino para que la propiedad del cuerpo virtual juegue un papel más importante en la formación, en la educación y, por supuesto, en los videojuegos, donde hay un gran potencial.
Primero algunos antecedentes. La ilusión de la mano de goma comienza cubriendo la mano real de una persona y colocando una mano de goma junto a ella. El sujeto puede ver la mano de goma pero no su mano real. Después, el ilusionista toca o acaricia ligeramente ambas manos en el mismo lugar y de la misma manera.
El sujeto, al ver como se acaricia la mano de goma, la siente como si esa fuera su mano real, que también es acariciada aunque él no pueda verlo. En ese instante, se crea la ilusión: el sujeto siente que la mano de goma es parte de su propio cuerpo. Para muchas personas se trata de una sensación sorprendente e impactante.
La ilusión se describió por primera vez en la década de 1990, pero desde entonces los investigadores han ido mucho más lejos. La siguiente generación de experimentos utilizó las primeras formas de la realidad virtual. El sujeto usaba un casco de RV y miraba su cuerpo que resultaba ser el de un gorila, por ejemplo. Mientras el sujeto lo observaba, el cuerpo virtual recibía un empujón en el pecho. Pero en el mismo instante, el cuerpo real del sujeto era empujado en el mismo lugar. En ese instante, se creaba la ilusión: el sujeto se sentía dueño del cuerpo virtual de gorila.
Las limitaciones de esta técnica estaban claras desde el principio. La ilusión requiere estímulos visuales y táctiles a la vez. Eso es sencillo para una mano de goma, pero se vuelve más difícil para el cuerpo entero, especialmente cuando las extremidades virtuales comienzan a moverse forma distinta a la del cuerpo real del sujeto.
Eso pareció limitar la aplicación de esta ilusión hasta que, en 2010, se produjo un gran avance cuando un equipo de investigación descubrió cómo crear la ilusión de tener otro cuerpo solo con señales visuales. Para lograrlo, siguieron los movimientos del cuerpo del sujeto a nivel de micro-detalle, los movimientos de las manos y los de los dedos. Luego reprodujeron estos movimientos exactos en el cuerpo virtual.
Este enfoque facilita muchísimo el proceso de generar la ilusión de cuerpo completo. Y es el que Krekhov y sus colegas han estudiado para una gama más amplia de modelos. Su trabajo se centra en tres tipos de cuerpos virtuales: un animal de cuatro patas en forma de tigre, un animal volador en forma de murciélago y un insecto con un exoesqueleto completamente diferente en forma de araña.
Su objetivo consiste en explorar los límites de la sensación de poseer otro cuerpo con ejemplos desafiantes. Estos difieren de los cuerpos humanos en la postura, en la forma e incluso en el esqueleto completo. Quieren comprender cómo el cerebro humano reacciona en estos casos ante la ilusión de poseer otro cuerpo, y si es posible llevarla a cabo en los casos más extremos.
Su método es sencillo. Sometieron a la ilusión a 37 voluntarios, midieron sus reacciones y les pidieron que calificaran sus experiencias en comparación con el cuerpo humano. Para crear la ilusión, los investigadores registraron los movimientos del cuerpo de cada participante de forma precisa y los aplicaron al cuerpo virtual.
Los resultados son muy interesantes. Krekhov y sus colegas aseguran que a los humanos se les da sorprendentemente bien adoptar formas extrañas. La investigación detalla: “Nuestro experimento muestra que incluso las arañas, a pesar de tener un esqueleto que difiere bastante del nuestro, ofrecen un grado de ilusión de poseer ese cuerpo similar al que generan los avatares humanoides”.
Es más, algunos cuerpos son mejores que los humanos en ciertas circunstancias. Por ejemplo, los cuerpos de murciélagos son mejores que los cuerpos humanos para crear la sensación de volar. “Nuestros resultados empíricos demuestran que la sensación de poseer un cuerpo virtual también es aplicable a los no humanoides e incluso puede superar a los avatares de tipo humano en ciertos casos”, explican.
La técnica resultó muy popular entre los participantes. Los investigadores les preguntaron qué otros tipos de cuerpos les gustaría probar, con sugerencias que iban desde gatos y perros hasta animales marinos como ballenas y delfines. Pero hubo un claro ganador. La investigación afirma: “Creemos que las criaturas voladoras tienen el mayor potencial para fascinar a los usuarios como objetivos de incorporación en la realidad virtual”.
Se trata de un trabajo interesante que podría tener algunas aplicaciones importantes. La más obvia está en los videojuegos, donde la ilusión de poseer el cuerpo de otro personaje tiene un claro encanto. Pero también existen otras aplicaciones educativas y de formación, además de las inevitables en el mundo de la pornografía.
Por supuesto, existen limitaciones que habría que superar antes de que este tipo de ilusión se pueda generalizar. Los kits de realidad virtual se están volviendo cada vez más comunes, pero esta tecnología tiene que ir acompañada de un equipo de seguimiento preciso del cuerpo. Ese será un paso importante. También habrá que superar los problemas con la RV, que suele marear a los usuarios.
No obstante, lo más sorprendente es que poseer un cuerpo virtual es más fácil que nunca y se puede usar una variedad tan amplia de cuerpos que nadie podía ni imaginar. Esperamos saber más sobre este tema en el futuro.
Fuente: technologyreview.es