El perro robot ya se puede comprar, pero aún no está claro para qué sirve [VIDEO]
Es difícil dejar de mirar a ese perro. Se levanta sobre las patas traseras y mueve las delanteras como si fuera un boxeador. Da saltitos hacia un lado con dos patas, mueve todo el cuerpo sin mover lo que parece su cabeza, es incluso capaz de coger una copa de vino.
No ladra y sigue estrictamente las órdenes de su dueño, que le maneja con un joystick. Es SpotMini, que será el primer robot comercial de la empresa Boston Dynamics. Su presidente, Marc Raibert, presentó el perro mecánico por primera vez en Europa en el Congreso IROS 2018, que se celebra esta semana en Madrid.
Boston Dynamics es una compañía fundada en 1992, célebre por su secretismo y sus esporádicos vídeos en Youtube donde robots como SpotMini andan por la nieve, mueven cajas en una cinta mecánica y se orientan dentro de un almacén. La empresa ha creado un aura de fascinación a base de revelar poca información. Raibert, de 68 años y con una de sus eternas camisas hawaianas, ha venido a Madrid en un viaje fugaz y sin dar entrevistas a la prensa.
Su objetivo, ha dicho en la primera conferencia central de IROS tras la inauguración del rey Felipe, es que “los robots hagan los mismo que los animales y los humanos”. Los ejemplos de la naturaleza que Raibert escoge para imitar no son sencillos: cabras montesas y jóvenes haciendo parkour. un deporte que consiste en correr por la ciudad saltando coches, muros, casas y todo tipo de obstáculos.
Pero, de momento, ahora es la hora de SpotMini, el primer robot de Boston Dynamics que puede ser viable comercialmente. Raibert ha defendido que las empresas deben combinar investigación básica para resolver grandes problemas con la aplicación comercial. A él le ha costado 26 años cumplirlo. Y queda por ver qué éxito tiene este robot de 28 kilos y 90 minutos de autonomía. Boston Dynamics es propiedad del conglomerado japonés SoftBank (antes fue de Google), que parece no presionar mucho a Raibert para convertir su sueño en dólares. El precio de SpotMini es aún un misterio. Un reciente artículo de The New York Timesrevelaba que costaría “lo que un coche”.
SpotMini será una plataforma, como Android o la AppStore, para la que desarrolladores podrán crear hardware o software propios. Raibert ha enseñado colaboraciones muy recientes de SpotMini con una constructora japonesa: SpotMini sube y baja por los pisos de un gran edificio en construcción para tomar imágenes en alta resolución con un aparato especial que lleva sobre el lomo. Para moverse autonómamente, sin embargo, debe disponer del espacio de la obra mapeado. “SpotMini ha andado 160 kilómetros con su propio control en zonas mapeadas para él”, afirma Raibert.
SpotMini ha llevado pequeños paquetes a casas de los empleados de Boston Dynamics en su ciudad, Boston. Es un reclamo para el reparto de paquetes, un sector floreciente. Pero SpotMini no siempre llega a donde debe por la variedad de escaleras, obstáculos y puertas. Y el robot no puede abrir toda clase de picaportes. “Estamos ahora en un 75% de éxito”, asegura Raibert.
El santo grial de las aplicaciones
Raibert considera que las aplicaciones de los robots irán ajustándose a tres plazos. El primero es el actual, y es el caso de SpotMini, que se venderá en 2019: respuesta a emergencias (terremotos, tsunamis), seguridad en el sector de la construcción y entretenimiento. El segundo es un futuro cercano: logística en almacenes y reparto de paquetes. El tercer nivel de desarrollo permitirá que ayuden en las tareas domésticas y en “el santo grial de las aplicaciones” según Raibert, el cuidado de mayores. Millones de estadounidenses dedican la mitad de su tiempo a cuidar a gente mayor. Si un robot es capaz de reemplazarles, la oportunidad de negocio es extraordinaria.
SpotMini es el primer robot comercial de Boston Dynamics. Pero su tecnología más avanzada está en otro producto: el humanoide Atlas. “Es como nuestro coche de carreras, donde ponemos la tecnología top, es más frágil y más caro”, ha dicho Raibert. Atlas pesa como un humano, sube escaleras, camina por la montaña, se cae más que un humano, mueve cajas (con poca precisión, de poco peso y a dos tercios de la velocidad de un humano) y, según el vídeo que presenta la empresa, es capaz de correr y saltar a varios niveles dentro del laboratorio, como si hiciera parkour. Raibert sonría mientras le ve dar botes. SpotMini es solo un paso más en la perfección robótica, el objetivo de su vida.
Fuente: elpais.com