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Estos dedos robóticos son tan absurdamente precisos que te permiten acariciar una pulga: así es como funcionan

Este avance permitiría a un ser humano interactuar con pequeños insectos

El sector de la robótica no se centra exclusivamente en la imagen que tenemos del clásico androide. Existen robots alucinantes en el mundo del cine, representados de manera extraordinaria con personajes tan dispares como Wall-E o Terminator, pero la ciencia nos ha demostrado que es capaz de construir brazos robóticos, narices capaces de detectar olores o, como es el caso que nos ocupa, dedos sensibles y de una precisión sin precedentes.

Acariciando pulgas: no es necesario, pero nadie dijo que no fuese algo digno de hacer con dedos robóticos realmente precisos

No se sabe el motivo por el que un grupo de científicos estaría interesado en acariciar bichos, pero la investigación publicada en Scientific Reports nos muestra el avance de la microrobótica en la actualidad. Los investigadores, pertenecientes a la Universidad de Ritsumeikan en Japón, han mostrado la capacidad de su creación, unos dedos robóticos, para poder interactuar con pequeños elementos del entorno y claro, no había mejor manera de probar su avance que con insectos.

Tal y como puedes apreciar en la imagen que te mostramos bajo estas líneas, los minúsculos dedos robóticos pueden ser controlados a través de una interfaz que se acopla a la mano del usuario. Estos dedos, de un tamaño minúsculo, utilizan actuadores musculares artificiales, que convierten energía en un proceso concreto, y sensores para recrear lo que han denominado como un ‘sistema robótico de teleoperación háptico’. ¿El resultado? Ya tienes el sistema perfecto para acariciar a los insectos que encuentres por el camino.

Sensores tan diminutos como los que componen estos dedos robóticos ya habían sido utilizados previamente para medir la fuerza de la pisada de los insectos y de su vuelo, pero ahora es posible utilizarlos para poder interactuar con insectos o con objetos realmente pequeños. En este caso, la fuerza aplicada al insecto de turno ha sido de 10 milinewtons, algo extremadamente débil, pero que podría ser aplicada, por ejemplo, en los sistemas de realidad aumentada del futuro. Qué pena, nos encantaría conocer insectos obsesionados por las caricias de sus humanos favoritos.

Fuente: mundodeportivo.com